Número de Expediente 2479/05

Origen Tipo Extracto
2479/05 Senado De La Nación Proyecto De Declaración BAR :PROYECTO DE DECLARACION ADHIRIENDO A LA CELEBRACION DEL DIA DEL BIBLIOTECARIO A CELEBRARSE EL 13 DE SETIEMBRE .
Listado de Autores
Bar , Graciela Yolanda

Fechas en Dir. Mesa de Entradas

MESA DE ENTRADAS DADO CUENTA Nº DE D.A.E.
11-08-2005 17-08-2005 124/2005 Tipo: NORMAL

Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones

DIR. GRAL. de COMISIONES INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS
16-08-2005 22-09-2005

Giros del Expediente a Comisiones

COMISIÓN FECHA DE INGRESO FECHA DE EGRESO

ORDEN DE GIRO: 1
16-08-2005 22-09-2005

ENVIADO AL ARCHIVO : 12-12-2005

Resoluciones

SENADO
FECHA DE SANCION: 02-11-2005
SANCION: APROBO
COMENTARIO:
NOTA:CONJ.S.2795/05

Órdenes del Día

NÚMERO DE FECHA ESTADO ANEXO
1209/05 27-09-2005 APROBADA Sin Anexo
En proceso de carga


Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones

(S-2479/05)

PROYECTO DE DECLARACION

El Senado de la Nación

DELCARA:

Adherir a la celebración del Día del Bibliotecario que se celebra el 13 de Septiembre y hace llegar un merecido reconocimiento a todos aquellos que diariamente contribuyen con su esfuerzo personal, dedicación y alto nivel de profesionalidad al funcionamiento de nuestras bibliotecas.

Graciela Bar.-

FUNDAMENTOS

Señor Presidente:

El Día del Bibliotecario fue instituido en el año 1954, por decreto nº 17650/54 firmado por el presidente Juan D. Perón. Allí se establece el 13 de septiembre de cada año "como homenaje a los meritorios servidores de las bibliotecas públicas de todo el país". La fecha recuerda la fundación de la Biblioteca Pública de Buenos Aires por parte de la Junta de Gobierno de Buenos Aires, bajo la inspiración de Mariano Moreno.

Pocos meses habían transcurrido desde la Revolución de Mayo cuando, un 13 de setiembre de 1810, Mariano Moreno publica en la Gazeta de Buenos Aires un artículo titulado "Educación" en el que se anuncia la resolución de crear la biblioteca.

La celebración resulta oportuna para transcribir el artículo "Educación" tal y como fuera publicado en esa ocasión:

"Los pueblos compran a precio muy subido la gloria de las armas, y la sangre de los ciudadanos no es el único sacrificio que acompaña los triunfos: asustadas las Musas con el horror de los combates huyen a regiones más tranquilas, e insensibles los hombres a todo lo que no sea desolación y estrépito, descuidan aquellos establecimientos que en tiempos felices se fundaron para cultivo de las ciencias y de las artes. Si el Magistrado no empeña su poder y su celo en precaver el funesto término a que progresivamente conduce tan peligroso estado, a la dulzura de las costumbres sucede la ferocidad de un pueblo bárbaro, y la rusticidad de los hijos deshonra la memoria de las grandes acciones de sus padres.

Buenos Aires se halla amenazado de tan terrible suerte; y cuatro años de glorias han minado sordamente la ilustración y virtudes que las produjeron. La necesidad hizo destinar provisionalmente el Colegio de San Carlos para cuartel de tropas; los jóvenes empezaron a gustar una libertad tanto más peligrosa cuanto más agradable; y atraídos por el brillo de las armas que habían producido nuestras glorias, quisieron ser militares, antes de prepararse a ser hombres. Todos han visto con dolor destruirse aquellos establecimientos de que únicamente podía esperarse la educación de nuestros jóvenes, y los buenos patriotas lamentaban en secreto el abandono del gobierno, o más bien su política destructora, que miraba como un mal de peligrosas consecuencias la ilustración de un pueblo.

La Junta se ve reducida a la triste necesidad de crearlo todo, y aunque las graves atenciones que la agobian no le dejan todo el tiempo que deseara consagrar a tan importante objeto, llamará en su socorro a los hombres sabios y patriotas, que reglando un nuevo establecimiento de estudios, adecuado a nuestras circunstancias, formen el plantel que produzca algún día hombres que sean el honor y la gloria de su patria.

Entretanto que se organiza esta obra, cuyo progreso se irá publicando sucesivamente, ha resuelto la Junta formar una Biblioteca Pública, en que se facilite a los amantes de las letras un recurso seguro para aumentar sus conocimientos. Las utilidades consiguientes a una Biblioteca Pública son tan notorias, que sería excusado detenernos en indicarlas. Toda casa de libros atrae a los literatos con una fuerza irresistible, la curiosidad incita a los que no han nacido con positiva resistencia a las letras, y la concurrencia de los sabios con los que desean serlo produce una manifestación recíproca de luces y conocimientos, que se aumentan con la discusión y se afirman con el registro de los libros, que están a mano para dirimir las disputas.

Estas seguras ventajas hicieron mirar en todos los tiempos las Bibliotecas Públicas, como uno de los signos de la ilustración de los pueblos, y el medio más seguro para su conservación y fomento. Repútese enhorabuena un rasgo de loca vanidad la numerosa biblioteca de Ptolomeo Filadelfo: setecientos mil libros entre el edificio antiguo de Ptolomeo Soter, y la nueva colección del templo de Serapis, no se destinaron tanto á la ilustración de aquellos pueblos, cuanto a ser una demostración magnífica del poder y sabiduría de los reyes que los habían reunido. Así los fines de esta numerosa colección correspondieron al espíritu que la había dado principio; seis meses se calentaron los baños públicos de Alejandría con los libros que habían escapado del primer incendio ocasionado por César, y el fuego disipó ese monumento de vanidad de que los pueblos no habían sacado ningún provecho.

Las naciones verdaderamente ilustradas se propusieron, y lograron frutos muy diferentes de sus bibliotecas públicas. Las treinta y siete que contaba Roma en los tiempos de su mayor ilustración eran la verdadera escuela de los conocimientos que tanto distinguieron a aquella nación célebre, y las que son hoy día tan comunes en los pueblos cultos de Europa son miradas como el mejor apoyo de las luces de nuestro siglo.

Por fortuna tenemos libros bastantes para dar principio a una obra que crecerá en proporción del sucesivo engrandecimiento de este pueblo. La Junta ha resuelto fomentar este establecimiento y esperando que los buenos patriotas propenderán a que se realice un pensamiento de tanta utilidad, abre una suscripción patriótica para los gastos de estantes y demás costos inevitables, la cual se recibirá en la Secretaría de gobierno; nombrando desde ahora por bibliotecarios al doctor don Saturnino Segurola y al reverendo padre fray Cayetano Rodríguez, que se han prestado gustosos a dar esta nueva prueba de su patriotismo y amor al bien público; y nombra igualmente por protector de dicha biblioteca al secretario de gobierno doctor don Mariano Moreno, confiriéndole todas las facultades para presidir a dicho establecimiento, y entender en todos los incidentes, que ofreciese".

Mariano Moreno
(Gazeta de Buenos Ayres, 13 de septiembre de 1810)
(Texto tomado del Boletín Electrónico Nº 10, año 2, de la Biblioteca Nacional de Maestros)

Vayan pues las palabras de Mariano Moreno como homenaje a todos los bibliotecarios en su día y especialmente a los de la Biblioteca del Congreso de la Nación, para resaltar y agradecer su abnegada y profesional labor. Sin ellos nuestro sistema de bibliotecas no podría funcionar con el nivel de eficiencia y calidad con que lo hace, desde las grandes bibliotecas nacionales hasta la más pequeña y modesta de las bibliotecas populares.

Por todo lo expuesto, solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto.

Graciela Bar.-