Número de Expediente 2309/03

Origen Tipo Extracto
2309/03 Senado De La Nación Proyecto De Ley FALCO Y PRADES : PROYECTO DE LEY DECLARANDO BIENES CULTURALES HISTORICOS ARTISTICOS A LA CUEVA DEL GUALICHO Y DE PUNTA BONITA EN LA PROVINCIA DE SANTA CRUZ .
Listado de Autores
Falco , Luis
Prades , Carlos Alfonso

Fechas en Dir. Mesa de Entradas

MESA DE ENTRADAS DADO CUENTA Nº DE D.A.E.
01-10-2003 15-10-2003 136/2003 Tipo: NORMAL

Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones

DIR. GRAL. de COMISIONES INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS
02-10-2003 SIN FECHA

Giros del Expediente a Comisiones

COMISIÓN FECHA DE INGRESO FECHA DE EGRESO

ORDEN DE GIRO: 1
02-10-2003 28-02-2005

EL EXPEDIENTE CADUCO EL 28-02-2005

ENVIADO AL ARCHIVO : 31-01-2006

En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones

(S-2309/03)

PROYECTO DE LEY

El Senado y Cámara de Diputados,...

Artículo 1.- Declaráse bienes culturales histórico-artísticos a la
Cueva del Gualicho y de Punta Bonita (o Cueva de la Momia), ubicadas en
las laderas del Cerro Gualicho, sobre la margen meridional del Lago
Argentino, a aproximadamente 8 km al este de la localidad de El
Calafate, Departamento Lago Argentino, Provincia de Santa Cruz.
Artículo 2.- A los fines dispuestos en el artículo 1, esos bienes
quedan amparados por las disposiciones de las leyes 12665 y 25197 sobre
patrimonio nacional.

Artículo 3.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Luis A. Falcó.- Carlos A. Prades.-

FUNDAMENTOS

Señor presidente:

Ubicadas a unos 8 kilómetros de El Calafate, las cuevas del Gualicho y
de Punta Bonita presentan una retrospectiva en el tiempo. Descubiertas
por el ilustre explorador del sur de nuestro país Francisco Pascasio
Moreno durante su viaje a la Patagonia Austral entre 1876 y 1877, el
sitio arqueológico fue el primer yacimiento con pinturas rupestres
hallado en la Provincia de Santa Cruz.

Deterioradas por el paso del tiempo, la acción del viento y alguna
incursión pictórica de "modernos salvajes", las cuevas de altas paredes
y roca porosa se hallan sobre la margen meridional del Lago Argentino,
dentro de un parque privado.

Así relató el perito Moreno su descubrimiento:

"Debido al mal tiempo reinante hace varios días nos vemos obligados a
guarnecernos del temporal que nuestra mala embarcación no es capaz de
sortear. Salgo a caminar hacia un promontorio y después de curiosear
largo rato entre los derrumbes que caen a pique sobre el lago, hago un
descubrimiento interesante. Las barrancas verticales están cubiertas de
signos trazados por la mano del hombre, este encuentro me es agradable
en extremo, pues había oído hablar a los indios de ciertas cavernas
habitadas por malos espíritus y también algunas donde se distinguían
figuras trazadas por ellos; [...] es notable la semejanza de estas
combinaciones de signos con las que han sido descubiertas en Colorado y
Nuevo México. Hasta los mismos colores se encuentran en estas, el rojo
predomina, pero hay púrpuras, blancas, amarillas y hasta verdes, esto
me demuestra que las inscripciones que asombraron a Humboldt no están
encerradas en centenares de leguas, sino en decenas de miles, me hace
ver que, con corta diferencia, se encuentran los mismos signos en todo
el Nuevo Mundo desde las islas Vancouver cerca del círculo boreal hasta
este Lago Argentino y que las figuras pintadas que copio de las paredes
abruptas y verticales de punta Walichu, nombre que le ha dado a este
promontorio, son iguales a las que los exploradores americanos
señalaron al norte de México; y que las piedras grabadas en remotos
siglos por habitantes de otras regiones de América, parecen haber sido
trabajadas por individuos si no de la nueva raza, al menos de igual
cultura. Al pie de una de las barrancas he encontrado un montículo que
me ha parecido artificial; habiendo cavado he descubierto gran cantidad
de huesos de guanacos muy antiguos, recuerdos de algún festín. Más
adelante, hacia el norte, al llegar a un pequeño ancón, hago un
hallazgo más valioso todavía, en una pequeña cueva de paredes con
figuras pintadas, de 8 metros de ancho por tres de profundidad, con una
altura descendente hasta llegar en su fondo a solo 20 centímetros,
encuentro luego de efectuar una excavación que mi sentido común me
indica, para mi felicidad, un cuerpo humano, pintado de rojo, en la
posición análoga a la que se encuentran las de Perú, éste se halla
bastante bien conservado, dado que el cuerpo fue inhumado envuelto en
cueros de avestruz y cubierto luego con pasto y tierra, sobre la cual
recojo dos cuchillos de piedra y una punta de flecha de la misma
materia. Esta interesante momia tiene el cabello cortado casi a la
raíz, y esto junto a la pintura roja con que ha sido cubierto el cuerpo
en vida o después de muerto, me hace pensar que quizás pertenezca a un
fueguino de los que habitaban en la época de Gamboa el estrecho de
Magallanes." (Viaje a la Patagonia Austral, F. P. Moreno, Febrero 14/19
de 1877.)

¿Por qué el Perito Moreno llamó "Walichu" al lugar? En tal sentido es
interesante una leyenda aonikenk acerca del Walichu, Gualichu o
Gualicho (distintas formas en que se transcribe el nombre con que se
designa al "Espíritu Malo"), narrada por Mario Echeverría Baleta:
"En la mitología tehuelche, hay espíritus malos que provocan daños y
enfermedades y espíritus buenos que ayudan y protegen. Al parecer, el
Gualicho fue introducido a la cultura tehuelche por el contacto con
pampas y mapuches, de donde se cree que proviene su denominación, ya
que la palabra Gualicho, evidentemente no es propia de las
parcialidades tehuelches. Los actuales descendientes, desconocen el
origen de la palabra pero aceptan que se trata de un espíritu malo que
se presenta de distintas formas provocando toda clase de males y
llegando a causar la muerte en algunos casos.

"Puede presentarse bajo distintos aspectos, ya sea en forma agresiva,
engañosa o a través del amor. Agresiva, por ejemplo, cuando se produce
una disputa violenta en lo mejor de una fiesta, sin motivo aparente,
generalmente impulsada por efectos del alcohol o al recordar de pronto
alguna vieja y al parecer olvidada rencilla que ya se creía superada.
Engañosa, cuando se cae en una trampa natural: una barranca, un río, un
pantano, una herida provocada por descuido, una espina que se encona,
etc., pero el más difícil de superar es el engualichamiento del amor y
este mal es provocado casi siempre a pedido de alguien. El individuo
suele andar distraído, absorto, la mirada perdida, inapetente y sin
sueno, tornándose en un autómata mientras disminuye su aspecto físico
empalideciendo paulatinamente, llegando en algunos casos a morir.
Cuando se muere en este estado el cuerpo se seca definitivamente 'como
zorro flaco' sin descomponerse ni agusanarse hasta convertirse en una
momia ennegrecida. El Perito Francisco P. Moreno exhumó de una cueva
del Cerro Gualicho en Lago Argentino, el 19 de febrero de 1877, una
momia que llevó al Museo de La Plata, donde se halla actualmente.
"¿Tiene esta momia alguna relación con el gualicho? ¿Es casualidad el
nombre del lugar impuesto por don Francisco P. Moreno? Estos
interrogantes pueden dar lugar a diversas conjeturas, cuya respuesta
sería posible hallarla descifrando las pinturas rupestres de la cueva
de la Momia en el Lago Argentino.

"Cuando se supone que el mal padecido es producto de un 'daño' o
'engualichamiento', se recurre al 'Shoikn' [brujo, hechicero], el que
mediante exorcismos procurará alejar al Gualicho. La manera tradicional
consiste en pintar las manos del enfermo (para invocar a Uendeunk,
espíritu bueno) sobre el lomo de un caballo blanco utilizando un isopo
de lana con tobáceas de color rojo. Luego con ese caballo y tres mas
-siempre deben ser cuatro- por la noche se sale a 'correr el gualicho',
dando previamente cuatro vueltas alrededor del 'kau' [toldo, vivienda]
o vivienda del enfermo, tras lo cual cada uno de los jinetes atropella
al galope hacia los cuatro puntos cardinales dando alaridos
intimidatorios, reboleando las boleadoras, tirando puñaladas al aire y
peleando al supuesto enemigo con todo lo que sea posible. La operación
se repite cuantas veces lo crea necesario el 'Shoikn'.

"El Gualicho no tiene forma ni color definido, puede aparecer ante
nuestros ojos de distintas maneras y aspectos. Puede ser como animal
(especialmente ave), insecto, como sombra, sueño o persona y es capaz
de llegar a uno a través de una prenda de vestir o de otra pertenencia.
Para prevenir los 'gualichos' hay que quemar o arrojar al río las uñas
o cabellos que uno se corte.

"Si durante la cura, el enfermo en su delirio, menciona el nombre de la
persona que supone le ha hecho el 'daño', es posible que haya una
venganza, pero se tiene especial respeto y resignación si esa persona
es precisamente el 'Shoikn', ya sea de su grupo tribal o de otro. Tal
vez este respeto sea miedo a daños mayores.

"Los malos espíritus, ya sea del gualicho u otros, vivían generalmente
dentro de las cavidades de las rocas o en oscuras cavernas, es por esa
creencia que se suelen ver manos pintadas tapando las más pequeñas o
simplemente a la entrada de las cuevas. Una vieja historia cuenta que
un cacique muy importante llamado Goluen (Muchos Pumas) había rechazado
varias invasiones de sus enemigos, los mapuches, infligiéndoles
tremendas derrotas, a pesar que ellos, los tehuelches, no eran
precisamente guerreros. Tal era la fama de Goluen en el sur, que cada
vez que se denotaba la presencia de los mapuches, era llamado para
combatirlos y siempre salía airoso.

"Cierta vez recibió la visita de un emisario para invitarlo a pactar
con un cacique mapuche. La cita se concertó y durante varios días
parlamentaron sin llegar a un acuerdo total, pero en ese intertanto le
fue presentada la más bella muchacha de la tribu enemiga, de la que se
enamoró perdidamente. Al retirarse la comitiva, la muchacha llevó como
prenda de amor y recuerdo de su enamorado la vincha ('cochel') de
Goluen, con la promesa de regresar; pero, no sólo no regresó, sino que
le hizo saber de su boda con otro. Poco tiempo después, Goluen cayó
bajo los efectos del Gualicho, perdió el apetito, deambulaba hablando
solo por el campo y vivió sus últimos días recluido en una cueva
conversando con los espíritus que la habitaban, hasta que murió
esquelético y seco.

"Allí mismo lo enterraron envuelto en un cuero, no sin antes pintarlo
totalmente de rojo para impedir que el Gualicho, que lo había poseído,
saliese de su cuerpo a prodigar los males a los demás.

"También imprimieron el interior de su cueva y el frente con signos y
símbolos recordando su linaje y su triste historia de amor. Al gran
cacique Goluen no pudieron vencerlo los hombres. Lo venció el
Gualicho.". (Impacto, Año 5, Nº 50 Punta Arenas, 6 de noviembre de
1993.)

En la Patagonia Austral, la sola mención de las palabras "arte
rupestre", hace que de inmediato se piense en la famosa Cueva de la
Manos del Río Pinturas, a unos 40 kilómetros de Bajo Caracoles y cerca
de la localidad de Perito Moreno, en el norte santacruceño. Pero ese
sitio es sólo uno de los que contienen manos pintadas, y este tipo de
representación es sólo una de las distintas formas o estilos con que
los pueblos originarios se manifestaban en las piedras.

En la Cueva del Gualicho hay diversos estilos que corresponden a épocas
diferentes. La acción humana ha deteriorado notablemente estas obras,
por lo que este sitio, que pese a todo conserva su magia, su misterio y
la extraña sensación de la presencia permanente de los antiguos,
aparecen como un ejemplo del riesgo de abrir estos yacimientos al
turismo sin una adecuada legislación, una protección indispensable, y
normas legales que garantice su conservación.

La cueva principal tiene 6 metros de frente, 4 metros de fondo y 2,7
metros de alto. Las pinturas están representadas por figuras
abstractas, son dibujos geométricos, punteados y algunas manos. Las
pinturas originales fueron realizadas en el fondo de la cueva que tiene
su enorme boca orientada hacia el norte. Esta posición suele ser
generalmente la misma en las distintas manifestaciones de arte en las
rocas observadas en la Patagonia. Según los especialistas, se puede
deducir que, al elegir soportes de piedra que miran al norte, los
antiguos habitantes de estas tierras se garantizaban el mayor
asoleamiento sobre sus representaciones, y por ende, la menor
posibilidad de que sobre ellas se formaran hongos, musgos y líquenes
favorecidos por la humedad imperante en el interior de cuevas o en
aleros rocosos.

En la Cueva del Gualicho se pueden observar representaciones que
responden a distintos estilos: el de las manos, el de las escenas, el
de las pisadas y el de las grecas, que corresponden a diversas épocas
de nuestros pueblos originarios. Por los estilos se puede estimar la
cronología de las pinturas, y por los colores utilizados se pueden
conocer los compuestos naturales con los que fueron hechas.

En la década de 1950 un arqueólogo de origen austríaco, Osvaldo
Menghin, fue quien dio a conocer dos trabajos en los que sistematizó
todo el conocimiento que hasta ese momento se tenía del arte rupestre
en la Patagonia, y fue en esta publicación en la que definió los
estilos que aún hoy resultan indispensables para poder establecer una
cronología de las representaciones en las piedras.

El estilo de las manos es el que se caracteriza por la representación
de manos con la técnica de pintura en negativo. Es decir que la pintura
fue aplicada alrededor del contorno de las manos que se apoyaban sobre
el soporte de roca. Los colores utilizados fueron: ocre, negro, rojo,
amarillo y blanco. Este estilo es característico de la Patagonia
Austral y se remontaría a unos 11000 años.

El sitio más conocido con representaciones de este estilo es el del Río
Pinturas, en el norte santacruceño, aunque hay otro en las cercanías
del Lago Pueyrredón, también en la provincia de Santa Cruz, y un
tercero un poco más al norte, en el centro-sur de la provincia del
Chubut, junto a un arroyo temporario que es tributario de uno de los
brazos del río Senguer.

El estilo de escenas tiene unos 10000 años de antigüedad y se
caracteriza por la representación de escenas naturalistas: guanacos en
actitud de carrera, hembras preñadas, escenas de caza o de danza con
figuras humanas realizadas con trazos esquemáticos. Los colores
utilizados fueron negro, ocre, rojo, amarillo y blanco. En al área del
Río Pinturas este estilo aparece profusamente representado, así como en
otros sitios de la provincia de Santa Cruz y del sur del Chubut.

Los de las manos y de las escenas son los únicos estilos que, según
Menghin, superarían los cien siglos de antigüedad.

Otro de los estilos que surge de la investigación del arqueólogo
austríaco, y que permite conocer la edad de las representaciones
rupestres, es el de las pisadas. Pero en este caso solo se trata de
pinturas, sino también de petroglifos, que son grabados que se
realizaron en las rocas picándolas con instrumentos agudos como buriles
o puntas de piedras.

Los motivos de este estilo representan las huellas o rastros que dejan
las pisadas humanas, los guanacos, los choiques (ñandú petiso), o los
felinos. Algunas líneas onduladas podrían representar los rastros que
dejan las culebras al reptar, y otras figuras semejan las siluetas de
los matuastos vistos desde arriba. Estos motivos aparecen acompañados
por figuras geométricas esquemáticas, como círculos concéntricos o
cruces.

Las primeras representaciones de este estilo podrían remontarse a 3000
años de antigüedad. Menghin consideró que este estilo perduró hasta el
siglo XV de nuestra era y le atribuyó una amplia dispersión en la
geografía de la Patagonia, pero una de las concentraciones principales
la ubicó en la provincia de Santa Cruz entre los ríos Santa Cruz y
Deseado.

Un estilo que sería más reciente es el de las grecas, llamado así
porque muchos motivos tienen formas almenadas y se parecen a guardas
griegas. Este estilo tiene características geométricas y complejas,
predominando los trazos quebrados en ángulo recto. Los motivos
resultantes son figuras escalonadas, cruces de varios tramos o
laberintos, que parecen asociarse con las figuras que se tejen en los
telares. Los colores más utilizados son el rojo, blanco, amarillo,
negro y ocre. Menghin sostiene que las representaciones de este estilo
pueden haber tenido su inicio hacia el año 600 antes de Cristo,
conservando su vigencia hasta los tiempos post-hispánicos.

Respecto a los materiales que han sido empleados, en el caso de las
pictografías de nuestra región patagónica los pueblos originarios
utilizaron pigmentos minerales para obtener los colores. Un trabajo que
apunta al conocimiento del arte rupestre en la Patagonia realizado por
la arqueóloga Estela Cúneo y la profesora Luz María Font, da cuenta del
origen de estos materiales.

El negro se lograba a partir del bióxido de manganeso, el amarillo de
la limonita, el rojo del óxido de hierro, y el blanco de la caliza. Las
rocas que contenían esos pigmentos eran raspadas con huesos o con otras
piedras, y se los mezclaba con grasa o arcilla, o se diluían en
líquidos para formar una sustancia que pudiera aplicarse a la
superficie rocosa. La pintura se colocaba con los dedos, o con
elementos que hacían las veces de pinceles. En ocasiones, como con el
estilo de las manos en negativo, el pigmento se colocaba en estado
líquido en una caña hueca, y soplando a través de ella se lo aplicaba
como si fuera hoy un aerógrafo.

Como hemos dicho, una parte de las pinturas se vio desgastada por la
acción de los agentes erosivos y humanos por lo que hoy se muestra una
réplica de ellas. Por lo tanto, actualmente existen dos senderos que
permiten recorrerlas: un sendero interpretativo con reproducciones y
otro arqueológico con originales.

Así, en el sendero interpretativo de las reproducciones se puede
observar un trabajo realizado con gran dedicación y respeto, que
mantiene los detalles, formas, colores y la distribución original de
los motivos:
1 Reproducción de símbolos "Cueva de la Momia"
2 Reproducción "Alero Torne"
3 Reproducción de "Manos en Negativo"
4 Reproducción "Puma"
5 Reproducción de "Kerronkenk maligno"
6 Reproducción de la "Cueva grande"
7 Reproducción panel de "Figuras Antropomorfas"
8 Reproducción "Lago Roca y Estancia Chorrillo Malo"
9 Reproducción "Estancia la María"
En el sendero interpretativo de la zona arqueológica:
1 Panel de "Antropomorfos"
2 Panel "Desvaido"
3 "Manos en negativo"
4 "Cueva grande"
5 "Cueva chica"
6 Grabado de un "Matuasto"
7 "Cueva de la Virgen"

En la Argentina se han identificado cerca de 2500 sitios de arte
rupestre, con representaciones que datan de 9500 AC, como la Cueva de
las Manos en Santa Cruz, hasta pinturas cuya realización es
contemporánea a la llegada de los conquistadores, como las de Sapagua
en Jujuy.

Generalmente en el área cercana a estas representaciones se encuentran
ocupaciones arquelógicas -restos de antiguos asentamientos- con los que
se relacionan las pinturas a la hora de buscarles una interpretación.
"Su producción, como en el caso de las Cueva de las Manos, corresponde
a pueblos cazadores-recolectores, o sociedades que comenzaban una vida
sedentaria, que sin dejar la caza de lado, empezaban a cultivar"
explica María Onetto, investigadora del CONICET que desarrolla su
actividad en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento
Latinoamericano (INAPL), dependiente de la Secretaría de Cultura de la
Nación.

"En ese contexto hay que analizarlas. La cueva sería un lugar de
encuentro de distintos grupos de cazadores, que dejaron pintadas sobre
las paredes las diversas estrategias de caza o escenas relacionadas con
su forma de vida. [...] Por ejemplo en las representaciones más
antiguas (9300 AC), se ven escenas de caza en movimiento; luego a
partir de los 7000 AC aparecen guanacos estáticos y deformes separados
de los cazadores, que son interpretados como pertenecientes a un
período de una gran sequía. A este período corresponden la mayoría de
las 800 manos que aparecen en la cueva [de las Manos].".

Inclusive, dentro de esta hipótesis, su emplazamiento tendría que ver
con la naturaleza de estos grupos ya que se encuentra situada cerca de
un río dónde el recurso era abundante. "En algunos casos volvían a
pintar sobre un motivo viejo, una mano sobre un guanaco, lo que sugiere
la importancia de ese sitio o de la figura representada para ellos o
quizá un antiguo ritual vinculado a la caza", señala la investigadora.

Aunque referidas más específicamente a la Cueva de las Manos, estas
explicaciones sirven para aproximarnos a la interpretación de las del
Gualicho y de Punta Bonita que nos ocupan.

Pero las interpretaciones que los científicos les dan no siempre
coinciden. Carlos Gradín, arqueólogo autodidacta e investigador del
CONICET fallecido recientemente, pensaba, en el caso de la Cueva de las
Manos, que si bien existían determinados lugares que por su ubicación
dentro de ella o por la cantidad y tipos de motivos que presentaban
guardaban una significación sagrada, no todo debía explicarse según una
interpretación ritual o yamánica.

Para Juan Schobinger, profesor emérito de la Universidad Nacional de
Cuyo, el emplazamiento de pinturas al principio de quebradas, o en
caminos estrechos de montaña en el noroeste y oeste del país, simboliza
el camino hacia el más allá. Según él las representaciones estarían
conectadas a prácticas yamánicas, dónde el uso de alucinógenos era
fundamental para comunicarse con los dioses. Hombres-jaguares, cabezas
con prolongaciones parecidas a antenas o cuerpos alargados (fruto de
las visiones del yamán en trance), laberintos (que aludirían al viaje
de los iniciados al más allá), junto a morteros dónde se molerían las
sustancias, y la presencia como en la Sierra de Ancasti en Catamarca de
plantas alucinógenas cerca de las pinturas avalarían a su opinión.

Aunque existen leyes nacionales y provinciales que los protegen, muchos
de los sitios corren el riesgo de desaparecer. Los daños que presentan
van desde turistas que se llevan un souvenir a sus casas -Sapagua, en
Jujuy-, hasta dueños de parajes con pinturas que con el fin de lucrar
repintan o agregan más motivos para acrecentar el impacto visual -Cueva
del Gualicho, Santa Cruz-, pasando por grupos esotéricos que no dudan
en sumar sus símbolos a los que hace miles de años están en las rocas
-Tunduqueral, Mendoza-.

La Cueva de las Manos fue declarada Patrimonio Cultural Nacional y, en
1999, Patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO. De tal manera,
puede enfrentar con mejores posibilidades esas amenazas destructivas.

Para la investigadora María Onetto la toma de conciencia del valor que
tienen como registros únicos de la historia y la cultura es fundamental
."Los arqueólogos y los visitantes no deben olvidar que lo que se
estudia en última instancia es al hombre, que si bien trabajar o
conocer un sitio es importante, siempre hay que hacerlo con respeto,
porque fueron lugares muy importantes para nuestros antepasados y lo
siguen siendo para muchos de los descendientes de los antiguos
pobladores de América".

El periódico Portal Patagónico (Año 1, Nº 4, 31 de julio de 2003) -del
que hemos tomado literalmente buena parte del material para estos
fundamentos-, respecto al estado de la Cueva del Gualicho dice
acertadamente que la acción humana ha deteriorado notablemente estas
obras, por lo que este sitio, que pese a todo conserva su magia, su
misterio y la extraña sensación de la presencia permanente de los
antiguos, aparece como un ejemplo del riesgo de abrir estos yacimientos
al turismo sin una adecuada legislación, una protección indispensable,
y normas legales que garanticen su conservación.

Hacemos nuestra la conclusión -que como hemos visto es idéntica a la de
los especialistas- y por eso es que presentamos el presente proyecto de
ley, lo ponemos a consideración de nuestros pares, y les solicitamos su
voto de aprobación.

Luis A. Falcó.- Carlos A. Prades.-