Número de Expediente 2710/06

Origen Tipo Extracto
2710/06 Senado De La Nación Proyecto De Ley QUINTELA : PROYECTO DE LEY SOLICITANDO SE DECLARE MONUMENTO HISTORICO NACIONAL A UNA FRACCION DE TERRENO RURAL DEL PARAJE DE PUNTA DE LOS LLANOS , LA RIOJA, EN HOMENAJE A MONSEÑOR ANGELELLI .
Listado de Autores
Quintela , Teresita Nicolasa

Fechas en Dir. Mesa de Entradas

MESA DE ENTRADAS DADO CUENTA Nº DE D.A.E.
02-08-2006 09-08-2006 122/2006 Tipo: NORMAL

Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones

DIR. GRAL. de COMISIONES INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS
07-08-2006 SIN FECHA

Giros del Expediente a Comisiones

COMISIÓN FECHA DE INGRESO FECHA DE EGRESO

ORDEN DE GIRO: 1
07-08-2006 29-02-2008

EL EXPEDIENTE CADUCO EL 29-02-2008

ENVIADO AL ARCHIVO : 30-06-2008

En proceso de carga

Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección de Publicaciones

(S-2710/06)

PROYECTO DE LEY

El Senado y Cámara de Diputados,...

Artículo 1º: Facúltase al Poder Ejecutivo Nacional, para que por medio de las áreas competentes, declare Monumento Histórico Nacional a la fracción de terreno rural del Paraje de Punta de los Llanos en la Provincia de La Rioja, individualizado catastralmente con el número de matrícula 418-03-024-980-223, de doscientos metros de frente al Sud donde colinda con el alambrado de la ruta nacional 38 y doscientos metros de fondo al Norte, entre las progresivas kilómetro 1056 y 1057 de dicha ruta; en homenaje a la trágica desaparición de Monseñor Enrique Angel Angelelli ocurrida el 4 de agosto de 1976.

Art. 2º: Comuníquese al Poder Ejecutivo

Teresita N. Quintela.-

FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:

Monseñor Enrique Angel Angelelli nació el 17 de julio de 1923 en la ciudad de Córdoba. Hijo de inmigrantes italianos, ya a los 15 años ingresó al Seminario Metropolitano Ntra. Señora de Loreto, y al iniciar el segundo año de teología fue enviado a Roma para completar sus estudios. A los 26 años fue ordenado sacerdote y continuó sus estudios en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma hasta obtener la Licenciatura en Derecho Canónico.

De regreso a Córdoba comenzó su labor pastoral como Vicario Cooperador de la Parroquia San José de Bº Alto Alberdi y como Capellán del hospital Clínicas. Visitó las villas miserias de la zona. El encuentro con la realidad de los marginados fue haciendo crecer en él la predilección por el servicio a los pobres.

El 12 de diciembre de 1960 fue designado por el Papa Juan XXIII Obispo Titular de Listra y Auxiliar de Córdoba. Al año siguiente, el 12 de marzo recibió su consagración episcopal en la Catedral de Córdoba, la que se vio abarrotada de obreros y gente humilde. Tuvo participación activa en diversos conflictos gremiales, marcando así una decisiva presencia de compromiso episcopal poco frecuente en el contexto eclesial de Argentina y especialmente resistida en los círculos del catolicismo tradicional de Córdoba.

Participó del Concilio Vaticano II donde profundizó sus opciones pastorales y vivenció la realidad universal de la Iglesia. Dentro del marco de los cambios impulsados por el Concilio, se produjeron graves tensiones en el catolicismo cordobés, que tuvieron su detonante en varios reportajes que el diario ¿Córdoba¿ realizó a distintos sacerdotes en los que se planteaba una nueva perspectiva de la Iglesia. Las palabras de aliento y el apoyo que Monseñor Angelelli emitió en forma pública le significaron una progresiva marginación que culminó, luego de la renuncia del obispo Castellano, con su exclusión del gobierno eclesiástico por parte de los Canónigos que designaron como sucesor provisorio a uno de sus pares antes que a Monseñor Angelelli que era el único obispo consagrado en la arquidiócesis.

En 1966 Monseñor Raúl Francisco Primatesta se hizo cargo de la Arquidiócesis de Córdoba y volvió a nombrar a Angelelli como su Obispo Auxiliar. Su retorno al ejercicio de la jerarquía eclesiástica significó una nueva esperanza para la Iglesia que, renovada en el Concilio, buscaba nuevas formas de presencia en el conflictivo contexto social que vivía el país con la dictadura del General Onganía.

Como Obispo Auxiliar de Córdoba, Mons. Angelelli tuvo participación activa, a solicitud de los trabajadores, en diversos conflictos gremiales (de industrias mecánicas del Estado, IME, de los Municipales, de Fiat, etc.). Por eso su designación como Obispo de La Rioja en 1968, no pasó desapercibida pues fue el intento por alejar de Córdoba a una voz cuestionadora.

MONSEÑOR ANGELELLI EN LA RIOJA

Angelelli quiso ser un riojano más y desde el inicio visitó instituciones, comunidades, barrios y poblados riojanos. Sacerdotes y laicos fueron convocados a sumarse a esta renovación del concepto pastoral que impulsaba Monseñor. En la Semana Diocesana Pastoral, de mayo de 1969, se redactó un documento que profundizaba el análisis de la realidad provincial y el compromiso por la liberación de los hombres y las mujeres de La Rioja. Muchos riojanos conservamos la impronta de su enseñanza, que desde su actividad pastoral logró movilizarnos y preocuparnos por alcanzar la verdadera justicia social para los más pobres y desamparados. Desde esta opción, Monseñor se caracterizó por estar junto a los trabajadores en sus reclamos y con los campesinos impulsando su organización cooperativa.

Su actividad fue grandiosa. Denunció la usura, la droga, la prostitución, trató de organizar a los trabajadores en cooperativas, recorrió toda la provincia visitando los pueblitos más remotos y olvidados. Promovió la acción política para el servicio y el bienestar del pueblo.

Quería una Iglesia riojana evangelizada y evangelizadora, comprometida con el espíritu de Jesús y con el hermano pobre. De vida austera y de incansable caminar solía decir: ¿No vengo a ser servido sino a servir, a todos sin distinción alguna. Como Jesús, quiero ser servidor de nuestros hermanos, los pobres, de los que sufren espiritual o materialmente, de los que reclaman ser considerados en su dignidad humana, como hijos del mismo Padre que está en los cielos....."

El pueblo riojano, tuvo la enorme suerte de tener a Monseñor Angelelli como pastor, y en su permanente mensaje de fe y solidaridad solía repetir: ¿ Para hacer el camino que Dios quiere hay que tener un oído puesto en el evangelio y el otro oído en el pueblo¿

En el año 1974 el país vivía un recrudecimiento de la crisis social y política, con asesinatos, atentados y ataques a los dirigentes y organizaciones populares. En el mes de setiembre, Monseñor Angelelli viaja a Roma y le sugieren no regresar, pues su nombre figuraba en la tristemente conocida lista de amenazados por las ¿Tres A¿.

Sin embargo, Monseñor Angelelli retornó a su Diócesis y planteó los ejes de trabajo para el año 1975: ¿caminar con y desde el pueblo, seguir actuando el Concilio y continuar la promoción integral de los riojanos¿.

En febrero de 1976 fueron detenidos en Mendoza el Vicario General de la Diócesis riojana, Monseñor Esteban Inestal junto a dos dirigentes del Movimiento Rural. Luego del golpe de estado del 24 de marzo, se intensificó el control y seguimiento a los miembros de la Iglesia. En el marco de la represión desatada por la dictadura militar, Monseñor Angelelli levantó su voz para denunciar las violaciones a los derechos humanos e hizo conocer al episcopado la persecución de que era objeto la Iglesia de La Rioja.

Ante la inseguridad creciente, Angelelli aconsejó a sacerdotes, religiosos y laicos abandonar la Diócesis para protegerlos, y ante una invitación de los Obispos latinoamericanos para un encuentro en Quito, al que no concurrió, dijo: ¿Tengo miedo..., pero no se puede esconder el Evangelio debajo de la cama¿, confesó a sus familiares que vislumbraban el trágico final.

La represión se agudizó; los Padres Eduardo Ruiz de Olta, y Gervasio Mecca de Aimogasta fueron detenidos. El 18 de julio fueron secuestrados, torturados y asesinados los padres Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, de Chamical. El 26 de julio ametrallaron en la puerta de su casa al laico campesino Wenceslao Pedernera, en Sañogasta. Y cuando el 4 de agosto, Monseñor Angelelli, junto al Padre Arturo Pinto, retornaban a la Capital riojana luego del novenario de los sacerdotes asesinados en Chamical; a la altura de Punta de los Llanos, su camioneta sufre el accidente que aún hoy la justicia no ha terminado de investigar y que provocó la muerte de nuestro obispo mártir.

En 1983, con el retorno de la democracia, la causa se reabrió, y en 1986 el juez Aldo F. Morales dictaminó que la muerte de Monseñor Angelelli fue un homicidio fríamente premeditado, debiéndose identificar los autores. En 1989, los altos jerarcas de las Fuerzas Armadas implicados en el crimen fueron beneficiados por las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final que consagraron la impunidad en las violaciones a los derechos humanos.

Afortunadamente, en la actualidad, la justicia en nuestro país comenzará a desentrañar la verdad sobre la impunidad del crimen de nuestro obispo mártir. Crimen que permaneció durante estos treinta años negado por la Justicia y la cúpula eclesiástica, pero que permaneció latente en el sentir del pueblo riojano e hizo trascender los límites de la provincia.

Por lo expuesto es que, me permito afirmar que construir la memoria histórica de los pueblos, es una tarea que nos compete a todos. Y en esa construcción la celebración de nuestros mártires populares tiene importancia y significación: es mirar hacia atrás, no para quedarnos anclados en la historia, sino para rastrear en lo mejor de nuestra historia, y con esa luz reencontrar la línea de reflexión y acción perdidas, y así reiniciar nuestra marcha renovando el compromiso, como pueblo que somos de caminar hacia esa sociedad de dignificación de todos y cada uno, hacia esa sociedad fraterna, solidaria y justa que nos merecemos.

Monseñor Angelelli fue víctima de un proceso militar que estableció el terrorismo de Estado como metodología para eliminar sistemáticamente a todos aquellos que levantaban la voz del pueblo reclamando por sus derechos y por sus vidas. Es así, como este Obispo de tierra adentro, tal como se presentó a la feligresía riojana, supo interpretar el sentir popular de la época.

A treinta años de impunidad acerca del esclarecimiento de los hechos que llevaron al martirio y muerte de nuestro querido y reconocido defensor de los pobres y desposeídos; apelo a la comprensión de mis compañeros para acompañar el presente proyecto de ley, pues será un acto de estricta justicia que desde esta Cámara concretemos el reconocimiento a la actividad pastoral, al compromiso y entrega hacia los más necesitados de quien es considerado un mártir al servicio de su pueblo y de la Iglesia.

Por lo manifestado, es que se faculta al Poder Ejecutivo Nacional para que a partir de las áreas competentes declare Monumento Histórico Nacional, al lugar en que impunemente se terminó con la vida de este gran obispo y defensor de los derechos humanos.

Por ello, solicito a mis compañeros el reconocimiento justo a la labor de Monseñor Enrique Angel Angelelli, quien trascendió a la diócesis riojana, y a quien debe considerarse en su real dimensión de humildad, y entrega hacia los más necesitados. Muchas gracias.

Teresita N. Quintela.-