Número de Expediente 3777/07
N° | Origen | Tipo | Extracto |
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3777/07 | Senado De La Nación | Proyecto De Comunicación | NAIDENOFF : PROYECTO DE COMUNICACION SOLICITANDO SE ADOPTEN LAS MEDIDAS DE AYUDA CORRESPONDIENTES ANTE EL BROTE DE FIEBRE AMARILLA EN PARAGUAY Y BRASIL . |
Listado de Autores |
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Petcoff Naidenoff
, Luis Carlos
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Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
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22-02-2008 | 27-02-2008 | 168/2007 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
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25-02-2008 | SIN FECHA |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
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ORDEN DE GIRO: 1 |
25-02-2008 | 27-02-2008 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 22-04-2008
Resoluciones
SENADO |
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FECHA DE SANCION: 27-02-2008 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: SOBRE TABLAS |
NOTA:SE AP. TEXTO UNIF. CONJ. S. 3770/07 |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-3777/07)
PROYECTO DE COMUNICACION
El Senado de la Nación
Solicita al Poder Ejecutivo Nacional , ante el brote de fiebre amarilla acaecido en Paraguay y Brasil. se tomen todas las medidas conducentes a profundizar la ayuda, optimizar recursos, garantizando un eficiente cordón sanitario y una efectiva provisión de todas las dosis de vacuna necesarias en Formosa, zona fronteriza de potencial riesgo , teniendo en cuenta el habitual tránsito de personas en la frontera con Paraguay que hace necesario proveer todos los recursos en esta provincia a efectos de afrontar preventivamente la complejidad y gravedad de la situación.-
Luis P. Naidenoff.
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:
Mientras la comunidad internacional se moviliza para ayudar a Paraguay con vacunas y expertos en epidemiología, la prensa reportó ayer la octava víctima fatal de la fiebre amarilla, enfermedad que reapareció en el país luego de 34 años. Teniendo en cuenta la proximidad de este país con las provincias del NEA y la relativa permeabilidad de las fronteras entre ambos países. Creemos necesario extremar los recaudos tanto en lo que respecta a implementar un efectivo cordón sanitario fronterizo, como en la adecuada provisión de vacunas, sobre todo teniendo en cuenta la masiva afluencia de ciudadanos paraguayos que en los últimos días han cruzado la frontera con la Provincia de Formosa para ser vacunados.
Durante 300 años, la fiebre amarilla ha sido la única enfermedad viral epidémica conocida que iba acompañada de manifestaciones hemorrágicas graves. La fiebre amarilla es una enfermedad infecciosa aguda de breve duración y de gravedad sumamente variable, se debe a un flavivirus y va seguida de una inmunidad para toda la vida. La clásica triada de síntomas: ictericia (color amarillento en la piel y conjuntivas por insuficiencia hepática), hemorragias, albuminuria intensa (presencia de proteínas en la orina) se observa únicamente en infecciones graves, las cuales pueden ser solo un pequeño porcentaje del total. El nombre de la enfermedad proviene de la ictericia, producida por el daño hepático que demuestra un tropismo selectivo de este flavivirus por el hígado.
Antiguamente se la denomino ¿Vomito Negro¿ debido a las hemorragias producidas a nivel gastrointestinal.
La enfermedad parece haber sido introducida en América por esclavos y mosquitos provenientes de África hace ya varios siglos .El vector de la fiebre amarilla urbana es el Aedes aegypti y el reservorio es el hombre, mientras que en las aéreas selváticas los reservorios son los primates del nuevo mundo, y son vectores diversas especies del genero haemagogus (mosquitos parientes del Aedes aegypti).
Durante más de 200 años, después del primer brote identificable, ocurrido en Yucatán en 1648, la fiebre amarilla fue una de las grandes plagas del mundo. Incluso en 1905, Nueva Orleáns y otros puertos del sur de los Estados Unidos sufrieron al menos 5000 casos y 1000 de ellos con elevada mortalidad. Debido a la existencia de una forma selvática de la enfermedad, deben establecerse medidas de protección contra la enfermedad humana. Durante los últimos 20 años, se han producido brotes y grandes epidemias en Sudamérica (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela) y África (Gambia, Nigeria, Senegal). Entre 1962 y 1964 se produjeron en el sur de Etiopia más de 100.000 casos con unas 30.000 defunciones. Al parecer en Asia no se ha producido nunca un caso de fiebre amarilla.
Los progresos de erradicación del Aedes aegypti han eliminado la fiebre amarilla urbana, pero esta se mantiene en ciclos selváticos en las junglas de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil y cíclicamente en zonas selváticas del noroeste de Argentina. En la provincia de Misiones, reaparece periódicamente cada unos 10 años, reintroducida por poblaciones no inmunes de primates que provienen de las selvas del sur del Matto Grosso, donde se mantienen los ciclos selváticos (monos- mosquitos).
La infección con este virus produce alta mortalidad en monos selváticos, especialmente el mono araña, hecho que sugiere que la enfermedad es relativamente nueva en América.
Desde 1949 hasta 1956, la fiebre amarilla se disemino en toda América Central desde Panamá hasta el sur de México.
Durante más de un cuarto de siglo no se han detectado casos urbanos de fiebre amarilla
El periodo de incubación suele ser de tres a seis días. En las infecciones accidentales adquiridas en hospitales o laboratorios, se han descripto periodos de incubación más prolongados (10 a 13 días). En la fiebre amarilla leve, los únicos síntomas pueden ser la fiebre de comienzo brusco y la cefalea. Otros síntomas pueden ser nauseas, epistaxis (sangrado por la nariz), bradicardia relativa conocida como signo de Faget (o sea, con una temperatura de 38.9 grados, la frecuencia del pulso puede de ser solo de no mas 52 latidos por minuto), y albuminuria ligera la forma leve de la enfermedad dura totalmente de uno a tres días y se parece a la gripe.
Los episodios moderadamente graves y malignos de la fiebre amarilla se caracterizan por tres periodos clínicos distintos de infecciones de remisión y de intoxicación, no suele haber síntomas prodrómicos, el comienzo se caracteriza por su brusquedad, con cefaleas mareos e hipertermia de hasta 40 grados centígrados, sin bradicardia relativa. Los pequeños menores de 4 años pueden tener convulsiones febriles. La cefalea es seguida rápidamente por dolores en el cuello, espalda y piernas. Son frecuentes las nauseas, vómitos y arcadas; la exploración demuestra rubefacción facial (cara sonrojada) e inyección conjuntival (sangre en la conjuntiva). La congestión ocular persiste hasta el tercer día.
El periodo de incubación suele ser de tres a seis días. En las infecciones accidentales adquiridas en hospitales o laboratorios, se han descripto periodos de incubación más prolongados (10 a 13 días). En la fiebre amarilla leve, los únicos síntomas pueden ser la fiebre de comienzo brusco y la cefalea. Otros síntomas pueden ser nauseas, epistaxis (sangrado por la nariz), bradicardia relativa conocida como signo de Faget (o sea, con una temperatura de 38.9 grados, la frecuencia del pulso puede de ser solo de no mas 52 latidos por minuto), y albuminuria ligera la forma leve de la enfermedad dura totalmente de uno a tres días y se parece a la gripe.
Los episodios moderadamente graves y malignos de la fiebre amarilla se caracterizan por tres periodos clínicos distintos de infecciones de remisión y de intoxicación, no suele haber síntomas prodrómicos, el comienzo se caracteriza por su brusquedad, con cefaleas mareos e hipertermia de hasta 40 grados centígrados, sin bradicardia relativa. Los pequeños menores de 4 años pueden tener convulsiones febriles. La cefalea es seguida rápidamente por dolores en el cuello, espalda y piernas. Son frecuentes las nauseas, vómitos y arcadas; la exploración demuestra rubefacción facial (cara sonrojada) e inyección conjuntival (sangre en la conjuntiva). La congestión ocular persiste hasta el tercer día.
De los signos clásicos, el ¿vomito negro¿ es más característico que la ictericia. La hematemesis (vomito de sangre) no suele aparecer antes del cuarto día y generalmente se asocia con un pronóstico mortal. La albuminuria, que rara vez aparece antes del tercer día, se observa en el 90% de los enfermos y puede ser bastante intensa (3 a 20 gramos/litro)
Los métodos de elección para aislar al virus en la sangre son la inoculación, bien en células cultivadas de mosquitos o intratoráxicamente en el propio mosquito. Es más probable lograr el aislamiento si las muestras de sangre se toman en los tres primeros días de enfermedad. Los métodos serológicos comprenden las pruebas de identificación del antígeno y los anticuerpos IgM de la fiebre amarilla, generalmente por el método de ELISA (que conforma el diagnóstico sobre el terreno en tres horas).
Aunque la diseminación del virus por vía hemática llega a todos los órganos, el órgano blanco es el hígado.
El tratamiento ha sido sintomático y de sostén y debe basarse en la valoración y corrección de las alteraciones circulatorias. Es esencial atender cuidadosamente el estado hidroelectrolítico y estado ácido base.
La mortalidad global de la fiebre amarilla se sitúa entre el 5 y 10 % de los casos clínicos; aunque puede ser menor, pues muchas infecciones son leves o subclínicas.
La fiebre amarilla fue eliminada en las zonas (urbanas) donde se erradicó el Aedes aegypti o bien donde la población fue vacunada. En las zonas rurales o selváticas, el control de los mosquitos es casi imposible. Por ello es esencial la vacunación del hombre que debe penetrar a la selva por diversas razones. Aunque también pueden efectuarse fumigaciones, las medidas de saneamiento ambiental permanentemente son de mayor importancia.
Existe una vacuna a virus vivo y atenuado que ha sido efectiva en la protección de millones de seres humanos susceptibles en África y América Central durante la primera mitad del siglo XX. La vacunación está indicada en zonas endémicas, en individuos que por cualquier cosa viajen a zonas selváticas y en personal de laboratorios virales.
Creemos ante lo expuesto Sr. Presidente que es necesario no minimizar el riesgo latente, profundizar la ayuda y tomar todas las precauciones a efectos de evitar la propagación de esta terrible y mortal enfermedad en nuestro país.
Luis P. Naidenoff.
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-3777/07)
PROYECTO DE COMUNICACION
El Senado de la Nación
Solicita al Poder Ejecutivo Nacional , ante el brote de fiebre amarilla acaecido en Paraguay y Brasil. se tomen todas las medidas conducentes a profundizar la ayuda, optimizar recursos, garantizando un eficiente cordón sanitario y una efectiva provisión de todas las dosis de vacuna necesarias en Formosa, zona fronteriza de potencial riesgo , teniendo en cuenta el habitual tránsito de personas en la frontera con Paraguay que hace necesario proveer todos los recursos en esta provincia a efectos de afrontar preventivamente la complejidad y gravedad de la situación.-
Luis P. Naidenoff.
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:
Mientras la comunidad internacional se moviliza para ayudar a Paraguay con vacunas y expertos en epidemiología, la prensa reportó ayer la octava víctima fatal de la fiebre amarilla, enfermedad que reapareció en el país luego de 34 años. Teniendo en cuenta la proximidad de este país con las provincias del NEA y la relativa permeabilidad de las fronteras entre ambos países. Creemos necesario extremar los recaudos tanto en lo que respecta a implementar un efectivo cordón sanitario fronterizo, como en la adecuada provisión de vacunas, sobre todo teniendo en cuenta la masiva afluencia de ciudadanos paraguayos que en los últimos días han cruzado la frontera con la Provincia de Formosa para ser vacunados.
Durante 300 años, la fiebre amarilla ha sido la única enfermedad viral epidémica conocida que iba acompañada de manifestaciones hemorrágicas graves. La fiebre amarilla es una enfermedad infecciosa aguda de breve duración y de gravedad sumamente variable, se debe a un flavivirus y va seguida de una inmunidad para toda la vida. La clásica triada de síntomas: ictericia (color amarillento en la piel y conjuntivas por insuficiencia hepática), hemorragias, albuminuria intensa (presencia de proteínas en la orina) se observa únicamente en infecciones graves, las cuales pueden ser solo un pequeño porcentaje del total. El nombre de la enfermedad proviene de la ictericia, producida por el daño hepático que demuestra un tropismo selectivo de este flavivirus por el hígado.
Antiguamente se la denomino ¿Vomito Negro¿ debido a las hemorragias producidas a nivel gastrointestinal.
La enfermedad parece haber sido introducida en América por esclavos y mosquitos provenientes de África hace ya varios siglos .El vector de la fiebre amarilla urbana es el Aedes aegypti y el reservorio es el hombre, mientras que en las aéreas selváticas los reservorios son los primates del nuevo mundo, y son vectores diversas especies del genero haemagogus (mosquitos parientes del Aedes aegypti).
Durante más de 200 años, después del primer brote identificable, ocurrido en Yucatán en 1648, la fiebre amarilla fue una de las grandes plagas del mundo. Incluso en 1905, Nueva Orleáns y otros puertos del sur de los Estados Unidos sufrieron al menos 5000 casos y 1000 de ellos con elevada mortalidad. Debido a la existencia de una forma selvática de la enfermedad, deben establecerse medidas de protección contra la enfermedad humana. Durante los últimos 20 años, se han producido brotes y grandes epidemias en Sudamérica (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela) y África (Gambia, Nigeria, Senegal). Entre 1962 y 1964 se produjeron en el sur de Etiopia más de 100.000 casos con unas 30.000 defunciones. Al parecer en Asia no se ha producido nunca un caso de fiebre amarilla.
Los progresos de erradicación del Aedes aegypti han eliminado la fiebre amarilla urbana, pero esta se mantiene en ciclos selváticos en las junglas de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil y cíclicamente en zonas selváticas del noroeste de Argentina. En la provincia de Misiones, reaparece periódicamente cada unos 10 años, reintroducida por poblaciones no inmunes de primates que provienen de las selvas del sur del Matto Grosso, donde se mantienen los ciclos selváticos (monos- mosquitos).
La infección con este virus produce alta mortalidad en monos selváticos, especialmente el mono araña, hecho que sugiere que la enfermedad es relativamente nueva en América.
Desde 1949 hasta 1956, la fiebre amarilla se disemino en toda América Central desde Panamá hasta el sur de México.
Durante más de un cuarto de siglo no se han detectado casos urbanos de fiebre amarilla
El periodo de incubación suele ser de tres a seis días. En las infecciones accidentales adquiridas en hospitales o laboratorios, se han descripto periodos de incubación más prolongados (10 a 13 días). En la fiebre amarilla leve, los únicos síntomas pueden ser la fiebre de comienzo brusco y la cefalea. Otros síntomas pueden ser nauseas, epistaxis (sangrado por la nariz), bradicardia relativa conocida como signo de Faget (o sea, con una temperatura de 38.9 grados, la frecuencia del pulso puede de ser solo de no mas 52 latidos por minuto), y albuminuria ligera la forma leve de la enfermedad dura totalmente de uno a tres días y se parece a la gripe.
Los episodios moderadamente graves y malignos de la fiebre amarilla se caracterizan por tres periodos clínicos distintos de infecciones de remisión y de intoxicación, no suele haber síntomas prodrómicos, el comienzo se caracteriza por su brusquedad, con cefaleas mareos e hipertermia de hasta 40 grados centígrados, sin bradicardia relativa. Los pequeños menores de 4 años pueden tener convulsiones febriles. La cefalea es seguida rápidamente por dolores en el cuello, espalda y piernas. Son frecuentes las nauseas, vómitos y arcadas; la exploración demuestra rubefacción facial (cara sonrojada) e inyección conjuntival (sangre en la conjuntiva). La congestión ocular persiste hasta el tercer día.
El periodo de incubación suele ser de tres a seis días. En las infecciones accidentales adquiridas en hospitales o laboratorios, se han descripto periodos de incubación más prolongados (10 a 13 días). En la fiebre amarilla leve, los únicos síntomas pueden ser la fiebre de comienzo brusco y la cefalea. Otros síntomas pueden ser nauseas, epistaxis (sangrado por la nariz), bradicardia relativa conocida como signo de Faget (o sea, con una temperatura de 38.9 grados, la frecuencia del pulso puede de ser solo de no mas 52 latidos por minuto), y albuminuria ligera la forma leve de la enfermedad dura totalmente de uno a tres días y se parece a la gripe.
Los episodios moderadamente graves y malignos de la fiebre amarilla se caracterizan por tres periodos clínicos distintos de infecciones de remisión y de intoxicación, no suele haber síntomas prodrómicos, el comienzo se caracteriza por su brusquedad, con cefaleas mareos e hipertermia de hasta 40 grados centígrados, sin bradicardia relativa. Los pequeños menores de 4 años pueden tener convulsiones febriles. La cefalea es seguida rápidamente por dolores en el cuello, espalda y piernas. Son frecuentes las nauseas, vómitos y arcadas; la exploración demuestra rubefacción facial (cara sonrojada) e inyección conjuntival (sangre en la conjuntiva). La congestión ocular persiste hasta el tercer día.
De los signos clásicos, el ¿vomito negro¿ es más característico que la ictericia. La hematemesis (vomito de sangre) no suele aparecer antes del cuarto día y generalmente se asocia con un pronóstico mortal. La albuminuria, que rara vez aparece antes del tercer día, se observa en el 90% de los enfermos y puede ser bastante intensa (3 a 20 gramos/litro)
Los métodos de elección para aislar al virus en la sangre son la inoculación, bien en células cultivadas de mosquitos o intratoráxicamente en el propio mosquito. Es más probable lograr el aislamiento si las muestras de sangre se toman en los tres primeros días de enfermedad. Los métodos serológicos comprenden las pruebas de identificación del antígeno y los anticuerpos IgM de la fiebre amarilla, generalmente por el método de ELISA (que conforma el diagnóstico sobre el terreno en tres horas).
Aunque la diseminación del virus por vía hemática llega a todos los órganos, el órgano blanco es el hígado.
El tratamiento ha sido sintomático y de sostén y debe basarse en la valoración y corrección de las alteraciones circulatorias. Es esencial atender cuidadosamente el estado hidroelectrolítico y estado ácido base.
La mortalidad global de la fiebre amarilla se sitúa entre el 5 y 10 % de los casos clínicos; aunque puede ser menor, pues muchas infecciones son leves o subclínicas.
La fiebre amarilla fue eliminada en las zonas (urbanas) donde se erradicó el Aedes aegypti o bien donde la población fue vacunada. En las zonas rurales o selváticas, el control de los mosquitos es casi imposible. Por ello es esencial la vacunación del hombre que debe penetrar a la selva por diversas razones. Aunque también pueden efectuarse fumigaciones, las medidas de saneamiento ambiental permanentemente son de mayor importancia.
Existe una vacuna a virus vivo y atenuado que ha sido efectiva en la protección de millones de seres humanos susceptibles en África y América Central durante la primera mitad del siglo XX. La vacunación está indicada en zonas endémicas, en individuos que por cualquier cosa viajen a zonas selváticas y en personal de laboratorios virales.
Creemos ante lo expuesto Sr. Presidente que es necesario no minimizar el riesgo latente, profundizar la ayuda y tomar todas las precauciones a efectos de evitar la propagación de esta terrible y mortal enfermedad en nuestro país.
Luis P. Naidenoff.