Número de Expediente 723/03
N° | Origen | Tipo | Extracto |
---|---|---|---|
723/03 | Senado De La Nación | Proyecto De Resolución | BAR : PROYECTO DE RESOLUCION DISPONIENDO LA PUBLICACION Y DIFUSION EN FORMATO DIGITAL DEL " MENSAJE A LOS PUEBLOS Y GOBIERNOS DEL MUNDO " DEL GRAL. PERON COMO ADHESION AL DIA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE .- |
Listado de Autores |
---|
Bar
, Graciela Yolanda
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
06-05-2003 | 28-05-2003 | 48/2003 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
07-05-2003 | SIN FECHA |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
ORDEN DE GIRO: 1 |
07-05-2003 | 28-02-2005 |
EL EXPEDIENTE CADUCO EL 28-02-2005
ENVIADO AL ARCHIVO : 31-01-0006
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-723/03)
PROYECTO DE RESOLUCIÓN
El Senado de la Nación
RESUELVE
Publicar en la página Web de nuestra Institución y difundir en
las Instituciones Nacionales y Provinciales de Educación y Cultura, en
el formato digital, que se considere más adecuado, el "MENSAJE A LOS
PUEBLOS Y GOBIERNOS DEL MUNDO", del General Juan Domingo Perón, con el
fin de adherir a las actividades que se realicen para conmemorar el DIA
MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE, que se celebra el próximo 5 de Junio del
corriente y crear una conciencia cívica para resguardo del Ambiente en
nuestra nación y en el mundo.
Graciela Bar.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente
En su resolución 2994 (XXVII), de 15 de diciembre de 1972, la Asamblea
General designó el 5 de junio Día Mundial del Medio Ambiente con el
objetivo de promover la conciencia universal sobre la necesidad de
proteger y mejorar el ambiente. Se eligió tal fecha porque ese día se
había iniciado la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio
Humano, celebrada en Estocolmo en 1972, a raíz de la cual se creó el
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En Río de Janeiro, se convocó en el año 2000 a la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Se reunieron
los países para adoptar las decisiones necesarias para reavivar las
esperanzas que había infundido la Conferencia de 1972 y a hacer frente
al desafío de lograr un equilibrio viable y equitativo entre medio
ambiente y desarrollo. Se trabajó en base al tema "2000, Milenio del
Medio Ambiente: Es Hora de Actuar", manifestando que las cuestiones
ambientales están inextricablemente vinculadas a las relacionadas con
la coexistencia pacífica, la cooperación Internacional y el desarrollo
económico.
Han pasado tres años de esa importantísima reunión en la que se debatió
como lograr un medio ambiente saludable y sustentable para la
humanidad.
Por una parte, en estos años, en especial desde mitad del siglo XX, se
tomó conciencia sobre el ecosistema conformado y la necesidad de
conservarlo, al mismo tiempo que se hizo evidente como, en tan corto
tiempo, la humanidad hizo lo posible para destruir el maravillosa
ecosistema que nos brinda sustento.
A pesar de los grandes pasos de avance dados en el reconocimiento de
que el desarrollo debe coexistir con el medioambiente, se continúa
procurando el progreso económico sin importar como se erosionan los
cimientos ecológicos de nuestra existencia. Sin pensar que nuestra
supervivencia misma como especie, tal vez dependa de nuestra capacidad
para conciliar el progreso tecnológico con el progreso moral y ético.
En este nuevo Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora dentro
del marco de las nuevas y recientes guerras, de las catástrofes
naturales en nuestro país, debemos luchar para adoptar medidas
positivas que eviten la degradación de nuestro ambiente.
Hoy más que nunca se ha puesto en evidencia que la naturaleza es
precaria y requiere el cuidado del hombre ¿Cómo organizar ese cuidado?
¿Cómo lograr un uso racional y equitativo de los recursos naturales a
la vez que un aceptable nivel de desarrollo socioeconómico? ¿Cómo dar
respuesta a quienes tienen un interés serio en preservar y mejorar su
calidad de vida? ¿Es posible una sociedad moderna compatible con la
protección del ambiente?
En este sentido quiero incorporar a este debate lo expresado por el
General Juan D. Perón en el año 1972 en Madrid y solicito que se
difunda el "MENSAJE A LOS PUEBLOS Y GOBIERNOS DEL MUNDO" hoy
absolutamente vigente, en el formato que se considere más adecuado.
MENSAJE DE JUAN D. PERON
A LOS PUEBLOS Y GOBIERNOS DEL MUNDO
Madrid, 21 de Febrero de 1972
Hace casi 30 años, cuando aún no se había iniciado el proceso de
descolonización contemporáneo, anunciamos la Tercera Posición en
defensa de la soberanía y autodeterminación de las pequeñas naciones,
frente a los bloques en que se dividieron los vencedores de la Segunda
Guerra Mundial.
Hoy, cuando aquellas pequeñas naciones han crecido en número y
constituyen el gigantesco y multitudinario Tercer Mundo, un peligro
mayor -que afecta a toda la humanidad y pone en peligro su misma
supervivencia- nos obliga a plantear la cuestión en nuevos términos,
que van más allá de lo estrictamente político, que superan las
divisiones partidarias o ideológicas, y entran en la esfera de las
relaciones de la humanidad con la naturaleza.
Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del
mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha
emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la
biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin
freno de la población y la sobreestimación de la tecnología, y de la
necesidad de invertir de inmediato la dirección de esa marcha, a través
de una acción mancomunada internacional.
La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero sólo
puede transformarse en la acción necesaria a través de los dirigentes
políticos. Por eso abordo el tema como dirigente político, con la
autoridad que me da el haber sido el precursor de la posición actual
del Tercer Mundo y con el aval que me dan las últimas investigaciones
de los científicos en la materia.
LOS HECHOS
El ser humano ya no puede ser concebido independientemente del medio
que él mismo ha creado. Ya es una poderosa fuerza biológica, y si
continúa destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo
puede esperar verdaderas catástrofes sociales para las próximas
décadas.
La humanidad esta cambiando las condiciones de vida con tal rapidez que
no llega a adaptarse a las nuevas condiciones. Su acción va más rápido
que su captación de la realidad y el hombre no ha llegado a comprender,
entre otras cosas, que los recursos vitales para él y sus descendientes
derivan de la naturaleza y no de su poder mental . De este modo, a
diario, su vida se transforma en una interminable cadena de
contradicciones.
En el último siglo ha saqueado continentes enteros, y le ha bastado un
par de décadas para convertir ríos y mares en basurales, y el aire de
las grandes ciudades en un gas tóxico y espeso. Inventó el automóvil
para facilitar su traslado, pero ahora ha erigido una civilización del
automóvil, que se asienta sobre un cúmulo de problemas de circulación,
urbanización, seguridad y contaminación en las ciudades, y que agrava
las consecuencias de la vida sedentaria.
DESPILFARRO MASIVO
Las mal llamadas "sociedades de consumo" son, en realidad, sistemas
sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto porque el gasto
produce lucro. Se despilfarra mediante la producción de bienes
innecesarios o superfluos y, entre estos, a los que deberían ser de
consumo duradero, con toda intención se les asigna corta vida porque la
renovación produce utilidades. Se gastan millones en inversiones para
cambiar el aspecto de los artículos, pero no para reemplazar los bienes
dañinos para la salud humana, y hasta se apela a nuevos procedimientos
tóxicos para satisfacer la vanidad humana. Como ejemplo bastan los
autos actuales que debieran haber sido reemplazados por otros con
motores eléctricos, o el tóxico plomo que se agrega a las naftas
simplemente para aumentar el pique de los mismos.
No menos grave resulta el hecho de que los sistemas sociales de
despilfarro de los países tecnológicamente más avanzados funcionan
mediante el consumo de ingentes recursos naturales aportados por el
Tercer Mundo. De este modo el problema de las relaciones dentro de la
humanidad es paradójicamente doble: algunas clases sociales -las de
los países de baja tecnología en particular- sufren los efectos del
hambre, del analfabetismo y las enfermedades, pero al mismo tiempo las
clases sociales y los países que asientan su exceso de consumo en el
sufrimiento de los primeros, tampoco están racionalmente alimentados,
ni gozan de una auténtica cultura o de una vida espiritual o
físicamente sana. Se debaten en medio de la ansiedad y del tedio y los
vicios que produce el ocio mal empleado.
EL ESPEJISMO DE LA TECNOLOGÍA
Lo peor es que, debido a la existencia de poderosos intereses creados o
por la falsa creencia generalizada de que los recursos naturales
vitales para el hombre son inagotables, este estado de cosas tiende a
agravarse. Mientras un fantasma -el hambre- recorre el mundo devorando
55 millones de vidas humanas cada 20 meses, afectando hasta a países
que ayer fueron graneros del mundo y amenazando expandirse de modo
fulmíneo en las próximas décadas, en los centros de más alta tecnología
se anuncia, entre otras maravillas, que pronto la ropa se cortará con
rayos láser y que las amas de casa harán sus compras desde sus hogares
por televisión y las pagarán mediante sistemas electrónicos. La
separación dentro de la humanidad se está agudizando de modo tan
visible que parece que estuviera constituida por más de una especie.
El ser humano, cegado por el espejismo de la tecnología, ha olvidado
las verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras
llega a la Luna gracias a la cibernética, la nueva metalurgia,
combustibles poderosos, la electrónica y una serie de conocimientos
teóricos fabulosos, mata el oxígeno que respira, el agua que bebe y el
suelo que le da de comer, y eleva la temperatura permanente del medio
ambiente sin medir sus consecuencias biológicas. Ya en el colmo de su
insensatez, mata al mar que podía servirle de última base de
sustentación.
DESPUES DE LA TIERRA, EL MAR...
En el curso del último siglo el ser humano ha exterminado cerca de
doscientas especies animales terrestres. Ahora ha pasado a liquidar
las especies marinas. Aparte de los efectos de la pesca excesiva,
amplias zonas de los océanos, especialmente costeras, ya han sido
convertidas en cementerios de peces y crustáceos, tanto por los
desperdicios arrojados como por el petróleo involuntariamente
derramado. Sólo el petróleo liberado por los buques cisterna hundidos
ha matado en la última década cerca de 600.000 millones de peces. Sin
embargo seguimos arrojando al mar más desechos que nunca, perforamos
miles de pozos petrolíferos en el mar o sus costas y ampliamos al
infinito el tonelaje de los petroleros sin tomar medidas de protección
de la fauna y la flora marinas.
...Y EL AGUA POTABLE
La creciente toxicidad del aire de las grandes ciudades es bien
conocida, aunque muy poco se ha hecho para disminuirla. En cambio,
todavía ni siquiera existe un conocimiento mundialmente difundido
acerca del problema planteado por el despilfarro de agua dulce, tanto
para el consumo humano como para la agricultura. La liquidación de
aguas profundas ya ha convertido en desiertos extensas zonas otrora
fértiles del globo, y los ríos han pasado a ser gigantescos desagües
cloacales más que fuentes de agua potable o vías de comunicación. Al
mismo tiempo, la erosión provocada por el cultivo irracional o por la
supresión de la vegetación natural se ha convertido en un problema
mundial, y se pretende reemplazar con productos químicos el ciclo
biológico del suelo, uno de los más complejos de la naturaleza. Para
colmo, muchas fuentes naturales han sido contaminadas; las reservas de
agua dulce están pésimamente repartidas por el planeta, y cuando nos
quedaría como último recurso la desalinización del mar nos enteramos
que una empresa de este tipo, de dimensión universal, exigiría una
infraestructura que la humanidad no está en condiciones de financiar y
armar en este momento.
ALIMENTOS Y ARMAS
Por otra parte, a pesar de la llamada revolución verde, el Tercer Mundo
todavía no ha alcanzado a producir la cantidad de alimentos que
consume, y para llegar a su autoabastecimiento necesita un desarrollo
industrial, reformas estructurales y la vigencia de una justicia social
que todavía esta lejos de alcanzar. Para colmo, el desarrollo de la
producción de alimentos sustitutivos está frenada por la insuficiencia
financiera y las dificultades técnicas.
Por supuesto todos estos desatinos culminan con una tan desenfrenada
como irracional carrera armamentista que le cuesta a la humanidad
200.000 millones de dólares anuales.
A este maremagno de problemas creados artificialmente se suma el
crecimiento explosivo de la humanidad. El número de seres humanos que
puebla el planeta se ha duplicado en el último siglo y volverá a
duplicarse para fines del actual o comienzos del próximo, de continuar
la actual "ratio" de crecimiento. De seguir por este camino, en el año
2500 cada ser humano dispondrá de un solo metro cuadrado sobre el
planeta. Esta visión global está lejana en el tiempo, pero no difiere
mucho de la que ya corresponde a las grandes urbes, y no debe olvidarse
que dentro de veinte años más de la mitad de la humanidad vivirá en
ciudades grandes y medianas.
POLÍTICA DEMOGRÁFICA
Es indudable, pues, que la humanidad necesita tener una política
demográfica. La cuestión es que aún poniéndola en práctica, ya con el
retardo con que comenzaremos, no producirá sus efectos antes de fin de
la década en materia educativa, y antes del fin de siglo en materia
ocupacional. Y que además una política demográfica no produce los
efectos deseados si no va acompañada de una política económica y social
correspondiente. De todos modos, mantener el actual ritmo de
crecimiento de la población humana es tan suicida como mantener el
despilfarro de los recursos naturales en los centros altamente
industrializados donde rige la economía de mercado, o en aquellos
países que han copiado sus modelos de desarrollo. Lo que no debe
aceptarse es que la política demográfica esté basada en la acción de
píldoras que ponen en peligro la salud de quienes la toman o de sus
descendientes.
QUE HACER
Si se observan en su conjunto los problemas que se nos plantean y que
hemos enumerado comprobaremos que provienen tanto de la codicia y la
imprevisión humanas, como de las características de algunos sistemas
sociales, del abuso de la tecnología, del desconocimiento de las
relaciones biológicas y de la progresión natural del crecimiento de la
población humana. Esta heterogeneidad de causas debe dar lugar a una
heterogeneidad de respuestas, aunque en última instancia tengan como
denominador común la utilización de la inteligencia humana. A la
irracionalidad del suicidio colectivo debemos responder con la
racionalidad del deseo de supervivencia.
Para poner freno e invertir esta marcha hacia el desastre es menester
aceptar algunas premisas:
1. son necesarias y urgentes: una revolución mental en los
hombres, especialmente en los dirigentes de los países más altamente
industrializados; una modificación de las estructuras sociales y
productivas en todo el mundo, en particular en los países de alta
tecnología donde rige la economía de mercado, y el surgimiento de una
convivencia biológica dentro de la humanidad y entre la humanidad y el
resto de la naturaleza;
2. esa revolución mental implica comprender que el hombre no puede
reemplazar a la naturaleza en el mantenimiento de una adecuado ciclo
biológico general; que la tecnología es un arma de doble filo; que
el llamado progreso debe tener un límite y que incluso habrá que
renunciar a algunas de las comodidades que nos ha brindado la
civilización; que la naturaleza debe ser restaurada en todo lo
posible, que los recursos naturales resultan agotables y por lo tanto
deben ser cuidados y racionalmente utilizados por el hombre; que el
crecimiento de la población debe ser planificado sin preconceptos de
ninguna naturaleza, que por el momento más importante que planificar el
crecimiento de la población es aumentar la producción y mejorar la
distribución de alimentos y la difusión de servicios sociales como la
educación y la salud pública, y que la educación y el sano
esparcimiento deberán reemplazar el papel que los bienes y servicios
superfluos juegan actualmente en la vida del hombre;
3. cada nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos
naturales. Pero, al mismo tiempo, cada gobierno tiene la obligación de
exigir a sus ciudadanos el cuidado y utilización racional de los
mismos. El derecho a la subsistencia individual impone el deber hacia
la supervivencia colectiva, ya se trate de ciudadanos o pueblos;
4. la modificación de las estructuras sociales y productivas en el
mundo implica que el lucro y el despilfarro no pueden seguir siendo el
motor básico de sociedad alguna, y que la justicia social debe erigirse
en la base de todo sistema, no sólo para beneficio directo de los
hombres sino para aumentar la producción de alimentos y bienes
necesarios; consecuentemente, las prioridades de producción de bienes
y servicios deben ser alteradas en mayor o menor grado según el país de
que se tratare. En otras palabras: necesitamos nuevos modelos de
producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico que, al
mismo tiempo que den prioridad a la satisfacción de las necesidades
esenciales del ser humano, racionen el consumo de recursos naturales y
disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental;
5. necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente
nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno
desarrollo de la personalidad humana en un mundo viciado por la
contaminación del ambiente, exhausto por el hambre y la sed y
enloquecido por el ruido y el hacinamiento. Debemos transformar a las
ciudades cárceles del presentes en las ciudades jardines del futuro;
6. el crecimiento de la población debe ser planificado, en lo
posible de inmediato, pero a través de métodos que no perjudiquen la
salud humana, según las condiciones particulares de cada país (esto no
rige para Argentina, por ejemplo) y en el marco de políticas económicas
y sociales globalmente racionales;
7. la lucha contra la contaminación del ambiente y de la biosfera,
contra el despilfarro de los recursos naturales, el ruido y el
hacinamiento de las ciudades y el crecimiento explosivo de la población
del planeta, debe iniciarse ya a nivel municipal, nacional e
internacional. Estos problemas, en el orden internacional, deben pasar
a la agenda de las negociaciones entre las grandes potencias y a la
vida permanente de las Naciones Unidas con carácter de primera
prioridad. Este, en su conjunto, no es un problema más de la
humanidad, es el problema;
8. todos estos problemas están ligados de manera indisoluble con
el de la justicia social, el de la soberanía política y la
independencia económica del Tercer Mundo, y la distensión y la
cooperación internacionales;
9. muchos de estos problemas deberán ser encarados por encima de
las diferencias ideológicas que separan a los individuos dentro de sus
sociedades o a los Estados dentro de la comunidad internacional.
NOSOTROS, LOS DEL TERCER MUNDO
Finalmente deseo hacer algunas consideraciones para nuestros países del
Tercer Mundo:
1. debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes
de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para
alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los
centros de alta tecnología donde rige la economía de mercado. Ya no
puede producirse un aumento en gran escala de la producción alimenticia
del Tercer Mundo sin un desarrollo paralelo de las industrias
correspondientes. Por eso cada gramo de materia prima que se dejan
arrebatar hoy los países del Tercer Mundo equivale a kilos de alimentos
que dejarán de producir mañana;
2. de nada vale que evitemos el éxodo de nuestros recursos
naturales si seguimos aferrados a métodos de desarrollo, preconizados
por esos mismos monopolios, que significan la negación de un uso
racional de aquellos recursos;
3. en defensa de sus intereses, los países deben propender a las
integraciones regionales y a la acción solidaria;
4. no debe olvidarse que el problema básico de la mayor parte de
los países del Tercer Mundo es la ausencia de una auténtica justicia
social y de participación popular en la conducción de los asuntos
públicos. Sin justicia social el Tercer Mundo no estará en condiciones
de enfrentar las angustiosamente difíciles décadas que se avecinan.
La humanidad debe ponerse en pie de guerra en defensa de sí misma. En
esta tarea gigantesca nadie puede quedarse con los brazos cruzados.
Por eso convoco a todos los pueblos y gobiernos del mundo a una acción
solidaria.
JUAN DOMINGO PERON- Madrid, 21 de Febrero de 1972
Por todo lo expuesto, es que considero la aprobación
del presente proyecto.
Graciela Bar.-
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-723/03)
PROYECTO DE RESOLUCIÓN
El Senado de la Nación
RESUELVE
Publicar en la página Web de nuestra Institución y difundir en
las Instituciones Nacionales y Provinciales de Educación y Cultura, en
el formato digital, que se considere más adecuado, el "MENSAJE A LOS
PUEBLOS Y GOBIERNOS DEL MUNDO", del General Juan Domingo Perón, con el
fin de adherir a las actividades que se realicen para conmemorar el DIA
MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE, que se celebra el próximo 5 de Junio del
corriente y crear una conciencia cívica para resguardo del Ambiente en
nuestra nación y en el mundo.
Graciela Bar.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente
En su resolución 2994 (XXVII), de 15 de diciembre de 1972, la Asamblea
General designó el 5 de junio Día Mundial del Medio Ambiente con el
objetivo de promover la conciencia universal sobre la necesidad de
proteger y mejorar el ambiente. Se eligió tal fecha porque ese día se
había iniciado la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio
Humano, celebrada en Estocolmo en 1972, a raíz de la cual se creó el
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En Río de Janeiro, se convocó en el año 2000 a la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Se reunieron
los países para adoptar las decisiones necesarias para reavivar las
esperanzas que había infundido la Conferencia de 1972 y a hacer frente
al desafío de lograr un equilibrio viable y equitativo entre medio
ambiente y desarrollo. Se trabajó en base al tema "2000, Milenio del
Medio Ambiente: Es Hora de Actuar", manifestando que las cuestiones
ambientales están inextricablemente vinculadas a las relacionadas con
la coexistencia pacífica, la cooperación Internacional y el desarrollo
económico.
Han pasado tres años de esa importantísima reunión en la que se debatió
como lograr un medio ambiente saludable y sustentable para la
humanidad.
Por una parte, en estos años, en especial desde mitad del siglo XX, se
tomó conciencia sobre el ecosistema conformado y la necesidad de
conservarlo, al mismo tiempo que se hizo evidente como, en tan corto
tiempo, la humanidad hizo lo posible para destruir el maravillosa
ecosistema que nos brinda sustento.
A pesar de los grandes pasos de avance dados en el reconocimiento de
que el desarrollo debe coexistir con el medioambiente, se continúa
procurando el progreso económico sin importar como se erosionan los
cimientos ecológicos de nuestra existencia. Sin pensar que nuestra
supervivencia misma como especie, tal vez dependa de nuestra capacidad
para conciliar el progreso tecnológico con el progreso moral y ético.
En este nuevo Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora dentro
del marco de las nuevas y recientes guerras, de las catástrofes
naturales en nuestro país, debemos luchar para adoptar medidas
positivas que eviten la degradación de nuestro ambiente.
Hoy más que nunca se ha puesto en evidencia que la naturaleza es
precaria y requiere el cuidado del hombre ¿Cómo organizar ese cuidado?
¿Cómo lograr un uso racional y equitativo de los recursos naturales a
la vez que un aceptable nivel de desarrollo socioeconómico? ¿Cómo dar
respuesta a quienes tienen un interés serio en preservar y mejorar su
calidad de vida? ¿Es posible una sociedad moderna compatible con la
protección del ambiente?
En este sentido quiero incorporar a este debate lo expresado por el
General Juan D. Perón en el año 1972 en Madrid y solicito que se
difunda el "MENSAJE A LOS PUEBLOS Y GOBIERNOS DEL MUNDO" hoy
absolutamente vigente, en el formato que se considere más adecuado.
MENSAJE DE JUAN D. PERON
A LOS PUEBLOS Y GOBIERNOS DEL MUNDO
Madrid, 21 de Febrero de 1972
Hace casi 30 años, cuando aún no se había iniciado el proceso de
descolonización contemporáneo, anunciamos la Tercera Posición en
defensa de la soberanía y autodeterminación de las pequeñas naciones,
frente a los bloques en que se dividieron los vencedores de la Segunda
Guerra Mundial.
Hoy, cuando aquellas pequeñas naciones han crecido en número y
constituyen el gigantesco y multitudinario Tercer Mundo, un peligro
mayor -que afecta a toda la humanidad y pone en peligro su misma
supervivencia- nos obliga a plantear la cuestión en nuevos términos,
que van más allá de lo estrictamente político, que superan las
divisiones partidarias o ideológicas, y entran en la esfera de las
relaciones de la humanidad con la naturaleza.
Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del
mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha
emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la
biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin
freno de la población y la sobreestimación de la tecnología, y de la
necesidad de invertir de inmediato la dirección de esa marcha, a través
de una acción mancomunada internacional.
La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero sólo
puede transformarse en la acción necesaria a través de los dirigentes
políticos. Por eso abordo el tema como dirigente político, con la
autoridad que me da el haber sido el precursor de la posición actual
del Tercer Mundo y con el aval que me dan las últimas investigaciones
de los científicos en la materia.
LOS HECHOS
El ser humano ya no puede ser concebido independientemente del medio
que él mismo ha creado. Ya es una poderosa fuerza biológica, y si
continúa destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo
puede esperar verdaderas catástrofes sociales para las próximas
décadas.
La humanidad esta cambiando las condiciones de vida con tal rapidez que
no llega a adaptarse a las nuevas condiciones. Su acción va más rápido
que su captación de la realidad y el hombre no ha llegado a comprender,
entre otras cosas, que los recursos vitales para él y sus descendientes
derivan de la naturaleza y no de su poder mental . De este modo, a
diario, su vida se transforma en una interminable cadena de
contradicciones.
En el último siglo ha saqueado continentes enteros, y le ha bastado un
par de décadas para convertir ríos y mares en basurales, y el aire de
las grandes ciudades en un gas tóxico y espeso. Inventó el automóvil
para facilitar su traslado, pero ahora ha erigido una civilización del
automóvil, que se asienta sobre un cúmulo de problemas de circulación,
urbanización, seguridad y contaminación en las ciudades, y que agrava
las consecuencias de la vida sedentaria.
DESPILFARRO MASIVO
Las mal llamadas "sociedades de consumo" son, en realidad, sistemas
sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto porque el gasto
produce lucro. Se despilfarra mediante la producción de bienes
innecesarios o superfluos y, entre estos, a los que deberían ser de
consumo duradero, con toda intención se les asigna corta vida porque la
renovación produce utilidades. Se gastan millones en inversiones para
cambiar el aspecto de los artículos, pero no para reemplazar los bienes
dañinos para la salud humana, y hasta se apela a nuevos procedimientos
tóxicos para satisfacer la vanidad humana. Como ejemplo bastan los
autos actuales que debieran haber sido reemplazados por otros con
motores eléctricos, o el tóxico plomo que se agrega a las naftas
simplemente para aumentar el pique de los mismos.
No menos grave resulta el hecho de que los sistemas sociales de
despilfarro de los países tecnológicamente más avanzados funcionan
mediante el consumo de ingentes recursos naturales aportados por el
Tercer Mundo. De este modo el problema de las relaciones dentro de la
humanidad es paradójicamente doble: algunas clases sociales -las de
los países de baja tecnología en particular- sufren los efectos del
hambre, del analfabetismo y las enfermedades, pero al mismo tiempo las
clases sociales y los países que asientan su exceso de consumo en el
sufrimiento de los primeros, tampoco están racionalmente alimentados,
ni gozan de una auténtica cultura o de una vida espiritual o
físicamente sana. Se debaten en medio de la ansiedad y del tedio y los
vicios que produce el ocio mal empleado.
EL ESPEJISMO DE LA TECNOLOGÍA
Lo peor es que, debido a la existencia de poderosos intereses creados o
por la falsa creencia generalizada de que los recursos naturales
vitales para el hombre son inagotables, este estado de cosas tiende a
agravarse. Mientras un fantasma -el hambre- recorre el mundo devorando
55 millones de vidas humanas cada 20 meses, afectando hasta a países
que ayer fueron graneros del mundo y amenazando expandirse de modo
fulmíneo en las próximas décadas, en los centros de más alta tecnología
se anuncia, entre otras maravillas, que pronto la ropa se cortará con
rayos láser y que las amas de casa harán sus compras desde sus hogares
por televisión y las pagarán mediante sistemas electrónicos. La
separación dentro de la humanidad se está agudizando de modo tan
visible que parece que estuviera constituida por más de una especie.
El ser humano, cegado por el espejismo de la tecnología, ha olvidado
las verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras
llega a la Luna gracias a la cibernética, la nueva metalurgia,
combustibles poderosos, la electrónica y una serie de conocimientos
teóricos fabulosos, mata el oxígeno que respira, el agua que bebe y el
suelo que le da de comer, y eleva la temperatura permanente del medio
ambiente sin medir sus consecuencias biológicas. Ya en el colmo de su
insensatez, mata al mar que podía servirle de última base de
sustentación.
DESPUES DE LA TIERRA, EL MAR...
En el curso del último siglo el ser humano ha exterminado cerca de
doscientas especies animales terrestres. Ahora ha pasado a liquidar
las especies marinas. Aparte de los efectos de la pesca excesiva,
amplias zonas de los océanos, especialmente costeras, ya han sido
convertidas en cementerios de peces y crustáceos, tanto por los
desperdicios arrojados como por el petróleo involuntariamente
derramado. Sólo el petróleo liberado por los buques cisterna hundidos
ha matado en la última década cerca de 600.000 millones de peces. Sin
embargo seguimos arrojando al mar más desechos que nunca, perforamos
miles de pozos petrolíferos en el mar o sus costas y ampliamos al
infinito el tonelaje de los petroleros sin tomar medidas de protección
de la fauna y la flora marinas.
...Y EL AGUA POTABLE
La creciente toxicidad del aire de las grandes ciudades es bien
conocida, aunque muy poco se ha hecho para disminuirla. En cambio,
todavía ni siquiera existe un conocimiento mundialmente difundido
acerca del problema planteado por el despilfarro de agua dulce, tanto
para el consumo humano como para la agricultura. La liquidación de
aguas profundas ya ha convertido en desiertos extensas zonas otrora
fértiles del globo, y los ríos han pasado a ser gigantescos desagües
cloacales más que fuentes de agua potable o vías de comunicación. Al
mismo tiempo, la erosión provocada por el cultivo irracional o por la
supresión de la vegetación natural se ha convertido en un problema
mundial, y se pretende reemplazar con productos químicos el ciclo
biológico del suelo, uno de los más complejos de la naturaleza. Para
colmo, muchas fuentes naturales han sido contaminadas; las reservas de
agua dulce están pésimamente repartidas por el planeta, y cuando nos
quedaría como último recurso la desalinización del mar nos enteramos
que una empresa de este tipo, de dimensión universal, exigiría una
infraestructura que la humanidad no está en condiciones de financiar y
armar en este momento.
ALIMENTOS Y ARMAS
Por otra parte, a pesar de la llamada revolución verde, el Tercer Mundo
todavía no ha alcanzado a producir la cantidad de alimentos que
consume, y para llegar a su autoabastecimiento necesita un desarrollo
industrial, reformas estructurales y la vigencia de una justicia social
que todavía esta lejos de alcanzar. Para colmo, el desarrollo de la
producción de alimentos sustitutivos está frenada por la insuficiencia
financiera y las dificultades técnicas.
Por supuesto todos estos desatinos culminan con una tan desenfrenada
como irracional carrera armamentista que le cuesta a la humanidad
200.000 millones de dólares anuales.
A este maremagno de problemas creados artificialmente se suma el
crecimiento explosivo de la humanidad. El número de seres humanos que
puebla el planeta se ha duplicado en el último siglo y volverá a
duplicarse para fines del actual o comienzos del próximo, de continuar
la actual "ratio" de crecimiento. De seguir por este camino, en el año
2500 cada ser humano dispondrá de un solo metro cuadrado sobre el
planeta. Esta visión global está lejana en el tiempo, pero no difiere
mucho de la que ya corresponde a las grandes urbes, y no debe olvidarse
que dentro de veinte años más de la mitad de la humanidad vivirá en
ciudades grandes y medianas.
POLÍTICA DEMOGRÁFICA
Es indudable, pues, que la humanidad necesita tener una política
demográfica. La cuestión es que aún poniéndola en práctica, ya con el
retardo con que comenzaremos, no producirá sus efectos antes de fin de
la década en materia educativa, y antes del fin de siglo en materia
ocupacional. Y que además una política demográfica no produce los
efectos deseados si no va acompañada de una política económica y social
correspondiente. De todos modos, mantener el actual ritmo de
crecimiento de la población humana es tan suicida como mantener el
despilfarro de los recursos naturales en los centros altamente
industrializados donde rige la economía de mercado, o en aquellos
países que han copiado sus modelos de desarrollo. Lo que no debe
aceptarse es que la política demográfica esté basada en la acción de
píldoras que ponen en peligro la salud de quienes la toman o de sus
descendientes.
QUE HACER
Si se observan en su conjunto los problemas que se nos plantean y que
hemos enumerado comprobaremos que provienen tanto de la codicia y la
imprevisión humanas, como de las características de algunos sistemas
sociales, del abuso de la tecnología, del desconocimiento de las
relaciones biológicas y de la progresión natural del crecimiento de la
población humana. Esta heterogeneidad de causas debe dar lugar a una
heterogeneidad de respuestas, aunque en última instancia tengan como
denominador común la utilización de la inteligencia humana. A la
irracionalidad del suicidio colectivo debemos responder con la
racionalidad del deseo de supervivencia.
Para poner freno e invertir esta marcha hacia el desastre es menester
aceptar algunas premisas:
1. son necesarias y urgentes: una revolución mental en los
hombres, especialmente en los dirigentes de los países más altamente
industrializados; una modificación de las estructuras sociales y
productivas en todo el mundo, en particular en los países de alta
tecnología donde rige la economía de mercado, y el surgimiento de una
convivencia biológica dentro de la humanidad y entre la humanidad y el
resto de la naturaleza;
2. esa revolución mental implica comprender que el hombre no puede
reemplazar a la naturaleza en el mantenimiento de una adecuado ciclo
biológico general; que la tecnología es un arma de doble filo; que
el llamado progreso debe tener un límite y que incluso habrá que
renunciar a algunas de las comodidades que nos ha brindado la
civilización; que la naturaleza debe ser restaurada en todo lo
posible, que los recursos naturales resultan agotables y por lo tanto
deben ser cuidados y racionalmente utilizados por el hombre; que el
crecimiento de la población debe ser planificado sin preconceptos de
ninguna naturaleza, que por el momento más importante que planificar el
crecimiento de la población es aumentar la producción y mejorar la
distribución de alimentos y la difusión de servicios sociales como la
educación y la salud pública, y que la educación y el sano
esparcimiento deberán reemplazar el papel que los bienes y servicios
superfluos juegan actualmente en la vida del hombre;
3. cada nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos
naturales. Pero, al mismo tiempo, cada gobierno tiene la obligación de
exigir a sus ciudadanos el cuidado y utilización racional de los
mismos. El derecho a la subsistencia individual impone el deber hacia
la supervivencia colectiva, ya se trate de ciudadanos o pueblos;
4. la modificación de las estructuras sociales y productivas en el
mundo implica que el lucro y el despilfarro no pueden seguir siendo el
motor básico de sociedad alguna, y que la justicia social debe erigirse
en la base de todo sistema, no sólo para beneficio directo de los
hombres sino para aumentar la producción de alimentos y bienes
necesarios; consecuentemente, las prioridades de producción de bienes
y servicios deben ser alteradas en mayor o menor grado según el país de
que se tratare. En otras palabras: necesitamos nuevos modelos de
producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico que, al
mismo tiempo que den prioridad a la satisfacción de las necesidades
esenciales del ser humano, racionen el consumo de recursos naturales y
disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental;
5. necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente
nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno
desarrollo de la personalidad humana en un mundo viciado por la
contaminación del ambiente, exhausto por el hambre y la sed y
enloquecido por el ruido y el hacinamiento. Debemos transformar a las
ciudades cárceles del presentes en las ciudades jardines del futuro;
6. el crecimiento de la población debe ser planificado, en lo
posible de inmediato, pero a través de métodos que no perjudiquen la
salud humana, según las condiciones particulares de cada país (esto no
rige para Argentina, por ejemplo) y en el marco de políticas económicas
y sociales globalmente racionales;
7. la lucha contra la contaminación del ambiente y de la biosfera,
contra el despilfarro de los recursos naturales, el ruido y el
hacinamiento de las ciudades y el crecimiento explosivo de la población
del planeta, debe iniciarse ya a nivel municipal, nacional e
internacional. Estos problemas, en el orden internacional, deben pasar
a la agenda de las negociaciones entre las grandes potencias y a la
vida permanente de las Naciones Unidas con carácter de primera
prioridad. Este, en su conjunto, no es un problema más de la
humanidad, es el problema;
8. todos estos problemas están ligados de manera indisoluble con
el de la justicia social, el de la soberanía política y la
independencia económica del Tercer Mundo, y la distensión y la
cooperación internacionales;
9. muchos de estos problemas deberán ser encarados por encima de
las diferencias ideológicas que separan a los individuos dentro de sus
sociedades o a los Estados dentro de la comunidad internacional.
NOSOTROS, LOS DEL TERCER MUNDO
Finalmente deseo hacer algunas consideraciones para nuestros países del
Tercer Mundo:
1. debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes
de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para
alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los
centros de alta tecnología donde rige la economía de mercado. Ya no
puede producirse un aumento en gran escala de la producción alimenticia
del Tercer Mundo sin un desarrollo paralelo de las industrias
correspondientes. Por eso cada gramo de materia prima que se dejan
arrebatar hoy los países del Tercer Mundo equivale a kilos de alimentos
que dejarán de producir mañana;
2. de nada vale que evitemos el éxodo de nuestros recursos
naturales si seguimos aferrados a métodos de desarrollo, preconizados
por esos mismos monopolios, que significan la negación de un uso
racional de aquellos recursos;
3. en defensa de sus intereses, los países deben propender a las
integraciones regionales y a la acción solidaria;
4. no debe olvidarse que el problema básico de la mayor parte de
los países del Tercer Mundo es la ausencia de una auténtica justicia
social y de participación popular en la conducción de los asuntos
públicos. Sin justicia social el Tercer Mundo no estará en condiciones
de enfrentar las angustiosamente difíciles décadas que se avecinan.
La humanidad debe ponerse en pie de guerra en defensa de sí misma. En
esta tarea gigantesca nadie puede quedarse con los brazos cruzados.
Por eso convoco a todos los pueblos y gobiernos del mundo a una acción
solidaria.
JUAN DOMINGO PERON- Madrid, 21 de Febrero de 1972
Por todo lo expuesto, es que considero la aprobación
del presente proyecto.
Graciela Bar.-