Número de Expediente 2900/06
N° | Origen | Tipo | Extracto |
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2900/06 | Senado De La Nación | Proyecto De Declaración | RODRIGUEZ SAA Y OTROS : PROYECTO DE DECLARACION EXPRESANDO RECONOCIMIENTO Y HOMENAJE A TODOS LOS INMIGRANTES EN SU DIA , EL PROXIMO 4 DE SETIEMBRE DE 2006 . |
Listado de Autores |
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Rodríguez Saá
, Adolfo
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Negre de Alonso
, Liliana Teresita
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Basualdo
, Roberto Gustavo
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Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
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16-08-2006 | 30-08-2006 | 131/2006 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
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22-08-2006 | SIN FECHA |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
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ORDEN DE GIRO: 1 |
23-08-2006 | 06-09-2006 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 05-10-2006
Resoluciones
SENADO |
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FECHA DE SANCION: 06-09-2006 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: SOBRE TABLAS |
NOTA: |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-2900/06)
PROYECTO DE DECLARACIÓN
El Senado de la Nación
DECLARA
Su reconocimiento y homenaje el próximo 4 de Setiembre, a todos los Inmigrantes en su día, que, al amparo de la convocatoria que ofreciera el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional en 1853, a ¿...todos los habitantes del mundo que quieran habitar el suelo argentino...¿, han contribuido con su esfuerzo, y lo seguirán haciendo, al engrandecimiento de nuestra Patria.
Adolfo Rodríguez Saa.- Liliana T. Negre de Alonso.- Roberto Basualdo.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente
Ya desde la época del Primer Triunvirato, que el 4 de Setiembre de 1812 firmó un Decreto que decía ¿...el gobierno ofrece su inmediata protección a los individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio en el territorio...¿, nuestro país abrió sus fronteras a los inmigrantes de cualquier parte del mundo que quisieran habitar en nuestro suelo.
El Preámbulo de la Constitución Nacional de 1853, en su Prólogo, también hizo referencia a ¿...todos los habitantes del mundo que quieran habitar el suelo argentino...¿, refrendado luego por el Artículo 25 decía claramente: ¿El Gobierno Federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias e introducir y enseñar las ciencias y las artes¿.
Esta importantísima decisión de nuestros legisladores, al establecer la primera Constitución Nacional, se ha visto continuada en forma permanente, en las sucesivas modificaciones de la misma, que llegan hasta la última de 1994.
Fue durante el Gobierno del General Juan Domingo Perón en 1949 que se decidió la celebración del Día del Inmigrante, estableciéndose como fecha para ese homenaje al 4 de Setiembre, en conmemoración del recuerdo del Decreto firmado por el Primer Triunvirato, que propiciaba nuestra apertura como país a los individuos que quisieran venir a establecerse en el mismo.
Históricamente, las primeras colonizaciones se iniciaron bajo el Gobierno de Urquiza, con 100 familias de agricultores europeos que se asentaron en la provincia de Corrientes. Se crea en 1875 la Comisión General de Inmigración y en 1876 se dictó la Ley N° 761, que se denominaría Ley de Inmigración y Colonización.
Las primeras colonias que se establecen en el país son de colonos suizos que lo hacen en Esperanza, en Santa Fe. Luego fundan también colonias en Entre Ríos, en Calera de Espiro y en San José. También llegan suizos que se instalan en Baradero en 1856. Las primeras colonias de galeses se instalan en Puerto Madryn en 1865.
En los primeros tiempos la colonización no fue orgánica, ya que en muchos casos los colonos, por falta de organización, sufrieron verdaderas penurias por no haberse tomado las medidas necesarias para su asentamiento. Pero es a partir de 1880 que se produce la verdadera explosión inmigratoria, por las magníficas posibilidades que ofrecían nuestras tierras y por las guerras y las dificultades que vivían los europeos en la época.
Llega entonces la época dorada de la inmigración. El país recibe, entre 1881 y 1890 la impresionante cantidad de 841.000 inmigrantes, predominantemente de origen latino (españoles e italianos) aunque posteriormente ingresan grandes contingentes de turcos, árabes, sirios y griegos que lo hacen básicamente entre principios del Siglo XX y fines de la Primera Guerra Mundial.
Fue básicamente Buenos Aires la principal beneficiaria del nuevo desarrollo económico, europeizándose en sus gustos y sus modas, con una población cosmopolita, una arquitectura renovadora, minorías con alto nivel cultural y un puerto activo para la época. Crece notablemente la población del país, que del 1.730.000 habitantes de 1869 pasa en 1914 a los 7.885.000 pobladores.
La cuestión de la inmigración tuvo un carácter fundacional en la formación de la Argentina Moderna. La consolidación de las fronteras nacionales requería de población para habitar los amplios espacios escasamente poblados habitados existentes. La Argentina pudo resolver eficazmente, aunque con dificultades, los desafíos de la integración social, cultural y económica de miles de inmigrantes que llegaron a nuestras tierras en busca de un nuevo hogar. Y es esto lo que debemos rescatar de esa experiencia: la capacidad de construir un país abierto al hombre de trabajo, sin importar su origen, raza o religión.
Sin embargo, hoy los inmigrantes que llegan a nuestras tierras se encuentran con un país distinto, que no ofrece las mismas opciones que en el siglo pasado. Estudios nos muestran que hoy, uno de cada diez habitantes de la Capital es extranjero. Son personas que llegaron principalmente de países limítrofes y asiáticos, buscando las posibilidades que se les negaban en su país de origen, que se han instalado como fuertes comunidades en los distintos barrios porteños.
Son inmigrantes que traen culturas diferentes, distintas a las europeas de principios del siglo XX. Para estos grupos, quedarse o irse es aún un dilema, aún cuando la estabilidad que hoy gozamos les permite instalar pequeños comercios para su sustento.
Pese a todo, las dos grandes corrientes migratorias, la del siglo XX en su principio, y la de finales del mismo, se encuentran todas identificadas por la misma señal: todas ellas han colaborado para engrandecer el país hasta los niveles que hoy detenta en el concierto mundial.
La revolución tecnológica, el rol de la información y el conocimiento, la globalización en la esfera cultural, la consolidación de la democracia y el mercado como sistema de regulación de la relaciones políticas y económicas de nuestra sociedad, son elementos que ponen de manifiesto la particularidad del momento histórico que hoy vivimos.
Estas circunstancias nos obligan a redefinir políticas de movilidad de las personas, examinando con cuidado el papel de las fronteras, todo ello en función de los objetivos de integración y desarrollo, hoy potenciados en los acuerdos del MERCOSUR. En este escenario cambiante el mayor desafío que tendremos es adecuar las respuestas institucionales que podamos efectuar para enfrentar éstos fenómenos.
En aras de fomentar esa integración regional es importante considerar que el emigrante no debe encontrarse en desventaja en el ámbito de los derechos concernientes al trabajo respecto del resto de los trabajadores de la sociedad, circunstancia que lamentablemente vemos que ocurre día a día, con innumerables denuncias de esclavitud laboral. Para el emigrante deben valer los mismos criterios que para el resto de la sociedad.
Nuestros emigrantes, los de antaño y los de ahora, han contribuido, y seguramente seguirán haciéndolo, al desarrollo de nuestro país. Es nuestro deber procurar que lo que vinieron a buscar lo encuentren, porque será la forma de consolidar nuestro futuro como Nación.
Por todos estos motivos Señor Presidente, considerando la importancia que han tenido, tienen y seguramente tendrán todos los inmigrantes en nuestra Patria, venimos a acompañar el presente Proyecto de Declaración, para el cual solicitamos la aprobación de nuestros Pares.
Adolfo Rodríguez Saa.- Liliana T. Negre de Alonso.- Roberto Basualdo.-