Número de Expediente 3349/06

Origen Tipo Extracto
3349/06 Senado De La Nación Proyecto De Comunicación BASUALDO Y NEGRE DE ALONSO : PROYECTO DE COMUNICACION SOLICITANDO SE FIJE UN DERECHO DEL 25% A LA EXPORTACION DE PRODUCTOS DEL CAPITULO 41 DEL NOMENCLADOR COMUN DEL MERCOSUR , PARA PRESERVAR EL MERCADO INTERNO DEL CUERO COMO PRINCIPAL INSUMO DE LA INDUSTRIA DEL CALZADO .
Listado de Autores
Basualdo , Roberto Gustavo
Negre de Alonso , Liliana Teresita

Fechas en Dir. Mesa de Entradas

MESA DE ENTRADAS DADO CUENTA Nº DE D.A.E.
15-09-2006 27-09-2006 152/2006 Tipo: NORMAL

Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones

DIR. GRAL. de COMISIONES INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS
21-09-2006 SIN FECHA

Giros del Expediente a Comisiones

COMISIÓN FECHA DE INGRESO FECHA DE EGRESO
DE PRESUPUESTO Y HACIENDA
ORDEN DE GIRO: 1
21-09-2006 28-02-2008

EL EXPEDIENTE CADUCO EL 29-02-2008

ENVIADO AL ARCHIVO : 23-07-2008

En proceso de carga

Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones

(S-3349/06)

PROYECTO DE COMUNICACIÓN

El Senado de la Nación.

Vería con agrado que el Poder Ejecutivo Nacional, a través del Ministerio de Economía y Producción fije un derecho del veinticinco por ciento (25%) a la exportación de los productos del Capitulo 41 del Nomenclador Común del MERCOSUR, a fin de preservar el mercado interno del cuero como el principal insumo de la industria del calzado.

Roberto Basualdo.- Liliana T. Negre de Alonso.


FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:

Desde la Industria Curtidora Argentina hemos venido postulando la necesidad de considerar las herramientas disponibles para continuar incorporando valor agregado en el país; en principio, curtiendo el cuero vacuno disponible en la Argentina, proceso que podría mantener e incrementar significativamente las fuentes de trabajo y el ingreso de divisas.

La industria curtidora argentina exporta por 900 millones de dólares anuales a más de 60 países, y provee trabajo a más de 30.000 personas en forma directa e indirecta. Es reconocida la calidad del cuero curtido terminado y semiterminado argentino, resultante de las inversiones realizadas por el sector.

Lamentablemente debemos enfrentar desde hace largos años una escasa faena anual. El cuero es un subproducto ganadero de producción inelástica, que depende del crecimiento del comercio cárnico para que se incremente el número de animales en el campo y los destinados a la faena. Nuestra industria procesó siempre la totalidad de cueros disponibles, aunque de otrora 16 millones, desde hace años se faenan sólo 12 millones. El 40 por ciento de la capacidad industrial está ociosa y más de 250 curtiembres se disputan la materia prima existente, que los frigoríficos venden en su totalidad, de contado anticipado y sin clasificar ni mejorar la calidad.

Las circunstancias han creado una situación que debe ser única. Los precios pagados en la Argentina son fiel reflejo de esa demanda insatisfecha. No existe cartelización alguna, ya que a pesar de las sensibles diferencias de calidad y entrega con cueros semejantes de Chicago, en nuestro país se paga por encima de aquellos.

El ingeniero Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes, y el doctor Héctor Salamanco, presidente de la Asociación de Industrias Argentinas de Carnes, se han expresado antojadizamente sobre una supuesta transferencia de sus industrias en favor de las curtiembres; sin embargo, al volcar las cifras -que siempre difieren- en ningún caso han identificado método alguno de cálculo que las justifique.

El doctor Salamanco incurre en ese proceder cuando señala que el precio del cuero que recibió la industria fue inferior al "mercado internacional", sin brindar ninguna especificación al respecto (Clarín Rural, 20/5). Por el contrario, "olvida" que nuestros cueros sufren una depreciación comprobable, según el caso, de hasta un 35 por ciento o más debido a las diferencias de uno y otro cuero (el doctor Salamanco reconoce en su artículo la realidad de esos defectos y su consideración como una asignatura pendiente).

Localmente, los cueros llegan a la curtiembre -y esto puede ser verificado a simple vista- con muchos defectos. En tanto en Chicago, los cueros semejantes están libres de defectos y con un estricto control de entrega. Esta situación avala las diferencias de precios.

Anualmente es posible calcular, por estas causas, pérdidas de hasta 200 millones de dólares, si se las proyecta sobre un producto manufacturado. Estas pérdidas no sólo afectan a la industria curtidora, sino también a la economía del país.

En el Mercosur existen asimetrías profundas que impiden competir en igualdad de condiciones. Además, Brasil y Uruguay cuentan con derechos de exportación sobre sus cueros y sin fecha de liberación. Las exportaciones de cuero curtido de esos países se benefician con reintegros superiores a los de la Argentina, y a diferencia de nuestros productos, ingresan sin impuestos a los Estados Unidos (nuestro principal mercado). Europa subsidia a sus productores agropecuarios y además grava con un 7 por ciento el ingreso de cuero curtido, al que ha declarado producto sensible en defensa de su industria, mientras que Asia cuenta con un alto grado de subsidio social a la producción. Todos estos mercados han devaluado sus monedas para reducir sus costos internos.

En este escenario es lógico que el gobierno argentino resuelva la continuidad de los derechos de exportación vigentes y que nuestra Cámara solicite su incremento como única herramienta factible de compensar asimetrías y alentar el desarrollo de valor agregado en el país.

El doctor Salamanco reiteró en su artículo argumentos inexactos para presionar por una liberalización que también perjudicará a su sector y al país. Nuestros competidores subsidiados sólo procuran -a la vez que curtir los cueros argentinos y beneficiarse con el desarrollo de valor agregado en su país- terminar con la demanda local de cueros para manejar la provisión.

Si vendiéramos al exterior cueros crudos o con escaso proceso, el país sólo lograría 300 o 350 millones de dólares; curtiéndolos hemos obtenido 900 millones, cifra que podríamos quintuplicar si fueran manufacturados en carteras, calzados, tapices o indumentaria. No debemos olvidar tampoco el consumo local.

Estimulando este desarrollo sería factible crear hasta 100.000 nuevos puestos de trabajo, al mismo tiempo que promoviendo una marca nacional de calidad se abrirían enormes y tangibles posibilidades, y ello comenzando por curtir los cueros argentinos en la Argentina.

Coincidimos con el Dr. Salamanco cuando dice que "...bonificar los precios conforme a las distintas calidades sería lo deseable para dar buen nombre a nuestros cueros en el mercado internacional".

Nuestra propuesta es trabajar en conjunto para ello. El primer paso ya ha sido efectuado al reconocer la realidad del deterioro de nuestra materia prima esencial. Así sucedió recientemente con la aftosa: una vez alcanzada la coincidencia de las partes interesadas con el objetivo, el resultado fue logrado. La historia nos revela que la unión hace a la fuerza y la cadena productiva del cuero en la Argentina, integrada en pos de beneficios para el país, resultaría de la magnitud que merece si consideráramos en estos beneficios lo que a cada uno le corresponde según su parte en la tarea.

Pretender crear un conflicto sobre la alternativa de vender materias primas o industrializarlas con valor agregado nacional es estéril e inconsistente. Nuestra industria ya ha avanzado en las manufacturas con la intención de crecer en integración; es de aguardar en los primeros eslabones de la cadena decisiones similares que nos conduzcan al mismo objetivo de calidad y manufacturación total de las materias primas argentinas. Sin industria no hay Nación.

Por todo lo expuesto, es que solicito a los Sres. Senadores acompañar el presente proyecto.


Roberto Basualdo.- Liliana T. Negre de Alonso.