Número de Expediente 2926/06
N° | Origen | Tipo | Extracto |
---|---|---|---|
2926/06 | Senado De La Nación | Proyecto De Ley | REUTEMANN Y LATORRE : PROYECTO DE LEY CREANDO EL PROGRAMA DE SALUD INTEGRAL DEL ADOLESCENTE . |
Listado de Autores |
---|
Reutemann
, Carlos Alberto
|
Latorre
, Roxana Itatí
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
17-08-2006 | 30-08-2006 | 132/2006 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
22-08-2006 | SIN FECHA |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
ORDEN DE GIRO: 1 |
23-08-2006 | 28-02-2008 |
DE POBLACIÓN Y DESARROLLO HUMANO
ORDEN DE GIRO: 2 |
23-08-2006 | 28-02-2008 |
DE PRESUPUESTO Y HACIENDA
ORDEN DE GIRO: 3 |
23-08-2006 | 28-02-2008 |
EL EXPEDIENTE CADUCO EL 29-02-2008
ENVIADO AL ARCHIVO : 29-07-2008
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-2926/06)
PROYECTO DE LEY
El Senado y Cámara de Diputados,...
Artículo 1º.-: Créase en el ámbito de la Dirección de Maternidad e Infancia, del Ministerio de Salud de la Nación el Programa de Salud Integral del Adolescente teniendo como objetivo general la promoción y protección de la salud de las/los adolescentes mediante una cobertura creciente en calidad y cantidad de los servicios dedicados a este grupo etáreo.
Artículo. 2º.-: Serán objetivos específicos de este programa:
1. Reconocer a la adolescencia como una etapa específica de la vida del individuo, con necesidades y derechos definidos y con perspectiva de futuro, contemplando las diferencias etáreas y sociales dentro de este mismo lapso.
2. Propender a la igualdad de oportunidades de las/los adolescentes teniendo en cuenta la perspectiva de género y el concepto de equidad.
3. Incluir en el concepto de salud los aspectos biológicos, psicológicos y socioculturales, dentro de un contexto familiar y comunitario.
4. Favorecer servicios y prestaciones de salud adecuados a las necesidades de los adolescentes teniendo en cuenta el abordaje interdisciplinario.
5. Movilizar todos los recursos disponibles sectoriales y extra sectoriales a fin de lograr la salud integral del adolescente mediante la prevención de riesgos y daños, promoviendo conductas y hábitos saludables.
6. Privilegiar el enfoque preventivo en todas las formas de atención.
7. Acordar y establecer estrategias coordinadas con otros sectores, promoviendo las acciones interministeriales, así como la participación de universidades, sociedades científicas y otras Organizaciones No Gubernamentales, en la programación, ejecución y evaluación de las actividades.
8. Promover la activa participación de jóvenes y adolescentes en todas las etapas del Programa.
9. Impulsar un adecuado uso de estrategias de comunicación para la eficiente realización de las acciones.
10.Reconocer y considerar las características regionales y las diferentes necesidades de los adolescentes y sus comunidades promoviendo y fortaleciendo programas provinciales y municipales.
11.Proponer procesos de regulación y promover líneas de investigación relacionadas con la salud integral del adolescente
12.Monitorear y evaluar las estrategias de intervención y el impacto de las acciones a través de indicadores de resultado.
Artículo 3º.-: La estructura organizativa nacional del Programa estará conformada por un coordinador general y un equipo mínimo interdisciplinario de cuatro funcionarios
Artículo 4º.-: Será función del Programa Nacional el apoyo a la elaboración, desarrollo y monitoreo de los programas provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, desarrollando:
1. Actividades de capacitación atendiendo a las necesidades de las diferentes jurisdicciones.
2. Asesoría técnica a través de recursos del Ministerio de Salud o mediante la movilización de recursos de centros de excelencia nacionales o extranjeros.
3. La creación de una red de instituciones de atención integral del adolescente, que favorezca la cooperación horizontal en los temas de capacitación, investigación e información.
4. La evaluación de la marcha del programa, atendiendo no sólo los aspectos cualitativos de servicios prestados sino también a los aspectos cuantitativos que revelen el grado se satisfacción de los adolescentes respecto de las políticas, estrategias y acciones del programa.
5. Articular acciones con funciones de otros ministerios y ONG's comprometidas en la temática.
Artículo 5º.-: Las diferentes jurisdicciones deberán designar responsables del Programa cuya tarea será:
1. Elaborar, desarrollar y monitoreo de programas de la jurisdicción, adaptados a las características regionales, siguiendo los lineamientos estratégicos nacionales.
2. Apoyar la creación y/o fortalecimiento de servicios de atención de la salud integral del adolescente en la jurisdicción.
3. Participar en la capacitación de los recursos humanos.
4. Organizar un sistema de información que permita el control y evaluación de todas las acciones del programa.
Artículo 6º.-: El Ministerio de Salud convocará a representantes de diferentes sectores: Salud, Educación, Justicia, Universidad, Trabajo, Recreación, así como otros que puedan tener relación con la salud integral de las/los adolescentes a conformar una Comisión Nacional de Adolescentes, cuya función será la de asesorar al equipo nacional en la coordinación, articulación y participación de los diferentes sectores en el cumplimiento de los objetivos del Programa.
Artículo 7º.-: El Programa convocará, a su vez, a un grupo técnico asesor, integrado por profesionales de la salud de diferentes disciplinas, educadores y adolescentes, incorporando temporalmente las personas que considere necesarias para sus aspectos específicos.
Artículo 8º.-: Financiamiento. El presente Programa se financiará con las sumas que anualmente se determine dentro del Presupuesto General de Gastos de la Administración Pública de la Nación. A tal efecto, el Poder Ejecutivo Nacional, al elevar al Congreso de la Nación el correspondiente Proyecto de Ley, realizará el cálculo de dicha partida en forma individualizada, de conformidad con las necesidades del respectivo Programa.
Artículo 9º.-: Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Carlos A. Reutemann. - Roxana Latorre.
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
La adolescencia y la juventud están comprendidas entre los 10 y los 24 años y representa el 26% de la población argentina. Esto significa algo más de 10 millones de personas.
A pesar del descenso de los índices de pobreza que viene aconteciendo en los últimos años, el 15% de estos jóvenes, según los datos de la Encuesta Permanente de Hogares del segundo semestre del año 2005, provienen de hogares con necesidades básicas insatisfechas (NBI),
La etapa adolescente está caracterizada por cambios corporales y psicológicos significativos que se encuentran influidos por características genéticas y condicionantes ambientales. El acompañamiento del desarrollo en esta etapa es fundamental y debemos garantizar que sea realizado por profesionales capacitados, integrados en grupos interdisciplinarios, en espacios físicos estables, con privacidad, contando con instrumental y normativas adecuadas.
Los jóvenes necesitan ser escuchados, contenidos y acompañados en su crecimiento; promoviendo en ellos la autoestima; fortaleciendo la resiliencia, hábitos y conductas saludables; desarrollando la creatividad, incentivando valores y respetando su intimidad. En los casos de adolescentes discapacitados o en los crónicamente enfermos, estas actitudes adquieren una relevancia capital para favorecer su integración social.
Para ello, es importante legitimar el trabajo de equipos de salud con un enfoque integral que ayude al adolescente a comprender sus cambios corporales, la evolución de su pensamiento y las modificaciones en sus procesos de sociabilización e identificación, para el logro de un proyecto adulto sano, respetando los tiempos personales de cada uno y reconociendo a éstos como necesarios para la construcción de un proyecto personal.
Otro de los aspectos preponderantes de la adolescencia es la sexualidad, manifestación psico-afectiva individual y social que trasciende lo estrictamente biológico y cuya expresión está pautada por los valores sociales de la época.
Los tabúes existentes sobre esta etapa y la falta de estrategias educativas que alcancen a la mayoría de la población adolescente, generan desinformación y sentimientos contradictorios que se reflejan en conductas de riesgo tales como: iniciación prematura de relaciones sexuales, experiencias frustrantes que conducen a disfunciones sexuales, contagio de infecciones de transmisión sexual, embarazo no planificado.
Asimismo, los roles sexuales determinados por la sociedad y los prejuicios de género, nos hacen creer erradamente que los conocimientos acerca de la naturaleza de la sexualidad son instintivos en el varón y que la mujer está instintivamente preparada para la maternidad. Las/los adolescentes suelen compartir con los adultos estas mismas creencias, generándoles preocupaciones sobre su desempeño sexual.
La información y el asesoramiento son indispensables para un saludable desarrollo de la sexualidad, contrarrestando los mensajes contradictorios culturales y de los medios de comunicación, y poder acompañarlos en la construcción de un proyecto sexual responsable.
Esta tarea que debe ser sistemática, permanente, comenzar desde el inicio de la sociabilización y acorde a la etapa evolutiva, debe estar a cargo de la familia, los docentes capacitados y el equipo de salud. Es trascendente remarcar el compromiso que toda la sociedad debiera asumir para revisar mitos y tabúes, respetando los valores individuales, reflexionar sobre los modelos que ofrece para redefinir roles y cambiar actitudes que no ayudan a los jóvenes a cumplir satisfactoriamente con la construcción de una personalidad plena.
Los adolescentes necesitan alcanzar su identidad, un rol sexual acorde y el desarrollo máximo de su potencial biológico, psíquico, social y espiritual.
Necesitan, además, instrumentos idóneos desde lo jurídico que les asegure, en el ámbito de la salud, los espacios adecuados para lograr el objetivo de un crecimiento y desarrollo emocional saludable, evaluar las distintas etapas evolutivas y reconocer, en forma precoz, las situaciones que alteren o pongan en riesgo su proceso de maduración, tales como el consumo de alcohol y sustancias tóxicas, tabaco, abuso sexual, conductas antisociales, violencia.
La situación de los adolescentes y jóvenes de nuestro país, según datos de la Dirección Nacional de Juventud - Ministerio de Desarrollo Social de la Nación para el año 2005, muestra que el porcentaje de jóvenes de 15 a 19 años que no estudia, ni trabaja, ni realiza tareas de cuidado del hogar es de 10,8%.
Esto convierte al grupo mencionado en un universo particular de riesgo francamente vulnerable, que carece de un marco de contención social (algunos de ellos no finalizaron sus estudios primarios y/o secundarios), y de escasa o nula contribución (actual o futura) a la sostenibilidad familiar o comunitaria, lo cual lo convierte en otra muestra de exclusión social.
El porcentaje de jefes de hogares de la población adolescente es del 2%, correspondiendo más de la mitad a las mujeres (57%), lo cual implica un total de alrededor de 69.300 adolescentes que sostienen en forma única o principal su hogar.
Sería ocioso remarcar la influencia negativa que tiene la asunción de esas responsabilidades tempranas en el sostenimiento del hogar para la terminación de la etapa escolar y para un adecuado desarrollo humano, en términos de adquisición de capacidades y habilidades que posibiliten mejores oportunidades para inserciones laborales y sociales.
Desde el punto de vista de la salud pública, el número de personas que sufren VIH/SIDA en Argentina es de aproximadamente 120.000 personas, las cuales se estima que en general se infectaron siendo adolescentes o adultos jóvenes. Se considera que existiría una tasa de incidencia de VIH en la población adolescente del 0,15%.
Encuestas acerca de consumo de drogas mostraron que el alcohol es la que predomina entre las drogas sociales, duplicando al consumo de tabaco. En tanto que entre las drogas ilícitas, la de uso más frecuente fue, por leve diferencia, la marihuana. La exposición y el contacto inicial tiende a bajar en términos de edad de inicio y de conocimiento y acceso de sustancias. Situación ésta que, al igual que en otras conductas de riesgo, incentiva la necesidad de establecer medidas preventivas y también de regulación, similares a las que demostraron ser efectivas en otros países, tales como restricciones a la propaganda de drogas sociales que tiene como destinatarios colaterales o centrales a los adolescentes.
La adolescencia es una etapa vital con tasas de mortalidad bajas - las muertes de la franja de 10 a 24 años en relación con el total de las muertes, alcanza el 2,09% -. No obstante, es imposible considerarla una etapa exenta de riesgos.
Los accidentes son la primera causa de muerte en la franja de 15 a 24 años cuya cifra es de alrededor de 1.800 jóvenes fallecidos, el número de suicidios es de casi 800 y aproximadamente 650 corresponden a muertes por agresiones (estadísticas vitales del Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación - año 2004). El suicidio representa el 15,8% en las causas de muerte. En total, las muertes asociadas a causas externas es del 63,61%.
A su vez, la violencia juvenil ha adquirido, en las últimas décadas, una cierta autonomía y visibilidad creciente, en paralelo al auge de un modelo de apropiación y distribución regresiva de bienes y servicios; se ha victimizado a amplios sectores de esta franja etárea, en especial a los de bajos recursos, expulsándolos del ámbito escolar y del trabajo, sumiéndolos en la degradación y la miseria produciendo una inequidad social mayor y más amplia. Este es el contexto real en el cual se debe analizar la violencia juvenil, como un síntoma del orden social, de paradigmas generacionales, de patologías personales, es decir, de los múltiples factores que determinan este fenómeno mundial.
El embarazo en la adolescencia es otro de los factores de riesgo en esta etapa. En 2004, el porcentaje recién nacidos vivos de madres menores de 20 años era alrededor del 14% y, en los últimos 10 años, osciló entre el 13% y el 16%. El porcentaje de madres menores de 15 años estuvo entre el 0,42% y el 0,51%. (Estadísticas Vitales - Ministerio de Salud y Ambiente de la Nación).
Considerando los niveles de conocimientos sobre salud reproductiva de las/los adolescentes, diversos estudios indican la deficiencia respecto de los mismos. La disponibilidad de mayores y mejores conocimientos sobre salud reproductiva es una necesidad que ya ha sido reconocida y debiera ser incorporada en los planes educativos nacionales. Pero aún queda camino por transitar para mejorar la información y la educación sobre sexualidad para prevenir embarazos no planificados, procurando disminuir las tasas de la morbi-mortalidad materna y de las enfermedades sexualmente transmisibles.
A poco de implementarse el Programa Nacional, las primeras cifras mostraban una escasa utilización del programa por parte de las mujeres menores de 20 años, y escasísima participación de los varones: la población cubierta por el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable estaba constituida en un 92% por mujeres y un 8% por varones para el año 2004.
La población adolescente es la que menos uso hace de los servicios de salud, en parte porque no surge como real necesidad, pero si bien es difícil de ser mensurado, esto podría explicarse por la existencia de barreras de diverso tipo: económicas, geográficas, legales, y relacionadas con la organización de los servicios (horarios inadecuados, carencia de recursos humanos capacitados, falta de espacios que permitan cierta privacidad, entre otros), que impedirían un acceso oportuno.
Se requiere, por ende, de una acción consciente y programada que tienda, por un lado, a la apertura institucional para la participación y protagonismo de las/los adolescentes y jóvenes y, por otro, a la calificación de la demanda, dado que la participación exige conocimientos y un nivel de información básica.
Las propuesta de este Proyecto se apoya en la Convención Internacional por los Derechos de los/las Niños/as y Adolescentes, la cual define la necesidad de contar con un sistema de protección integral para el acceso a la educación, a la salud, y en general a los bienes y servicios públicos, así como a la participación, sin distinción de género o de edad; es decir, que ponen foco en la democratización y en la construcción de ciudadanía. El desafío que la Convención impone a los estados que la han suscrito, como es el caso de Argentina, es el de hacerla operativa, de llevar a la práctica su mandato. Esto implica una importante serie de transformaciones en las concepciones, las actitudes y conductas de las personas así como en los diseños institucionales y sus desempeños.
Por otra parte, desde la adopción del Plan de Acción de El Cairo y de la Plataforma de Acción de Beijing, la población adolescente quedó definida como destinataria de acciones públicas selectivas, dirigidas a la promoción y defensa de sus derechos reproductivos, insertando así el tema en la agenda internacional.
La reciente aprobación de la Ley 25673 que crea el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable en el año 2002 y de la ley 26061 sobre los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes en 2005, dan un marco de referencia mediante el cual las y los adolescentes pasan a ser sujetos de derecho.
Las políticas, programas y proyectos del sector de la salud, destinadas a las/los adolescentes se enfocarían como espacios de oportunidad para el ejercicio pleno de los derechos y responsabilidades de los jóvenes y del reconocimiento de esos derechos y responsabilidades por parte del resto de la población. Así, las estrategias que se adopten adquirirán un particular contexto de interpretación, en tanto cada programa, proyecto, institución o servicio se constituya en un espacio de oportunidad para la inserción social de los adolescentes, a partir de:
§ Su contribución a la toma de conciencia, realización y diseminación de los derechos de los jóvenes,
§ Su aporte como fase de un proceso participativo más general, público y creador de sentido,
§ La presencia, durante su desarrollo, de la dimensión simbólico- expresiva, es decir de la formación y ejercicio de valores y prácticas democráticas de relacionamiento social.
Las acciones aquí propuestas adoptan un enfoque integral, entendido en sus cuatro acepciones:
§ El abordaje de la problemática social con una mirada amplia, superadora de los modelos restringidos que, al momento de afrontar la solución de un problema, ponen el foco en determinados factores, dejando de lado otros; significa explicar los problemas desde una perspectiva multidimensional y encarar las estrategias de solución teniendo en cuenta todos las eventualidades relevantes - negativas y positivas - que tienen que ver con cada problemática.
§ El tener en cuenta las características procesales en la construcción de los problemas y daños y, por ende, cuanto antes se los evite será mayor la eficacia en términos de resultados saludables y menor el costo final humano; implica que en la estrategia de solución del problema en cuestión se incluyan los diferentes niveles de la acción: promoción, prevención, asistencia y rehabilitación.
§ La articulación de actividades entre programas y/o proyectos que se orientan a una misma población y/o problemática, para no ofrecer un abanico de acciones fragmentadas, perdiendo oportunidades de las sinergías que pueden producirse cuando las acciones son articuladas, coordinadas o complementarias.
§ La inclusión, en las estrategias de la solución implementada, de la voz y la acción de todos aquellos actores que tengan que ver con la problemática.
Varios han sido los intentos que se han realizado dentro de la Dirección Nacional de Salud Materno Infantil, a los efectos de desarrollar un área específica de relacionada con la Adolescencia.
La dificultad de otorgar, al área de salud de la adolescencia dentro del Ministerio de Salud de la Nación, estabilidad y recursos no es un problema sólo de nuestro país sino que algo similar ocurre en otros países de la región. Esta situación no difiere de la que deben afrontar organismos internacionales (OPS, OMS y UNICEF), en contraste con la realidad que indica el crecimiento de patologías orgánicas y psicosociales en adolescencia y juventud, la dificultad en el abordaje de las mismas y la complejidad de las acciones a implementar que requiere de enfoques interdisciplinarios e intersectoriales y de recursos humanos y económicos para hacer operativas las estrategias consignadas que entrañen el componente ejecutivo de una política en Adolescencia.
El desarrollo de nuestros adolescentes y jóvenes constituye una estrategia fundamental para el desarrollo social, político y económico del país, teniendo consecuencias en las/los adolescentes de hoy, en su vida adulta y en las próximas generaciones. Así lo ha planteado el Comité Directivo de la OPS/OMS en la 42º Asamblea Mundial (Resolución CE120.R8).
En los países en desarrollo, como el caso de Argentina, cada vez más jóvenes se incorporan a la población activa. En los próximos 20 años se producirá un descenso de la proporción de niños y la proporción de personas jubiladas no llegará a ser significativa aún, por lo que reconoce que se está por delante de dos décadas en que las/los adolescentes y jóvenes serán el grupo poblacional de mayor peso.
Por este motivo hoy las/los adolescentes y jóvenes deben ser considerados actores estratégicos del desarrollo, lo que implica re - pensar las políticas publicas para este grupo como una oportunidad y un desafío.
Sr. Presidente: por lo expuesto anteriormente, solicito de mis pares la aprobación del presente proyecto.
Carlos A. Reutemann. - Roxana Latorre.