Número de Expediente 447/03
N° | Origen | Tipo | Extracto |
---|---|---|---|
447/03 | Senado De La Nación | Proyecto De Comunicación | MORALES Y ARANCIO DE BELLER :PROYECTO DE COMUNICACION SOLICITANDO INFORMES SOBRE LA EJECUCION DEL PROGRAMA NACIONAL DE LUCHA CONTRA LA DESERTIFICACION .- |
Listado de Autores |
---|
Morales
, Gerardo Rubén
|
Arancio de Beller
, Lylia Mónica
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
03-04-2003 | 09-04-2003 | 31/2003 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
04-04-2003 | SIN FECHA |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
DE POBLACIÓN Y DESARROLLO HUMANO
ORDEN DE GIRO: 1 |
04-04-2003 | 28-02-2005 |
EL EXPEDIENTE CADUCO EL 28-02-2005
ENVIADO AL ARCHIVO : 20-01-2006
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-0447/03)
PROYECTO DE COMUNICACIÓN
El Senado de la Nación
Vería con agrado que el Poder Ejecutivo nacional, a través del
organismo correspondiente, informe sobre la ejecución del Programa
Nacional de Lucha contra la Desertificación, indicando actividades,
metas propuestas y resultados conseguidos en los programas
Subregionales de Chaco, Puna y Región de Atacama.
Gerardo R. Morales.- Lylia M. Arancio de Beller.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente,
La desertificación es un proceso que afecta profundamente a la mayoría
de los países en desarrollo, resultado del impacto de la presión humana
sobre ecosistemas en regiones áridas y semiáridas. Los semidesiertos y
áreas subhúmedas son vulnerables por su inestabilidad natural innata
que es función de la amplia variación de las precipitaciones -
estacionales y anuales - lo que permite una capacidad de uso de tierras
limitada.
Sus efectos se relacionan con la degradación y desaparición de los
recursos naturales y el incremento de áreas que se transforman
lisamente en desiertos. La desertificación es un proceso complejo, de
efecto duradero que se ve fuertemente intensificado por las sequías y
por la acción antrópica a través de prácticas inadecuadas de producción
y cultivos inapropiados - altamente demandantes de insumos -,
sobrepastoreo y desmonte de bosques.
Si se tiene en cuenta que más del 75 % del país posee climas áridos y
semiáridos, concluimos que unas 187.000.000 de hectáreas deben recibir
un manejo especial y apropiado, acorde a su potencialidad y grado de
sustentabilidad, situación que no sucede.
A poco que se mire, la degradación y erosión de suelos tienen en
Argentina una gravedad desconocida por muchos. Las hectáreas con
erosión eólica severa representan unos 14.400.000 a los que se suman
otras 9.000.000 de erosión eólica moderada. Las causas se deben al
desconocimiento de la estructura y dinámica de los ecosistemas.
Además del inadecuado manejo de las cuencas hidrográficas, cuentan
también los sistemas de desmonte, uso irracional del fuego, invasión de
especies vegetales de vida corta y escasa cobertura, intensificación de
la agricultura, sobrecarga ganadera, condicionados generalmente por una
sobre explotación económica insostenible de los recursos.
Generalmente el deterioro es un proceso que ocurre a una escala más
lenta que la dinámica económica, motivo por el cuál se subvaloran sus
consecuencias. Las áreas degradadas son de muy difícil y costosa
recuperación, y se distribuyen en las ecoregiones de la Puna, la región
de Atacama y la porción más seca del Gran Chaco, a los que debemos
sumar los mejores suelos del país - los de la Pampa Húmeda - que
presentan procesos de erosión en distinto grado, pero en general,
factibles de ser recuperados con prácticas adecuadas. También, toda la
zona patagónica presenta problemas vinculados a la erosión de suelos.
En la cuenca del Plata hay cuatro áreas de erosión potencial alta (120
a 360 t/ha/año) y muy alta (mayor de 360 t/ha/año) al igual que en
otras cuencas, altamente productivas como las de los ríos Arrecifes y
Carcarañá, afectadas estas últimas por procesos de erosión hídrica.
Las prácticas de deforestación y desmonte han hecho que más del 80 % de
la tierra plana - con bosques y arbustales - con potencial agrícola de
secano estén desmontados en las ecoregiones Pampeana, Selva Tucumano
Oranense, el Gran Chaco, el Espinal y hasta la selva Paranaense.
En muchos casos, las nuevas tecnologías agrícolas insumodepedientes,
facilitan el avance de la agricultura extensiva sobre áreas antes
vedadas, lo que favorecería un proceso de degradación del ecosistema,
oculto bajo los niveles de productividad de los cultivos de alta
respuesta.
La fuga de materiales - resultado de la erosión - sumado a una
extracción minera de nutrientes por parte de la agricultura y el
abandono de las rotaciones con ganadería, está planteando que los
suelos más ricos del país, y que se hallan entre las 6 regiones de más
alta fertilidad del mundo, se vean obligados a ser fertilizados
masivamente, con agroinsumos sintéticos, en poco tiempo.
Degradación, erosión y desertificación tienen una directa consecuencia
ambiental, escasamente perceptible hasta su materialización en la
imposibilidad productiva, lo que se manifiesta en algo aún más
terrible: el aumento de la pobreza, la devaluación económica de los
recursos y el aumento del costo social.
La enfermedad ecológica nacional más grave de un país agroexportador
como el nuestro, está vinculada al proceso de desertificación y a su
manifestación más evidente hasta en los climas super húmedos. Así, éste
proyecto apunta a conocer cuales son las actividades realizadas por el
Programa Nacional de Lucha contra la Desertificación implementado por
el Poder Ejecutivo nacional y direccionado a la solución de esta
problemática. En particular, se requiere conocer con un grado alto de
detalle, todos los esfuerzos dirigidos a las zonas de Atacama, Gran
Chaco y Puna, de las que existen subprogramas regionales en la órbita
de este Programa Nacional.
El Chaco semiárido (32 millones de hectáreas) gran planicie ubicada en
el centro norte del país, presenta un ecosistema con vocación forestal
sujeto a desmonte masivo y sobrepastoreo, que junto a la agricultura
expoliativa, expone los suelos a las precipitaciones y temperaturas
extremas, generando pérdidas en la fertilidad y eficiencia hídrica, y
procesos erosivos. Esta situación se agrava hacia el oeste donde la
región del chaco árido presenta las condiciones más extremas de aridez
del Gran Chaco Americano.
La Puna (8 millones de hectáreas), altiplanicie despoblada,
ubicada en el Noroeste a más de 3.000 metros de altura, junto a la
desierta región Altoandina (8 millones de hectáreas) está sujeta a
procesos de erosión hídrica y eólica, fundamentalmente por
sobrepastoreo.
Para sintetizar la gravedad del tema, y según datos proporcionados por
la Dirección de Conservación de Suelo de la Secretaría de recursos
Naturales y Desarrollo Sustentable, para Diciembre de 1997, la
Argentina ya tenía el 80% de su territorio bajo actividades
agrícola-ganaderas y forestales, que le significaban más de 60.000.000
de hectáreas del país que están sujetas a procesos erosivos de
moderados a graves. Cada año se agregan 650.000 hectáreas, con
distintos grados de erosión.
Por todo lo expuesto, es que solicito la aprobación de la presente
iniciativa.
Gerardo R. Morales.- Lylia M. Arancio de Beller.-
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-0447/03)
PROYECTO DE COMUNICACIÓN
El Senado de la Nación
Vería con agrado que el Poder Ejecutivo nacional, a través del
organismo correspondiente, informe sobre la ejecución del Programa
Nacional de Lucha contra la Desertificación, indicando actividades,
metas propuestas y resultados conseguidos en los programas
Subregionales de Chaco, Puna y Región de Atacama.
Gerardo R. Morales.- Lylia M. Arancio de Beller.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente,
La desertificación es un proceso que afecta profundamente a la mayoría
de los países en desarrollo, resultado del impacto de la presión humana
sobre ecosistemas en regiones áridas y semiáridas. Los semidesiertos y
áreas subhúmedas son vulnerables por su inestabilidad natural innata
que es función de la amplia variación de las precipitaciones -
estacionales y anuales - lo que permite una capacidad de uso de tierras
limitada.
Sus efectos se relacionan con la degradación y desaparición de los
recursos naturales y el incremento de áreas que se transforman
lisamente en desiertos. La desertificación es un proceso complejo, de
efecto duradero que se ve fuertemente intensificado por las sequías y
por la acción antrópica a través de prácticas inadecuadas de producción
y cultivos inapropiados - altamente demandantes de insumos -,
sobrepastoreo y desmonte de bosques.
Si se tiene en cuenta que más del 75 % del país posee climas áridos y
semiáridos, concluimos que unas 187.000.000 de hectáreas deben recibir
un manejo especial y apropiado, acorde a su potencialidad y grado de
sustentabilidad, situación que no sucede.
A poco que se mire, la degradación y erosión de suelos tienen en
Argentina una gravedad desconocida por muchos. Las hectáreas con
erosión eólica severa representan unos 14.400.000 a los que se suman
otras 9.000.000 de erosión eólica moderada. Las causas se deben al
desconocimiento de la estructura y dinámica de los ecosistemas.
Además del inadecuado manejo de las cuencas hidrográficas, cuentan
también los sistemas de desmonte, uso irracional del fuego, invasión de
especies vegetales de vida corta y escasa cobertura, intensificación de
la agricultura, sobrecarga ganadera, condicionados generalmente por una
sobre explotación económica insostenible de los recursos.
Generalmente el deterioro es un proceso que ocurre a una escala más
lenta que la dinámica económica, motivo por el cuál se subvaloran sus
consecuencias. Las áreas degradadas son de muy difícil y costosa
recuperación, y se distribuyen en las ecoregiones de la Puna, la región
de Atacama y la porción más seca del Gran Chaco, a los que debemos
sumar los mejores suelos del país - los de la Pampa Húmeda - que
presentan procesos de erosión en distinto grado, pero en general,
factibles de ser recuperados con prácticas adecuadas. También, toda la
zona patagónica presenta problemas vinculados a la erosión de suelos.
En la cuenca del Plata hay cuatro áreas de erosión potencial alta (120
a 360 t/ha/año) y muy alta (mayor de 360 t/ha/año) al igual que en
otras cuencas, altamente productivas como las de los ríos Arrecifes y
Carcarañá, afectadas estas últimas por procesos de erosión hídrica.
Las prácticas de deforestación y desmonte han hecho que más del 80 % de
la tierra plana - con bosques y arbustales - con potencial agrícola de
secano estén desmontados en las ecoregiones Pampeana, Selva Tucumano
Oranense, el Gran Chaco, el Espinal y hasta la selva Paranaense.
En muchos casos, las nuevas tecnologías agrícolas insumodepedientes,
facilitan el avance de la agricultura extensiva sobre áreas antes
vedadas, lo que favorecería un proceso de degradación del ecosistema,
oculto bajo los niveles de productividad de los cultivos de alta
respuesta.
La fuga de materiales - resultado de la erosión - sumado a una
extracción minera de nutrientes por parte de la agricultura y el
abandono de las rotaciones con ganadería, está planteando que los
suelos más ricos del país, y que se hallan entre las 6 regiones de más
alta fertilidad del mundo, se vean obligados a ser fertilizados
masivamente, con agroinsumos sintéticos, en poco tiempo.
Degradación, erosión y desertificación tienen una directa consecuencia
ambiental, escasamente perceptible hasta su materialización en la
imposibilidad productiva, lo que se manifiesta en algo aún más
terrible: el aumento de la pobreza, la devaluación económica de los
recursos y el aumento del costo social.
La enfermedad ecológica nacional más grave de un país agroexportador
como el nuestro, está vinculada al proceso de desertificación y a su
manifestación más evidente hasta en los climas super húmedos. Así, éste
proyecto apunta a conocer cuales son las actividades realizadas por el
Programa Nacional de Lucha contra la Desertificación implementado por
el Poder Ejecutivo nacional y direccionado a la solución de esta
problemática. En particular, se requiere conocer con un grado alto de
detalle, todos los esfuerzos dirigidos a las zonas de Atacama, Gran
Chaco y Puna, de las que existen subprogramas regionales en la órbita
de este Programa Nacional.
El Chaco semiárido (32 millones de hectáreas) gran planicie ubicada en
el centro norte del país, presenta un ecosistema con vocación forestal
sujeto a desmonte masivo y sobrepastoreo, que junto a la agricultura
expoliativa, expone los suelos a las precipitaciones y temperaturas
extremas, generando pérdidas en la fertilidad y eficiencia hídrica, y
procesos erosivos. Esta situación se agrava hacia el oeste donde la
región del chaco árido presenta las condiciones más extremas de aridez
del Gran Chaco Americano.
La Puna (8 millones de hectáreas), altiplanicie despoblada,
ubicada en el Noroeste a más de 3.000 metros de altura, junto a la
desierta región Altoandina (8 millones de hectáreas) está sujeta a
procesos de erosión hídrica y eólica, fundamentalmente por
sobrepastoreo.
Para sintetizar la gravedad del tema, y según datos proporcionados por
la Dirección de Conservación de Suelo de la Secretaría de recursos
Naturales y Desarrollo Sustentable, para Diciembre de 1997, la
Argentina ya tenía el 80% de su territorio bajo actividades
agrícola-ganaderas y forestales, que le significaban más de 60.000.000
de hectáreas del país que están sujetas a procesos erosivos de
moderados a graves. Cada año se agregan 650.000 hectáreas, con
distintos grados de erosión.
Por todo lo expuesto, es que solicito la aprobación de la presente
iniciativa.
Gerardo R. Morales.- Lylia M. Arancio de Beller.-