Número de Expediente 3372/07
N° | Origen | Tipo | Extracto |
---|---|---|---|
3372/07 | Senado De La Nación | Proyecto De Declaración | MARTINEZ PASS DE CRESTO : PROYECTO DE DECLARACION DECLARANDO DE INTERES PARLAMENTARIO , CULTURAL Y EDUCATIVO DE CARACTER NACIONAL E INTERNACIONAL , EL RECONOCIMIENTO A LA TRAYECTORIA ARTISTICA DEL MAESTRO DE LA PINTURA Y ESCULTURA D. CARLOS PAEZ VILARO . |
Listado de Autores |
---|
Martínez Pass de Cresto
, Laura
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
05-11-2007 | 14-11-2007 | 148/2007 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
13-11-2007 | SIN FECHA |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
ORDEN DE GIRO: 1 |
14-11-2007 | 21-11-2007 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 18-12-2007
Resoluciones
SENADO |
---|
FECHA DE SANCION: 21-11-2007 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: SOBRE TABLAS |
NOTA: |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-3372/07)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación
DECLARA
De Interés Parlamentario, Cultural y Educativo, de carácter Nacional e Internacional, el reconocimiento a la trayectoria artística del Maestro de la pintura y la escultura Don CARLOS PAEZ VILARO.-
Laura Martínez Pass de Cresto.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente.
El arte actual, desde las últimas décadas del siglo pasado, está en una situación de transformación, tanto en el plano teórico como en el práctico. Como otros aspectos de la sociedad, los criterios por los que se regía hasta ahora han cambiado radicalmente. Entre los factores que han propiciado este cambio podemos citar: el impacto de las nuevas tecnologías; la aparición de nuevos medios electrónicos de expresión; la incorporación masiva de la mujer al ámbito creativo; las nuevas formas de relación personal; la aceptación de la diversidad socio-cultural y el surgimiento de nuevos problemas de ámbito global.
Todo esto se refleja en los temas que tratan los artistas y en los medios que utilizan. Todo vale con tal de impactar o conectar con el público. Frecuentemente el artista abandona toda reflexión intelectual en favor de la originalidad y la creatividad. Como dice Karl Ruhrberg, "a veces, la distancia entre la ambición filosófica y teórica de una obra de arte y la banalidad de su plasmación llega a ser tan grande que llega al absurdo".
La pintura actual no escapa a esta situación. La distinción entre abstracción y objetividad es, ya, algo anacrónica. Todo vale, desde la pintura estrictamente conceptual y radical, hasta la "pintura por la pintura" más elemental y las configuraciones eclécticas. No ha cristalizado ninguna tentativa innovadora y de momento este tradicional medio artístico parece que está agotado.
Por ello, es fundamental remarcar el valor de los artistas que sienten que sus manos pueden plasmar una realidad circundante, vívida, real, latente, en cuyos trazos hablen por si mismos los más profundos sentimientos, vivencias, amores, recuerdos, infortunios y, porque no, esa marca que los golpes nos propinan en el curso de la vida.
CARLOS PAEZ VILARO, a el me quiero referir, nació en la ciudad de Montevideo, República Oriental del Uruguay, el 1 de noviembre de 1923; siendo muy joven, viaja a Buenos Aires donde lograr iniciarse en las artes gráficas. De regreso en su ciudad natal se aboca en plenitud a la pintura logrando transmitir en su obra todo lo que su medio, su entorno, le hizo vivir, y pudo hacerlo con la claridad y transparencia que pocas veces se alcanza.
La pintura de Páez Vilaró se nutre de un periplo inacabable de aventuras y desafíos. Tomando del paisaje y de las diferentes culturas todo aquello que lo impactó, y plasmándolo a su manera en cientos de cartones y telas, fue enriqueciendo su obra y tomando coraje para seguir batallando en la búsqueda del arte. Autodidacta, no le fue fácil sortear e ignorar reglas impuestas dentro de la pintura, para guiarse con total libertad y descubrir su propio estilo. Con el obstáculo como mayor estímulo, y con una brillante capacidad de producción, conquistó la admiración y el reconocimiento de las gentes.
Expuso sus obras en museos y galerías del mundo entero. El destino quiso que en su andar se encontrara con grandes maestros como Pablo Picasso, Salvador Dalí, Giorgio De Chirico, Jean Cocteau, Jean Cassou, Alexander Calder o Andy Warhol, entre otros, que lo animaron y estimularon cuando daba sus primeros pasos como artista fuera del Uruguay.
Páez Vilaró, seducido por la obra de su compatriota Pedro Figari, se inició en la pintura, en la década del 40, siendo los temas folklóricos de su país los que inspiraron sus primeros cuadros. Escenas camperas, pericones, caballadas y yerras colmaron sus telas, hasta que la vida del negro uruguayo pasó a acaparar casi toda su producción, al vincularse al carnaval y sus comparsas lubolas. Instalado en la pieza ¿Yacumenza¿ del conventillo ¿Mediomundo¿, un vetusto caserón habitado por familias de la colectividad afro-uruguaya, hoy ya demolido, pintó decenas de cartones sobre el candombe, las lavanderas, los velorios y casamientos.
El vigor de su mensaje, la personalidad de esas obras, merecieron que fuera distinguido por el crítico Jean Cassou, Director del Museo de Arte Moderno de París, para realizar su exposición en Francia, en la Maison d´Amerique Latine en l956, en la Crane Kalman Galery de Londres y en la Organización de Estados Americanos en Washington. Actualmente sus obras se exponen en Casapueblo, entidad cultural fundada por el maestro, enclavada en los acantilados que miran al mar de Punta Ballena en Uruguay
Páez Vilaró, también escultor, esculpió prolijamente su propia casa, museo y taller al que bautizó ¿Casapueblo¿ Sus exposiciones y sus murales, realizados en los más diversos rincones del mundo, le han valido múltiples distinciones y le han dado renombre internacional. Aventurero, expedicionario e investigador, estuvo en los talleres de los más grandes maestros. fue amigo del Dr. Albert Schweitzer y llegó a vivir, con él, en el leprosario de Lambarene. Habitó, asimismo, en Oceanía, Oriente, Nueva Guinea, Brasil, Machu Pichu, y ha convivido con los masai y los papúas. Con todo ello, naturalmente, se ha nutrido su mundo artístico. Presentó tres libros que están íntimamente entrelazados. Ellos son ¿Arte y parte¿, ¿Mediomundo, un mundo de recuerdos¿ y ¿Cantos de comparsa¿.
Parecidas características tiene ¿Mediomundo¿, aunque las memorias están vinculadas, exclusivamente, al pequeño mundo encerrado en un caserón montevideano habitado por familias de la colectividad negra, que fuera legendaria sede de las ¿lonjas de Cuareim¿, el barrio Palermo. Cuando ese ¿conventillo¿, así se le llamaba, fue demolido, desapareció con él un rico historial. Y, precisamente, ese mundo tan pintoresco es recuperado a través de recuerdos, fotografías dibujos. Páez Vilaró captura con gracia esos lejanos tiempos, cuando vivió en ese mundo colorido y sonoro, de repique de tamboriles, bandadas de chiquillos yendo y viniendo por las calles y la poesía, casi neorrealista, de los trapos al sol. Las fotografías de Manuel Figueroa y Feruccio Musitelli agregan una nota de amarillecida nostalgia al libro.
Las ¿llamadas del Carnaval¿ uruguayo, con las comparsas de negros desfilando al son del tambor en el colorido barrio Sur, con esculturales morenas y las representaciones mímicas del mundo recoleto de aquellos caserones de raíces ¿afro/orientales¿, han contado con la participación de Páez Vilaró. Ha desfilado, y sigue haciéndolo, entreverado en la multitud, tambor de lonjas a cuestas y marcando el compás. En ¿Cantos de comparsa¿, describe ese mundo singular con una colección de letras de canciones que recuperan el lenguaje coloquial y rítmico del colorido barrio, con estrofas como ésta: ¿Vamo a tocá,/ lonja nega batucando,/Vamo a bailá, / Que tambor está quemando¿¿.
Los dos últimos libros muestran que el autor tiene un alma gemela de muchas otras, capaz de restituirnos la desvelada luz de aquel viejo barrio que se fue¿ En el primero, hay una nostalgia del camino andando. Pero, la esencia de todos, es el peso del ¿tempus fugit¿ en un creador infatigable, que recomienza gozosamente cada día su vida.*
Expresa Carlos Páez Vilaró: ¿El arte no puede definirse ni explicarse. Es un chispazo. Si en la noche un relámpago ilumina en un instante la línea del horizonte y dibuja el paisaje en la oscuridad, el artista, llevado por un misterioso hilo poético, proyecta su luz contra el lienzo, obedeciendo a un inexplicable impulso de expresarse¿..
Hace un tiempo el maestro Páez Vilaró manifestó, con actitud franca y espontánea: ¿He sido siempre un audaz, como no he tenido maestros, me he tirado por todos los caminos, por supuesto que es más riesgoso el camino que he tomado. La iniciación mía, que duró muchos años, fue con raíces en lo afro uruguayo, el candombe uruguayo, los conventillos nuestros. Luego me escapé hacia algo más universal en la medida que viajaba fuera de Uruguay. Hoy en día, si mi pintura se conoce, es por el color estridente, por la valentía quizá. A veces cuando suenan los tambores y estoy pintando... la inspiración me lleva a tener movimientos en los pinceles, que daría lugar a la hilaridad para alguien que esta mirando¿.
Hablando de su vida, en otra entrevista, pasó revista a aspectos mas intimistas de su carrera expresando: ¿Casi medio siglo atrás, cuando la década del 50 comenzaba a aletear, realicé mi primera exposición de Pintura en Punta del Este. Estaba advertido que no era fácil introducirme en los mares profundos del Arte pero, escorpiano al fin y casi sin poder nadar, a pesar del oleaje y de los riesgos, me animé a esa primer zambullida. Mi atelier rebozaba de trabajos que casi impedían el movimiento. Era el fruto de una pasión desenfrenada que se había instalado en mi, alrededor de la vida del negro montevideano, su folklore y su Carnaval¿¿
¿Mientras viajé, ¿Casapueblo¿, mi taller del mar, jamás dejó de crecer. Es mi barco Inmaculado, mi baúl para almacenar los recuerdos. No por estar encallado en los acantilados de Punta Ballena deja de mantener su tripulación activa para recibir con los brazos abiertos al caminante y al amigo. Desde que comencé a construirla me transformé en un caracol y jamás expuse fuera de sus paredes. Mi pintura pasó a ser parte de su casco y de esa manera jamás salieron de su ámbito. Desarrollando mi actividad entre mis dos talleres, del Tigre en Argentina, y Casapueblo en Uruguay, mi Pintura comenzó a nacer a la sombra de dos banderas. Como ambas tienen el mismo color y están iluminadas con el mismo sol, mi adaptación a la nueva faz se transformó en un hecho feliz, porque me siento pintando en el medio del abrazo de dos hermanos¿.
Creo haber captado el sublime mensaje que encierra la gran obra de Páez Vilaró, si algo debemos resaltar, no podemos evitar mencionar la fuerza y la naturalidad de ese realismo que transmiten sus trazos porque, precisamente ellos quisieron reflejar una humanidad que brota, vivaz y cruda, de sus obras.
Si queremos mostrar un reflejo fiel del Uruguay, en su costado afro-oriental y carnavalesco, el mensaje rico de las obras de Páez Vilaró, es referencial en grado sumo, pues contienen en su fondo un verdadero testimonio de vidas y sucesos, quizás una porción palpitante de su historia.
Por los motivos expuestos, solicito de mis pares la aprobación del presente Proyecto.
Laura Martínez Pass de Cresto.-