Número de Expediente 4395/04
N° | Origen | Tipo | Extracto |
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4395/04 | Senado De La Nación | Proyecto De Comunicación | CURLETTI :PROYECTO DE COMUNICACION SOLICITANDO LA DISMINUCION PROGRESIVA HASTA SU TOTAL ELIMINACION DE LAS RETENCIONES A LAS EXPORTACIONES DE PRODUCTOS AGROALIMENTARIOS REGIONALES .- |
Listado de Autores |
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Curletti
, Mirian Belén
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
16-12-2004 | 03-02-2005 | 252/2004 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
21-12-2004 | 10-03-2005 |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
DE PRESUPUESTO Y HACIENDA
ORDEN DE GIRO: 1 |
21-12-2004 | 10-03-2005 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 14-07-2005
Resoluciones
SENADO |
---|
FECHA DE SANCION: 04-05-2005 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: |
NOTA: |
Órdenes del Día
NÚMERO | DE FECHA | ESTADO | ANEXO |
---|---|---|---|
61/05 | 14-03-2005 | APROBADA | Sin Anexo |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-4395/04)
PROYECTO DE COMUNICACIÓN
El Senado de la Nación:
Solicita al Poder Ejecutivo Nacional, instruya al Ministerio de Economía de
la Nación, proceda a la disminución progresiva de las Retenciones a las
Exportaciones hasta su total eliminación, de los productos agroalimentarios
regionales, dando prioridad a las economías regionales en el proceso.
Mirian Curletti.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
Las estructuras tributarias de diferentes países, permiten comprobar que la
misma es consecuencia directa del nivel de desarrollo, existiendo una
relación inversa entre los impuestos al comercio exterior y el desarrollo de
un país, siendo positiva la relación con los impuestos a los ingresos.
A medida que la economía de un país crece disminuye la primera clase de
gravámenes, aumentando la participación de los segundos y con ello la
progresividad del sistema.
A través de Decretos y una serie de Resoluciones el Ejecutivo Nacional
estableció un sistema de retenciones a las exportaciones a distintos
productos, a partir del año 2002, como consecuencia de la crisis monetaria y
financiera, constituyéndose en ese momento en un mecanismo fiscal apto para
capturar las ganancias extraordinarias que una devaluación otorga a un
conjunto reducido de firmas o grupos empresarios.
La imposición a las exportaciones constituye un instrumento que permite
diferenciar el precio al cual se colocan los productos en el exterior,
aspecto de especial significación en un país como Argentina donde los
productos exportables son a la vez integrantes fundamentales de la canasta
básica e insumos importantes del proceso productivo
Las retenciones son distorsivas para la economía, en el sentido de que
constituyen un desaliento para aquellos productos en los que se es más
eficiente, perjudican a los productores que utilizan mayores insumos cuyos
precios, son determinados por el tipo de cambio, más aranceles de
importación, de modo que las retenciones, actúan contra la tecnificación.
Argentina, es el único país en el mundo que aplica retenciones a las
exportaciones, práctica erradicada desde hace un considerable tiempo por la
totalidad de las economías, por el ya reiteradamente demostrado balance
negativo que resulta entre los beneficios de ser un eficiente instrumento de
recaudación fiscal por un lado, comparado con el severo daño que se produce
en las economías domésticas de los países que lo adoptan, quienes adquieren
un marcado perfil antiexportador.
El facilismo de la reinstalación de las retenciones a las exportaciones
agropecuarias como herramienta fiscal, encontró al sector agrícola en un
escenario mundial de precios máximos, provocado por una situación coyuntural
de aumentos en la demanda y bajos niveles en los stocks, alquimia ésta que
consiguió reflejar los precios de los commodities en sus valores históricos
más altos.
Esta circunstancia transitoria permitió a este sector soportar el alto nivel
de retenciones, entre el 20 y 23,5 % sin afectarse mayormente su resultado
económico, pudiendo contribuir de este modo a paliar la crisis social,
contribuyendo al tesoro con un impuesto adicional a los que normalmente
paga, igual al resto de los sectores de la economía.
El escenario mundial de precios agrícolas retornó a sus niveles históricos,
por mencionar el cultivo más importante, la soja, habiéndose depreciado su
precio a casi cien dólares por tonelada, lo que significa una disminución
del 40 % en la cotización.
Resulta sorprendente observar el comportamiento de unidades agrícolas de
tamaño medio donde un agricultor con campo propio, un maíz que produzca 75
quintales por hectárea, aporta al Estado casi seiscientos pesos por hectárea
en concepto de impuestos recaudados y al productor le "queda un quebranto de
dos pesos con cincuenta por hectárea".
Algo similar ocurre con el trigo, que para un rendimiento de 33 quintales
por hectárea, sustancialmente más elevado que el promedio país, aporta de
impuestos trescientos sesenta y cinco pesos por hectárea, debiendo el
productor, asumir una pérdida de quince pesos por hectárea.
El único margen positivo lo dejaría la soja de 27 quintales por hectárea que
aportaría en impuestos quinientos treinta pesos por hectárea, dejándole al
productor una renta equivalente a menos de la mitad de ese aporte, lo que
refleja un gran impulso para el monocultivo.
La implementación de esta medida gubernamental en materia fiscal provocó una
amplia y previsible oleada de rechazo por parte de los sectores
exportadores, a la que se ha sumado la mayoría de los gobernadores, que
entienden que la medida tiene un impacto fuertemente negativo en las
economías regionales. Alegan, además, que las retenciones a las
exportaciones constituyen un impuesto no coparticipable, cuyos beneficios
fiscales sólo favorecen al Estado nacional y no se trasladan a las
provincias
Más allá de las argumentaciones esgrimidas por los distintos sectores, las
retenciones representan un gravamen adicional sobre los sectores más
competitivos del aparato productivo nacional, en particular sobre la cadena
agroalimentaria, cuya expansión constituye la principal herramienta
disponible para multiplicar el volumen de exportaciones e impulsar la
reinserción de la Argentina en las grandes corrientes comerciales de la
economía mundial.
Sin dudas el campo es el gran motor dinamizador para la consolidación
económica del País y el consecuente ingreso de divisas por exportaciones,
elemento fundamental para el desarrollo de las economías regionales del
interior y de la vida de sus pueblos.
Corregir la distorsión que provocan las retenciones es imperioso e
inteligente, implementar los cambios es estratégico, antes que se produzca,
como podría ocurrir en el 2005, el quiebre total de las economías del
interior.
Las "políticas activas" no consisten en el otorgamiento de subsidios o
prebendas sectoriales, el rol del Estado reside precisamente en incentivar
la competividad de los sectores productivos, la "revolución de los
alimentos" no es una reivindicación de tipo sectorial, si no una prioridad
estratégica de la Argentina y las retenciones a las exportaciones, por
justificadas que parezcan, van exactamente en sentido contrario.
Es imprescindible adoptar medidas correctivas, estableciéndose de manera
inmediata un cronograma de disminución progresiva de las retenciones hasta
su total eliminación.
Por lo expuesto, Señor Presidente, solicitamos la aprobación del presente
proyecto de comunicación.
Mirian Curletti.-
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-4395/04)
PROYECTO DE COMUNICACIÓN
El Senado de la Nación:
Solicita al Poder Ejecutivo Nacional, instruya al Ministerio de Economía de
la Nación, proceda a la disminución progresiva de las Retenciones a las
Exportaciones hasta su total eliminación, de los productos agroalimentarios
regionales, dando prioridad a las economías regionales en el proceso.
Mirian Curletti.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
Las estructuras tributarias de diferentes países, permiten comprobar que la
misma es consecuencia directa del nivel de desarrollo, existiendo una
relación inversa entre los impuestos al comercio exterior y el desarrollo de
un país, siendo positiva la relación con los impuestos a los ingresos.
A medida que la economía de un país crece disminuye la primera clase de
gravámenes, aumentando la participación de los segundos y con ello la
progresividad del sistema.
A través de Decretos y una serie de Resoluciones el Ejecutivo Nacional
estableció un sistema de retenciones a las exportaciones a distintos
productos, a partir del año 2002, como consecuencia de la crisis monetaria y
financiera, constituyéndose en ese momento en un mecanismo fiscal apto para
capturar las ganancias extraordinarias que una devaluación otorga a un
conjunto reducido de firmas o grupos empresarios.
La imposición a las exportaciones constituye un instrumento que permite
diferenciar el precio al cual se colocan los productos en el exterior,
aspecto de especial significación en un país como Argentina donde los
productos exportables son a la vez integrantes fundamentales de la canasta
básica e insumos importantes del proceso productivo
Las retenciones son distorsivas para la economía, en el sentido de que
constituyen un desaliento para aquellos productos en los que se es más
eficiente, perjudican a los productores que utilizan mayores insumos cuyos
precios, son determinados por el tipo de cambio, más aranceles de
importación, de modo que las retenciones, actúan contra la tecnificación.
Argentina, es el único país en el mundo que aplica retenciones a las
exportaciones, práctica erradicada desde hace un considerable tiempo por la
totalidad de las economías, por el ya reiteradamente demostrado balance
negativo que resulta entre los beneficios de ser un eficiente instrumento de
recaudación fiscal por un lado, comparado con el severo daño que se produce
en las economías domésticas de los países que lo adoptan, quienes adquieren
un marcado perfil antiexportador.
El facilismo de la reinstalación de las retenciones a las exportaciones
agropecuarias como herramienta fiscal, encontró al sector agrícola en un
escenario mundial de precios máximos, provocado por una situación coyuntural
de aumentos en la demanda y bajos niveles en los stocks, alquimia ésta que
consiguió reflejar los precios de los commodities en sus valores históricos
más altos.
Esta circunstancia transitoria permitió a este sector soportar el alto nivel
de retenciones, entre el 20 y 23,5 % sin afectarse mayormente su resultado
económico, pudiendo contribuir de este modo a paliar la crisis social,
contribuyendo al tesoro con un impuesto adicional a los que normalmente
paga, igual al resto de los sectores de la economía.
El escenario mundial de precios agrícolas retornó a sus niveles históricos,
por mencionar el cultivo más importante, la soja, habiéndose depreciado su
precio a casi cien dólares por tonelada, lo que significa una disminución
del 40 % en la cotización.
Resulta sorprendente observar el comportamiento de unidades agrícolas de
tamaño medio donde un agricultor con campo propio, un maíz que produzca 75
quintales por hectárea, aporta al Estado casi seiscientos pesos por hectárea
en concepto de impuestos recaudados y al productor le "queda un quebranto de
dos pesos con cincuenta por hectárea".
Algo similar ocurre con el trigo, que para un rendimiento de 33 quintales
por hectárea, sustancialmente más elevado que el promedio país, aporta de
impuestos trescientos sesenta y cinco pesos por hectárea, debiendo el
productor, asumir una pérdida de quince pesos por hectárea.
El único margen positivo lo dejaría la soja de 27 quintales por hectárea que
aportaría en impuestos quinientos treinta pesos por hectárea, dejándole al
productor una renta equivalente a menos de la mitad de ese aporte, lo que
refleja un gran impulso para el monocultivo.
La implementación de esta medida gubernamental en materia fiscal provocó una
amplia y previsible oleada de rechazo por parte de los sectores
exportadores, a la que se ha sumado la mayoría de los gobernadores, que
entienden que la medida tiene un impacto fuertemente negativo en las
economías regionales. Alegan, además, que las retenciones a las
exportaciones constituyen un impuesto no coparticipable, cuyos beneficios
fiscales sólo favorecen al Estado nacional y no se trasladan a las
provincias
Más allá de las argumentaciones esgrimidas por los distintos sectores, las
retenciones representan un gravamen adicional sobre los sectores más
competitivos del aparato productivo nacional, en particular sobre la cadena
agroalimentaria, cuya expansión constituye la principal herramienta
disponible para multiplicar el volumen de exportaciones e impulsar la
reinserción de la Argentina en las grandes corrientes comerciales de la
economía mundial.
Sin dudas el campo es el gran motor dinamizador para la consolidación
económica del País y el consecuente ingreso de divisas por exportaciones,
elemento fundamental para el desarrollo de las economías regionales del
interior y de la vida de sus pueblos.
Corregir la distorsión que provocan las retenciones es imperioso e
inteligente, implementar los cambios es estratégico, antes que se produzca,
como podría ocurrir en el 2005, el quiebre total de las economías del
interior.
Las "políticas activas" no consisten en el otorgamiento de subsidios o
prebendas sectoriales, el rol del Estado reside precisamente en incentivar
la competividad de los sectores productivos, la "revolución de los
alimentos" no es una reivindicación de tipo sectorial, si no una prioridad
estratégica de la Argentina y las retenciones a las exportaciones, por
justificadas que parezcan, van exactamente en sentido contrario.
Es imprescindible adoptar medidas correctivas, estableciéndose de manera
inmediata un cronograma de disminución progresiva de las retenciones hasta
su total eliminación.
Por lo expuesto, Señor Presidente, solicitamos la aprobación del presente
proyecto de comunicación.
Mirian Curletti.-