40 AÑOS DEL GOLPE / EL PARLAMENTO DE LA DICTADURA
Con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, el Congreso Nacional fue reemplazado por la Comisión de Asesoramiento Legislativo. La directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado, Norma Morandini, el director del bloque PJ, Ricardo Perreta y el subdirector de archivo, Julio Pitt Villegas reflejan sus vivencias.
La Junta de Comandantes disolvió el Congreso Nacional y lo reemplazó por la Comisión de Asesoramiento Legislativo (CAL), integrada por nueve oficiales superiores -tres por cada una de las Fuerzas Armadas-, encargándole la sanción de los decretos y las leyes.
La CAL estudiaba los proyectos de ley enviados por la Junta que eran considerados de `Significativa Trascendencia¿. Entre el 24 de marzo de 1976 y el 9 de diciembre de 1983 se estipula que los militares sancionaron más de 1700 leyes y 18000 decretos.
"El día del golpe fue drástico, nos encontramos con autoridades policiales en la puerta del Senado con un listado y ahí nos decían quién entraba y quién no", recuerda Ricardo Perreta, uno de los empleados legislativos a los que les negaron el acceso. Fue cesanteado y recién a los seis meses pudo ingresar a la Cámara autorizado por los militares. Perreta es hoy Director del bloque PJ del Senado. Tenía 34 años en el momento del golpe y desde 1974 que trabaja en el Congreso.
Su trabajo cambió. Perreta relata que antes del golpe era "asesor de la Comisión Bicameral Investigadora Especial de Estudio Contrato ALUAR-Estado Nacional, donde se investigaban unas acciones preferenciales que había pedido la anterior dictadura militar. Pero con la dictadura pasé a integrar el Servicio de Asistencia Legislativa, que era el cuerpo de profesionales que asesoraba a la CAL".
"Fueron tiempos muy duros, porque lógicamente nos tenían bajo observación, cada movimiento, cada cosa que asesorábamos o hacíamos, y sentíamos que nuestra labor era en vano". Y lo más difícil "era convivir con un fuerte dolor porque teníamos compañeros que no volvían a trabajar al día siguiente y la esposa o la hermana llamaba por teléfono preguntando por ellos si habían ido a su lugar de trabajo y en fin¿"
Julio Pitt Villegas es actualmente subdirector de archivo del Senado desde 1991. Ingresó al Congreso en 1973 y en 1975 en la Cámara alta, siempre como encargado de archivo. "La CAL fue un Parlamento militar y el Senado se puso a su disposición, en lugar de sacar los cañones a la calle, discutían con un sentido militarista que nada tiene que ver con un sentido democrático", explica.
Su puesto de trabajo no cambió pero si su rutina. "Mi trabajo siguió exactamente igual como encargado del área de archivo pero con la dinámica propia de otra realidad, acá no entraba la documentación que antes entraba y nada quedó archivado, se llevaron todo antes de irse, de la parte legislativa acá no quedo nada", recuerda.
Al repasar aquellos años, Villegas transmite "la desazón" ante el fin de un período constitucional y lo difícil del día a día laboral: "Ellos tenían mucha paranoia. Un día se presentó un teniente coronel que era el Secretario General de la CAL, pidiendo que le saquemos unas cajas porque pensaba que podría haber una persona escondida que le pegara un tiro. Venían vestidos de civil y se ponían el uniforme aquí adentro".
"Una cosa es vivir la vida democrática, con los legisladores caminando por el Senado y solicitándonos información, y en ese tiempo de dictadura el Palacio Legislativo tenía el silencio monacal de la época militar", concluye.
Al fin de la charla, el actual subdirector de archivo señala un portarretrato con seis fotos y expresa con ojos llorosos: "Ellos son mis compañeros legislativos desaparecidos".
Norma Elena Morandini dirige el Observatorio de Derechos Humanos del Senado tras ser designada por la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti. Periodista y política cordobesa, se desempeñó como diputada nacional en el período de 2005 a 2009 y como senadora nacional por su provincia natal entre 2009 y 2015.
Durante la época de la dictadura militar debió abandonar el país -tiene dos hermanos desaparecidos- y emigró a España donde se desempeñó como periodista. Regresó a su país y cubrió el Juicio a las Juntas para el diario O Globo de Brasil y como una de las 10 primeras corresponsales de la revista Cambio 16 en el mundo.
Su recuerdo del 24 de marzo.
Era como un golpe anunciado, en las redacciones se hacían apuestas de que día iba ser el golpe. En ese tiempo yo había venido de Córdoba y era periodista de Clarín, Noticias Argentinas y hacia free lance. Esa fue una época de exilio en Buenos Aires, imagínate llegar de Córdoba para ese momento.
Recuerdo que me enviaron a hacerle una entrevista a Jorge Antonio, dirigente peronista que se había peleado con López Rega y se había ido a España y volvió en esa semana de las vísperas del golpe y luego de la entrevista él me llevó a la puerta y me dijo: "Mija cuídese que se vienen tiempos muy duros". Y estas cosas uno le toma dimensión a través del tiempo.
El día del golpe me mandaron a escribir sobre el clima que había en la calle y yo me acuerdo que dije: "parece un golpe de mate y medialunas porque había una apariencia de normalidad".
Cuando vine de Córdoba en mi facultad había una lista en la que yo estaba, esa lista era de 500 personas y el total de alumnos era 600, estábamos todos. Hay que entender que para los militares lo subversivo era la prensa. La primera medida que toman las tiranías es cancelar la libertad de expresión e imponer la censura.
Al poco tiempo del golpe secuestraron a mis hermanos y me tuve que ir, yo trabajaba en una agencia de noticias italiana.
El golpe en el Congreso.
Nunca olvidaré de una diputada que gritaba que había visto ratas en el Congreso, entonces hubo una desratización, eran ratas en serio, no era metáfora. Antes del golpe el Congreso estuvo cerrado para desratizar.
Entonces, el pretexto que se puso en el Congreso fue la desratización y esto es en lo que debemos ser honestos en el análisis. Un golpe como ese tuvo la complicidad de la política, de la Iglesia y de las empresas.
Hay que condenar al terrorismo porque imparte miedo, pero quien puede juzgar al vecino que muerto de miedo bajaba la persiana para no ver o las familias que tenían desaparecidos que era como tener un estigma.
Dictadura y Derechos Humanos.
Hace 40 años del golpe y mi vida se confunde con eso, mi vida personal, mis hijos, es la vida de uno.
Se han sobreactuado los derechos humanos porque hay culpa escondida. Esta es una sociedad se entera tarde y como llega tarde se llena de culpas.
Llegué a la política desde mi tragedia y nunca hubiera imaginado que el tema de derechos humanos iba a ser mi tema pero no por lo personal. Me tocó ser la contracara, la única que contrariaba las políticas de derechos humanos. Sabía que venía a la política para resolver la relación con el pasado y me tocaron estos diez años donde me convertí en un referente.
Mi designación al frente del Observatorio me da la posibilidad de poder volcar allí mi experiencia. Se lo que puedo y quiero hacer. Tengo muchos proyectos y creo que nuestra principal tarea es dar un sustento conceptual en cada proyecto de ley que ingrese desde la perspectiva de los derechos humanos. Hay que construir una cultura de derechos humanos que son valores de igualdad y de respeto.