Número de Expediente 718/03
N° | Origen | Tipo | Extracto |
---|---|---|---|
718/03 | Senado De La Nación | Proyecto De Comunicación | MORALES Y ARANCIO DE BELLER : PROYECTO DE COMUNICACION SOLICITANDO INFORMES ACERCA DE LA IMPLEMENTACION DEL PROGRAMA DE OZONO DONACION BIRF OTF 22031 , EN EL MARCO DEL CUMPLIMIENTO DEL PROTOCOLO DE MONTREAL (LEY 23.778). |
Listado de Autores |
---|
Morales
, Gerardo Rubén
|
Arancio de Beller
, Lylia Mónica
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
05-05-2003 | 28-05-2003 | 48/2003 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
06-05-2003 | 23-09-2003 |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
DE RELACIONES EXTERIORES Y CULTO
ORDEN DE GIRO: 1 |
06-05-2003 | 23-09-2003 |
DE AMBIENTE Y DESARROLLO SUSTENTABLE
ORDEN DE GIRO: 2 |
06-05-2003 | 23-09-2003 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 04-11-2003
Resoluciones
SENADO |
---|
FECHA DE SANCION: 15-10-2003 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: |
NOTA: |
Órdenes del Día
NÚMERO | DE FECHA | ESTADO | ANEXO |
---|---|---|---|
819/03 | 30-09-2003 | APROBADA | Sin Anexo |
PRESIDENCIA/OFICIALES VARIOS
ORIGEN | TIPO | NUMERO | FECHA | AR |
---|---|---|---|---|
PE | RP | 139/04 | 27-04-2004 |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-718/03)
Proyecto de Comunicación
El Senado de la Nación,
Vería con agrado que el Poder Ejecutivo nacional, a través del
organismo correspondiente, informe sobre el cumplimiento en el
territorio nacional del Protocolo de Montreal relativo a las sustancias
que agotan la capa de ozono, ratificado por Ley N° 23.778, y las
medidas implementadas a ese efecto por el Programa de Ozono Donación
BIRF OTF 22031, indicando además subproyectos financiados y resultados
obtenidos.
Gerardo R. Morales.- Mónica Arancio Beller.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente,
La capa de ozono se localiza en la estratósfera, aproximadamente de 15
a 50 Km. sobre la superficie del planeta. El ozono es un compuesto
inestable de tres átomos de oxígeno, el cual actúa como un potente
filtro solar evitando el paso de una pequeña parte de la radiación
ultravioleta (UV) llamada B que se extiende desde los 280 hasta los 320
nanometros (nm).
La radiación UV-B puede producir daño en los seres vivos, dependiendo
de su intensidad y tiempo de exposición; estos daños pueden abarcar
desde eritemas a la piel, conjuntivitis y deterioro en el sistema de
defensas, hasta llegar a afectar el crecimiento de las plantas y dañar
el fitoplancton, con las posteriores consecuencias que esto ocasiona
para el normal desarrollo de la fauna marina.
Hoy se ha demostrado que la aparición del agujero de ozono, a comienzos
de la primavera austral, sobre la Antártida está relacionado con la
fotoquímica de los Clorofluorocarbonos (CFCs), componentes químicos
presentes en diversos productos comerciales como el freón, aerosoles,
pinturas, etcétera.
Es un hecho que los contaminantes, como los CFC se producen
mayoritariamente en el hemisferio norte. El 90% es liberado en Europa,
Rusia, Japón y EEUU. Los CFC suben luego hacia la estratosfera en las
latitudes tropicales debido a los vientos. En forma inmediata estos
contaminantes son trasladados mediante vientos hacia ambos polos.
Así la estratosfera contiene aproximadamente una capacidad homogénea de
cloro sobre todas las latitudes. Pero ambos polos tienen una
meteorología muy diferente debido a su distinta superficie terrestre.
El polo Sur tiene grandes extensiones de tierra, las cuales están
rodeadas de mar.
Estas condiciones producen bajas temperaturas en la estratosfera, lo
que crea nubes polares estratosféricas. Finalmente estas nubes crean un
ambiente químico propicio para la destrucción de ozono en la época de
Primavera Austral, que se extiende entre septiembre hasta diciembre
cada año.
En el polo Norte Las temperaturas estratosféricas son más elevadas, por
lo que no se forman tantas nubes y la destrucción de ozono es mucho
menor, la pregunta más específica aquí es si el cloro en la
estratosfera proviene mayoritariamente por acción del hombre o la
naturaleza.
Existen muchos compuestos naturales sobre la superficie terrestre que
contienen cloro, pero ellos son solubles en agua, por lo que no pueden
alcanzar la estratosfera. Grandes cantidades de cloro (en forma de
cloruro de sodio) son evaporadas de los océanos, pero son solubles en
agua por lo que son atrapados por las nubes y vuelven a bajar en gotas
de agua, nieve o hielo.
Otra fuente de cloro es la de las piscinas, pero este cloro también es
soluble en agua. El cloruro de hidrógeno, producto de las erupciones
volcánicas es un claro ejemplo de un contaminante natural, pero este
cloro es convertido en ácido clorhídrico, el cual es soluble en agua
por lo que no alcanza la estratosfera.
En cambio, halocarbonos hechos por el hombre, como los CFCs,
tetracloruro de carbono (CCI4) y metil cloroformo (CH·CCI3) no son
solubles en el agua, por lo que no caen con la lluvia o nieve y
alcanzan la estratosfera.
Hoy se estima que los índices de cáncer de piel aumentaron debido a la
disminución del ozono estratosférico. El tipo más común de cáncer de
piel, el denominado no-melanoma, es causa de las exposiciones a la
radiación UV-B durante varios años.
Existen ya personas que han recibido la dosis de UV-B que puede
provocar este tipo de cáncer. Se calcula que entre 1979 y 1993 este
tipo de dosis de UV-B se incrementó en un 8,9 por ciento en los 55°
latitud Norte (aproximadamente a la altura de Copenhague y Moscú); 11,1
por ciento a los 45° latitud Norte (Venecia y Montreal); y 9,8 por
ciento a los 35° latitud Norte (Chipre, Tokio y Menphis). El promedio
entre los 55° y los 35° latitud Norte fue del 10 por ciento y se estima
que los incrementos fueron mayores en el hemisferio sur.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
pronostica que a una tasa anual de 10 por ciento de pérdida de ozono
durante varias décadas, el aumento en casos de cáncer de piel rondará
los 250.000 por año.
Incluso teniendo en cuenta los acuerdos actuales para la eliminación de
sustancias que agotan la capa de ozono (SAO), un modelo realista
indicaría que el cáncer de piel aumentaría a un 25 por ciento por
encima del nivel de 1980 para el año 2050, a lo largo de los 50°
latitud Norte. El cáncer de piel más letal, denominado melanoma,
también podría incrementar su frecuencia.
Las defensas de una persona para combatir las infecciones dependen de
la fortaleza de su sistema inmunológico. Se sabe que la exposición a la
luz ultravioleta reduce la efectividad del sistema inmunológico, no
sólo relacionándose con las infecciones a la piel sino también con
aquellas verificables en otros partes del organismo.
PNUMA destaca que los efectos sobre el sistema inmunológico encierra
uno de los interrogantes de mayor preocupación y sugiere que la
exposición a la radiación UV-B podría influenciar adversamente la
inmunidad contra enfermedades infecciosas. Por ejemplo: leishmaniasis y
malaria, e infecciones micóticas como la cándida.
La exposición a la radiación UV-B bien puede hacer que el sistema
inmunológico tolere la enfermedad en lugar de combatirla. Esto podría
significar la inutilidad de los programas de vacunación tanto en países
industrializados como en vías de desarrollo.
El aumento de radiación UV-B implica la formación de cáncer de piel,
como ya lo vimos en seres humanos, pero dicho problema también se
manifiesta en animales y plantas. Esto se ha estudiado en cabras,
vacas, gatos, perros, ovejas y animales de laboratorio y probablemente
esté señalando que se trata de una característica común a varias
especies. Las infecciones en bovinos pueden agravarse con un aumento de
la radiación UV-B.
En muchas plantas la radiación UV-B puede tener los siguientes efectos
adversos: alterar su forma y dañar crecimiento de plantas; reducir el
crecimiento de los árboles; cambiar los tiempos de florecimiento; hacer
que las plantas sean más vulnerables a las enfermedades y que produzcan
sustancias tóxicas.
Incluso podría haber pérdidas de biodiversidad y especies. Entre los
cultivos en los que se registraron efectos negativos debido a la
incidencia de la radiación UV-B figuran la soja y el arroz.
Las pérdidas de ozono en la alta atmósfera hacen que los rayos UV-B
incrementen los niveles de ozono en la superficie terrestre, sobre todo
en áreas urbanas y suburbanas, alcanzando concentraciones
potencialmente nocivas durante las primeras horas del día.
El ozono de baja altura puede causar problemas respiratorios y agravar
el asma, así como también dañar a los árboles y a algunos cereales.
Además, los bajos niveles de ozono contribuyen con el incremento de los
problemas causados por la lluvia ácida.
A lo dicho se suma la pérdida del fitoplancton, base de la cadena
alimentaria marina, que ha sido observada como causa del aumento de la
radiación ultravioleta. Bajo el agujero de ozono en la Antártida la
productividad del fitoplancton decreció entre el 6 y el 12 por ciento.
PNUMA indica que un 16 por ciento de disminución de ozono podría
resultar en un 5 por ciento de pérdida de fitoplancton, lo cual
significaría una pérdida de 7 millones de toneladas de pescado por año
- alrededor del 7 por ciento de la producción pesquera mundial. El 30
por ciento del consumo humano de proteínas proviene del mar, esta
proporción aumenta aún más en los países en vías de desarrollo.
Desde 1985, en que se adoptó el Convenio de Viena para la protección de
la capa de ozono, que fue sucedido por varios acuerdos internacionales
(protocolo de Montreal en 1987 y enmiendas de Londres, 1990;
Copenhague, 1992; Viena, 1995 y Montreal, 1997), se ha logrado un
recorte sustancial en la producción de los famosos CFCs (compuestos
clorofluorocarbonados), principales responsables de la destrucción del
ozono.
Según la enmienda de Montreal (1997), el uso y producción de BrMe debe
terminar en los países desarrollados en 2005 y en los países "en vías
de desarrollo" en 2015 (con posibles excepciones para "usos
esenciales"). La industria del BrMe ha luchado y lucha denodadamente
por retrasar el final del uso de esta sustancia, presentándose como
defensora de los agricultores y de los países pobres.
Una iniciativa de la Comisión Europea para adelantar la prohibición del
BrMe a 2001 no ha salido adelante, por presiones de países como España,
fiel defensora de los intereses de los bromuradores. La agricultura
española es una consumidora importante de este compuesto, ocupando el
segundo lugar en la UE tras Italia (unas 4.000 toneladas en 1995, es
decir, del orden de un 5% del total mundial); casi la mitad de ellas se
usan en Huelva (fresón) y Murcia (pimiento).
Por todo lo expuesto, es que solicito la aprobación de la presente
iniciativa.
Gerardo R. Morales.- Mónica Arancio Beller.-
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-718/03)
Proyecto de Comunicación
El Senado de la Nación,
Vería con agrado que el Poder Ejecutivo nacional, a través del
organismo correspondiente, informe sobre el cumplimiento en el
territorio nacional del Protocolo de Montreal relativo a las sustancias
que agotan la capa de ozono, ratificado por Ley N° 23.778, y las
medidas implementadas a ese efecto por el Programa de Ozono Donación
BIRF OTF 22031, indicando además subproyectos financiados y resultados
obtenidos.
Gerardo R. Morales.- Mónica Arancio Beller.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente,
La capa de ozono se localiza en la estratósfera, aproximadamente de 15
a 50 Km. sobre la superficie del planeta. El ozono es un compuesto
inestable de tres átomos de oxígeno, el cual actúa como un potente
filtro solar evitando el paso de una pequeña parte de la radiación
ultravioleta (UV) llamada B que se extiende desde los 280 hasta los 320
nanometros (nm).
La radiación UV-B puede producir daño en los seres vivos, dependiendo
de su intensidad y tiempo de exposición; estos daños pueden abarcar
desde eritemas a la piel, conjuntivitis y deterioro en el sistema de
defensas, hasta llegar a afectar el crecimiento de las plantas y dañar
el fitoplancton, con las posteriores consecuencias que esto ocasiona
para el normal desarrollo de la fauna marina.
Hoy se ha demostrado que la aparición del agujero de ozono, a comienzos
de la primavera austral, sobre la Antártida está relacionado con la
fotoquímica de los Clorofluorocarbonos (CFCs), componentes químicos
presentes en diversos productos comerciales como el freón, aerosoles,
pinturas, etcétera.
Es un hecho que los contaminantes, como los CFC se producen
mayoritariamente en el hemisferio norte. El 90% es liberado en Europa,
Rusia, Japón y EEUU. Los CFC suben luego hacia la estratosfera en las
latitudes tropicales debido a los vientos. En forma inmediata estos
contaminantes son trasladados mediante vientos hacia ambos polos.
Así la estratosfera contiene aproximadamente una capacidad homogénea de
cloro sobre todas las latitudes. Pero ambos polos tienen una
meteorología muy diferente debido a su distinta superficie terrestre.
El polo Sur tiene grandes extensiones de tierra, las cuales están
rodeadas de mar.
Estas condiciones producen bajas temperaturas en la estratosfera, lo
que crea nubes polares estratosféricas. Finalmente estas nubes crean un
ambiente químico propicio para la destrucción de ozono en la época de
Primavera Austral, que se extiende entre septiembre hasta diciembre
cada año.
En el polo Norte Las temperaturas estratosféricas son más elevadas, por
lo que no se forman tantas nubes y la destrucción de ozono es mucho
menor, la pregunta más específica aquí es si el cloro en la
estratosfera proviene mayoritariamente por acción del hombre o la
naturaleza.
Existen muchos compuestos naturales sobre la superficie terrestre que
contienen cloro, pero ellos son solubles en agua, por lo que no pueden
alcanzar la estratosfera. Grandes cantidades de cloro (en forma de
cloruro de sodio) son evaporadas de los océanos, pero son solubles en
agua por lo que son atrapados por las nubes y vuelven a bajar en gotas
de agua, nieve o hielo.
Otra fuente de cloro es la de las piscinas, pero este cloro también es
soluble en agua. El cloruro de hidrógeno, producto de las erupciones
volcánicas es un claro ejemplo de un contaminante natural, pero este
cloro es convertido en ácido clorhídrico, el cual es soluble en agua
por lo que no alcanza la estratosfera.
En cambio, halocarbonos hechos por el hombre, como los CFCs,
tetracloruro de carbono (CCI4) y metil cloroformo (CH·CCI3) no son
solubles en el agua, por lo que no caen con la lluvia o nieve y
alcanzan la estratosfera.
Hoy se estima que los índices de cáncer de piel aumentaron debido a la
disminución del ozono estratosférico. El tipo más común de cáncer de
piel, el denominado no-melanoma, es causa de las exposiciones a la
radiación UV-B durante varios años.
Existen ya personas que han recibido la dosis de UV-B que puede
provocar este tipo de cáncer. Se calcula que entre 1979 y 1993 este
tipo de dosis de UV-B se incrementó en un 8,9 por ciento en los 55°
latitud Norte (aproximadamente a la altura de Copenhague y Moscú); 11,1
por ciento a los 45° latitud Norte (Venecia y Montreal); y 9,8 por
ciento a los 35° latitud Norte (Chipre, Tokio y Menphis). El promedio
entre los 55° y los 35° latitud Norte fue del 10 por ciento y se estima
que los incrementos fueron mayores en el hemisferio sur.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
pronostica que a una tasa anual de 10 por ciento de pérdida de ozono
durante varias décadas, el aumento en casos de cáncer de piel rondará
los 250.000 por año.
Incluso teniendo en cuenta los acuerdos actuales para la eliminación de
sustancias que agotan la capa de ozono (SAO), un modelo realista
indicaría que el cáncer de piel aumentaría a un 25 por ciento por
encima del nivel de 1980 para el año 2050, a lo largo de los 50°
latitud Norte. El cáncer de piel más letal, denominado melanoma,
también podría incrementar su frecuencia.
Las defensas de una persona para combatir las infecciones dependen de
la fortaleza de su sistema inmunológico. Se sabe que la exposición a la
luz ultravioleta reduce la efectividad del sistema inmunológico, no
sólo relacionándose con las infecciones a la piel sino también con
aquellas verificables en otros partes del organismo.
PNUMA destaca que los efectos sobre el sistema inmunológico encierra
uno de los interrogantes de mayor preocupación y sugiere que la
exposición a la radiación UV-B podría influenciar adversamente la
inmunidad contra enfermedades infecciosas. Por ejemplo: leishmaniasis y
malaria, e infecciones micóticas como la cándida.
La exposición a la radiación UV-B bien puede hacer que el sistema
inmunológico tolere la enfermedad en lugar de combatirla. Esto podría
significar la inutilidad de los programas de vacunación tanto en países
industrializados como en vías de desarrollo.
El aumento de radiación UV-B implica la formación de cáncer de piel,
como ya lo vimos en seres humanos, pero dicho problema también se
manifiesta en animales y plantas. Esto se ha estudiado en cabras,
vacas, gatos, perros, ovejas y animales de laboratorio y probablemente
esté señalando que se trata de una característica común a varias
especies. Las infecciones en bovinos pueden agravarse con un aumento de
la radiación UV-B.
En muchas plantas la radiación UV-B puede tener los siguientes efectos
adversos: alterar su forma y dañar crecimiento de plantas; reducir el
crecimiento de los árboles; cambiar los tiempos de florecimiento; hacer
que las plantas sean más vulnerables a las enfermedades y que produzcan
sustancias tóxicas.
Incluso podría haber pérdidas de biodiversidad y especies. Entre los
cultivos en los que se registraron efectos negativos debido a la
incidencia de la radiación UV-B figuran la soja y el arroz.
Las pérdidas de ozono en la alta atmósfera hacen que los rayos UV-B
incrementen los niveles de ozono en la superficie terrestre, sobre todo
en áreas urbanas y suburbanas, alcanzando concentraciones
potencialmente nocivas durante las primeras horas del día.
El ozono de baja altura puede causar problemas respiratorios y agravar
el asma, así como también dañar a los árboles y a algunos cereales.
Además, los bajos niveles de ozono contribuyen con el incremento de los
problemas causados por la lluvia ácida.
A lo dicho se suma la pérdida del fitoplancton, base de la cadena
alimentaria marina, que ha sido observada como causa del aumento de la
radiación ultravioleta. Bajo el agujero de ozono en la Antártida la
productividad del fitoplancton decreció entre el 6 y el 12 por ciento.
PNUMA indica que un 16 por ciento de disminución de ozono podría
resultar en un 5 por ciento de pérdida de fitoplancton, lo cual
significaría una pérdida de 7 millones de toneladas de pescado por año
- alrededor del 7 por ciento de la producción pesquera mundial. El 30
por ciento del consumo humano de proteínas proviene del mar, esta
proporción aumenta aún más en los países en vías de desarrollo.
Desde 1985, en que se adoptó el Convenio de Viena para la protección de
la capa de ozono, que fue sucedido por varios acuerdos internacionales
(protocolo de Montreal en 1987 y enmiendas de Londres, 1990;
Copenhague, 1992; Viena, 1995 y Montreal, 1997), se ha logrado un
recorte sustancial en la producción de los famosos CFCs (compuestos
clorofluorocarbonados), principales responsables de la destrucción del
ozono.
Según la enmienda de Montreal (1997), el uso y producción de BrMe debe
terminar en los países desarrollados en 2005 y en los países "en vías
de desarrollo" en 2015 (con posibles excepciones para "usos
esenciales"). La industria del BrMe ha luchado y lucha denodadamente
por retrasar el final del uso de esta sustancia, presentándose como
defensora de los agricultores y de los países pobres.
Una iniciativa de la Comisión Europea para adelantar la prohibición del
BrMe a 2001 no ha salido adelante, por presiones de países como España,
fiel defensora de los intereses de los bromuradores. La agricultura
española es una consumidora importante de este compuesto, ocupando el
segundo lugar en la UE tras Italia (unas 4.000 toneladas en 1995, es
decir, del orden de un 5% del total mundial); casi la mitad de ellas se
usan en Huelva (fresón) y Murcia (pimiento).
Por todo lo expuesto, es que solicito la aprobación de la presente
iniciativa.
Gerardo R. Morales.- Mónica Arancio Beller.-