Número de Expediente 520/03
N° | Origen | Tipo | Extracto |
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520/03 | Senado De La Nación | Proyecto De Resolución | FALCO : PROYECTO DE RESOLUCION CONMEMORANDO LA ADOPCION DEL SUFRAGIO UNIVERSAL , SECRETO Y OBLIGATORIO EN LA REPUBLICA ARGENTINA .- |
Listado de Autores |
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Falco
, Luis
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
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10-04-2003 | 28-05-2003 | 36/2003 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
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11-04-2003 | SIN FECHA |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
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ORDEN DE GIRO: 1 |
11-04-2003 | 28-02-2005 |
EL EXPEDIENTE CADUCO EL 28-02-2005
ENVIADO AL ARCHIVO : 31-01-0006
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-0520/03)
PROYECTO DE RESOLUCIÓN
El Senado de la Nación
RESUELVE:
Conmemorar la adopción del sufragio universal, secreto y obligatorio en
la República Argentina, instituido por la ley 8871 -Ley Sáenz Peña-, al
haberse cumplido el 7 de abril de 2003 el 91º aniversario de los
primeros comicios efectuados bajo su plena vigencia.
Luis A. Falcó.-
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
"¡En este país no se ha votado nunca!". Con esta afirmación el propio
Joaquín V. González, uno de los más formidables intelectuales
defensores del "régimen" creado por el General Julio A. Roca, admitía
públicamente, como senador nacional, que desde la sanción de la
Constitución de1853 las elecciones eran dominadas por el fraude.
Desde 1890, la agrupación política que luego constituiría la Unión
Cívica Radical venía luchando denodadamente por conseguir la plena
vigencia del concepto de soberanía popular, resumido en el cumplimiento
irrestricto de la letra de la Constitución y en la transparencia de los
procesos electorales.
Esta fue la principal meta aglutinante que se plantearon hombres como
Leandro N. Além e Hipólito Yrigoyen. Esta fue la bandera que,
transformada operativamente en una actitud de intransigencia y
"abstención revolucionaria", dio primitiva razón de ser a un fuerza
política llamada a convertirse en redentora y salvaguarda de la
Constitución Nacional.
Los derechos políticos estaban allí, claramente enunciados, por una
Carta Magna que "El Régimen", encabezado por la liga de gobernadores
que respondía desde 1880 al general Roca, se encargaba sistemáticamente
de ignorar.
Hasta la sanción de la denominada Ley Sáenz Peña (10/02/1912) una
ínfima porción de la población tomaba parte de los comicios, los que
además eran manipulados por distintos mecanismos fraudulentos,
alentados por el gobierno.
Para votar era necesario empadronarse en un registro electoral y las
comisiones empadronadoras juzgaban quiénes cumplían o no con los
requisitos. Aquí comenzaba el fraude mediante inscripciones indebidas,
omisión deliberada de nombres y hasta la anotación de fallecidos.
Los electores habilitados para votar concurrían al comicio "arreados"
como pequeñas turbas por los capataces de sus patrones. Esta forma
masiva de presentarse a la votación intimidaba a los opositores y
generaba tal desorden frente a las mesas que daba lugar a cualquier
tipo de maniobra irregular.
El voto era "cantado", es decir, los votantes, al emitir el sufragio,
pronunciaban en voz alta el nombre del candidato al que apoyaban. Se
volcaban registros, se sustraían boletas y los votos solían comprarse
con dinero que se hacía efectivo al regresar a las estancias o bien se
transformaba en vales para la pulpería.
En este marco de arbitrariedad y absoluto descontrol, los niveles de
participación resultaban escasos. La legitimidad democrática era formal
y ficticia en un escenario político absolutamente restringido, dominado
por los "dueños del poder".
Mientras tanto, el país crecía de manera impresionante en términos
demográficos y las nuevas generaciones de argentinos veían vedada la
posibilidad de hacer efectiva su participación política.
A modo ilustrativo, presentamos a continuación un cuadro comparativo
del nivel de participación en las elecciones presidenciales entre
1853-1910 (Statistical Abstract of Latin America, Cap. 34).
Aaño Presidente electo Votantes Población país
Porcentaje
1853 Urquiza 6.400 640.000 1
1859 Derqui 12.800 1.280.000 1
1862 Mitre 14.000 1.400.000 1
1868 Sarmiento 16.900 1.688.000 1
1874 Avellaneda 25.800 2.154.000 1.2
1880 Roca 52.800 2.640.000 2
1886 Juárez Celman 61.900 3.094.000 2
1892 Luis Sáenz Peña 77.200 3.858.000 2
1898 Roca 89.200 4.462.000 2
1904 Quintana 143.000 5.716.000 2.5
1910 Roque Sáenz Peña 199.000 7.092.000 2.8
Frente a este injusto panorama, el radicalismo se fue haciendo cada más
fuerte hasta convertirse -para el régimen- en un verdadero problema. Es
que la postura intransigente, conspirativa y abstencionista del
yrigoyenismo ganaba cada vez más adeptos.
Hacia 1910 el flamante presidente Roque Sáenz Peña comprendió, al fin,
que resultaría imposible trabar la plena vigencia de la Constitución y
de las debidas garantías electorales por mucho tiempo más sin que ello
aparejara un agravamiento acelerado de la situación política, que
tornaría ingobernable al país.
Así fue como decidió emprender "un gobierno para el país y no para mis
amigos" (tal como le confió por carta al diputado José M. Olmedo) y
puso manos a la obra para sancionar una serie de leyes que
cristalizaran en una gran reforma electoral. Se propuso ponerle fin al
carácter voluntario del voto y a la falta de garantías con respecto a
su privacidad.
Roque Sáenz Peña tiene el enorme mérito de haber sido un visionario. Su
gobierno, que comenzó con la misma ilegitimidad de origen que los de
sus predecesores, culminó legitimado por su consecuencia democrática,
su honestidad y una reforma que abrió las puertas de la participación
política a miles de argentinos.
Decidido a conciliar con el radicalismo, Sáenz Peña mantuvo dos
reuniones claves con Hipólito Yrigoyen en 1910. Ambas se mantuvieron en
máxima reserva. En ellas el Presidente manifestó la necesidad de que el
radicalismo cesara su prédica revolucionaria y abstencionista, y el
líder opositor prometió participar en elecciones si el sistema
electoral era cambiado en términos positivos.
Así fue como prontamente aparecieron las leyes 8129, de enrolamiento
obligatorio y de unificación de registros electorales con los registros
militares, y 8130, que creaba el fuero electoral para la confección de
los padrones.
Estas dos leyes allanaron el camino para que, finalmente, se sancionara
el 10 de febrero de 1912 la ley 8871 que estableció, sobre la base del
padrón legislado, el sufragio masculino, universal, secreto y
obligatorio para todos los ciudadanos argentinos o naturalizados
mayores de 18 años.
Se abrió así una nueva era en la vida política argentina, y el 7 de
abril se realizaron las primeras elecciones de diputados nacionales en
la Provincia de Santa Fe bajo la nueva ley.
El nivel de participación electoral fue sorprendente comparado con el
de las elecciones para gobernador que se había realizado apenas una
semana antes. En efecto: para la elección de gobernador el 30 de marzo
votó -sin la aplicación de la ley 8871 porque se trataba de comicios
provinciales- el 59,9% del padrón habilitado, y el 7 de abril el 75,6%
para la de diputados.
Se puede asegurar que la ley que con este proyecto recordamos fue un
enorme avance político para un país en pleno crecimiento y maduración
democrática. Un verdadero ejemplo de comprensión de la situación
política que atravesaba el país y de la potente aspiración republicana
de los argentinos.
Aunque luego vinieron los golpes militares y el fraude volvió a regir
los destinos de la República durante períodos escandalosos, esta
práctica quedó herida de muerte en beneficio del pueblo argentino, de
la plena vigencia constitucional y de la democracia.
Por estas razones, al cumplirse 91 años de la primera elección
celebrada bajo la ley que consagró el sufragio universal, secreto y
obligatorio, le rendimos sentido homenaje, en la convicción de que ha
sido una conquista justa y un jalón político trascendental para la
República Argentina.
Con tal motivo, solicitamos a nuestros pares la aprobación de la
presente iniciativa.
Luis A. Falcó.-