Número de Expediente 2003/04
N° | Origen | Tipo | Extracto |
---|---|---|---|
2003/04 | Senado De La Nación | Proyecto De Declaración | ESCUDERO :PROYECTO DE DECLARACION MANIFESTANDO BENEPLACITO POR LA DEVOLUCION DE UN MOKOMOKAI ( CABEZA TATUADA ) AL MUSEO NACIONAL DE NUEVA ZELANDA .- |
Listado de Autores |
---|
Escudero
, Sonia Margarita
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
02-07-2004 | 07-07-2004 | 127/2004 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
05-07-2004 | 07-10-2004 |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
DE POBLACIÓN Y DESARROLLO HUMANO
ORDEN DE GIRO: 1 |
05-07-2004 | 07-10-2004 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 10-01-2005
Resoluciones
SENADO |
---|
FECHA DE SANCION: 27-10-2004 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: |
NOTA: |
Órdenes del Día
NÚMERO | DE FECHA | ESTADO | ANEXO |
---|---|---|---|
1271/04 | 08-10-2004 | APROBADA | Sin Anexo |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-2003/04)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación:
Manifiesta su beneplácito por la devolución de un mokomokai (cabeza tatuada
de los antepasados maorí) por propia iniciativa del Museo Etnográfico Juan
B. Ambrosetti, dependiente de la UBA, al Museo Nacional de Nueva Zelanda.-
Sonia Escudero.-
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:
Para muchas poblaciones - y especialmente para los grupos minoritarios y las
poblaciones indígenas - el patrimonio intangible representa la fuente vital
de una identidad profundamente arraigada en la historia. La filosofía, los
valores, el código ético y el modo de pensamiento transmitido por las
tradiciones orales, las lenguas y las diversas manifestaciones culturales
constituyen los fundamentos de la vida comunitaria.
Es por ello, que en el Museo Nacional de Nueva Zelanda, los representantes
maorí tomaron la caja que les entregara el Dr. José Pérez Gollán, director
del Museo Etnográfico B. Ambrosetti, dependiente de la UBA, y la colocaron
sobre una tarima. cubierta con un manto de plumas de Kiwi. Hicieron un
funeral y cantaron en su idioma. No era para menos: por primera vez, un
museo devolvía por iniciativa propia un mokomokai - cabeza tatuada -, de sus
antepasados.-
Los maori llegaron a Nueva Zelanda hace unos mil años. Su cultura del
tatuaje fue descubierta por los europeos en 1769, cuando el explorador
inglés James Cook llegó a Tahití y relevó también la costa neocelandesa. Fue
entonces cuando el joven naturalista Joseph Banks registró la primera
descripción de un moko, el tatuaje facial maorí. Grabado en la piel con una
técnica muy dolorosa, el "tatú" - como lo oyeron los ingleses - era
compartido por los pueblos de la Polinesia, que lo extendían por todo el
cuerpo. Pero los maorí, pueblo guerrero, lo limitaron al rostro, y sólo de
los hombres.-
Con espirales y diseños sutilmente diferentes, los moko se constituyeron en
el sello de identidad de cada individuo, pues daban cuenta del linaje y de
la jerarquía social. Cuando moría un jefe se embalsamaba su cabeza y se
legaba de generación en generación. Pero también se guardaba, para
insultarlo, el mokomokai del enemigo muerto en combate.-
La codicia de las entidades científicas y de los coleccionistas dio lugar a
que, para vender los mokomokai, los maorí sacrificaban a sus pares de bajo
rango y los tatuaran post mortem. En 1831, el gobierno colonial inglés
prohibió su tráfico, tras observar el incremento de los sacrificios humanos
entre los originarios, cuya disgregación es notoria.-
Las que estaban en manos europeas, siguieron circulando. Entre ellas, la que
en 1910 llegó al Museo Etnográfico de Buenos Aires, junto con otros 277
objetos procedentes de sociedades primitivas de Oceanía adquiridas al
británico William Oldman, uno de los principales comerciantes del ramo. La
compró y donó el italiano Antonio Devoto, dueño del Frigorífico Argentino,
ha pedido de Ambrosetti, fundador y director del museo.-
Fue el único mokomokai que hubo en América del Sur, y por casualidad no
terminó en el Museo de Historia Natural de Nueva York que, con 33 piezas ya
había formado la colección más grande del mundo.-
Según manifiesta el doctor José Pérez Gollán, "la antropología y la
arqueología nacieron en la segunda mitad del siglo XIX, de la necesidad de
los europeos de estudiar a los pueblos conquistados. Un siglo después, la
visión es opuesta. No se puede considerar un mokomokai como un objeto del
museo: es un antepasado de alguien, por lo que ya no se exhiben restos sino
patrimonio, y una forma de interpretación del pasado".-
En las últimas décadas, los maorí han liderado las exigencias de indígenas
de todo el mundo para que los museos europeos y estadounidenses les
devuelvan los restos de sus ancestros. Pero el mokomokai de Buenos Aires
volvió sin que lo pidieran, pues ni siquiera sabían que existía. Será
estudiado y, si se puede precisar su origen, será devuelto a sus
descendientes.-
El patrimonio intangible impregna cada aspecto de la vida del individuo y
está presente en todos los productos del patrimonio cultural, su índole
efímera lo hace vulnerable, por ello, cuidarlo y colocarlo en manos de sus
verdaderos dueños, es un acto de equidad y justicia que merece ser destacado
y por lo que solicito a mis Pares, la aprobación de este proyecto.-
Sonia Escudero.-
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-2003/04)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación:
Manifiesta su beneplácito por la devolución de un mokomokai (cabeza tatuada
de los antepasados maorí) por propia iniciativa del Museo Etnográfico Juan
B. Ambrosetti, dependiente de la UBA, al Museo Nacional de Nueva Zelanda.-
Sonia Escudero.-
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:
Para muchas poblaciones - y especialmente para los grupos minoritarios y las
poblaciones indígenas - el patrimonio intangible representa la fuente vital
de una identidad profundamente arraigada en la historia. La filosofía, los
valores, el código ético y el modo de pensamiento transmitido por las
tradiciones orales, las lenguas y las diversas manifestaciones culturales
constituyen los fundamentos de la vida comunitaria.
Es por ello, que en el Museo Nacional de Nueva Zelanda, los representantes
maorí tomaron la caja que les entregara el Dr. José Pérez Gollán, director
del Museo Etnográfico B. Ambrosetti, dependiente de la UBA, y la colocaron
sobre una tarima. cubierta con un manto de plumas de Kiwi. Hicieron un
funeral y cantaron en su idioma. No era para menos: por primera vez, un
museo devolvía por iniciativa propia un mokomokai - cabeza tatuada -, de sus
antepasados.-
Los maori llegaron a Nueva Zelanda hace unos mil años. Su cultura del
tatuaje fue descubierta por los europeos en 1769, cuando el explorador
inglés James Cook llegó a Tahití y relevó también la costa neocelandesa. Fue
entonces cuando el joven naturalista Joseph Banks registró la primera
descripción de un moko, el tatuaje facial maorí. Grabado en la piel con una
técnica muy dolorosa, el "tatú" - como lo oyeron los ingleses - era
compartido por los pueblos de la Polinesia, que lo extendían por todo el
cuerpo. Pero los maorí, pueblo guerrero, lo limitaron al rostro, y sólo de
los hombres.-
Con espirales y diseños sutilmente diferentes, los moko se constituyeron en
el sello de identidad de cada individuo, pues daban cuenta del linaje y de
la jerarquía social. Cuando moría un jefe se embalsamaba su cabeza y se
legaba de generación en generación. Pero también se guardaba, para
insultarlo, el mokomokai del enemigo muerto en combate.-
La codicia de las entidades científicas y de los coleccionistas dio lugar a
que, para vender los mokomokai, los maorí sacrificaban a sus pares de bajo
rango y los tatuaran post mortem. En 1831, el gobierno colonial inglés
prohibió su tráfico, tras observar el incremento de los sacrificios humanos
entre los originarios, cuya disgregación es notoria.-
Las que estaban en manos europeas, siguieron circulando. Entre ellas, la que
en 1910 llegó al Museo Etnográfico de Buenos Aires, junto con otros 277
objetos procedentes de sociedades primitivas de Oceanía adquiridas al
británico William Oldman, uno de los principales comerciantes del ramo. La
compró y donó el italiano Antonio Devoto, dueño del Frigorífico Argentino,
ha pedido de Ambrosetti, fundador y director del museo.-
Fue el único mokomokai que hubo en América del Sur, y por casualidad no
terminó en el Museo de Historia Natural de Nueva York que, con 33 piezas ya
había formado la colección más grande del mundo.-
Según manifiesta el doctor José Pérez Gollán, "la antropología y la
arqueología nacieron en la segunda mitad del siglo XIX, de la necesidad de
los europeos de estudiar a los pueblos conquistados. Un siglo después, la
visión es opuesta. No se puede considerar un mokomokai como un objeto del
museo: es un antepasado de alguien, por lo que ya no se exhiben restos sino
patrimonio, y una forma de interpretación del pasado".-
En las últimas décadas, los maorí han liderado las exigencias de indígenas
de todo el mundo para que los museos europeos y estadounidenses les
devuelvan los restos de sus ancestros. Pero el mokomokai de Buenos Aires
volvió sin que lo pidieran, pues ni siquiera sabían que existía. Será
estudiado y, si se puede precisar su origen, será devuelto a sus
descendientes.-
El patrimonio intangible impregna cada aspecto de la vida del individuo y
está presente en todos los productos del patrimonio cultural, su índole
efímera lo hace vulnerable, por ello, cuidarlo y colocarlo en manos de sus
verdaderos dueños, es un acto de equidad y justicia que merece ser destacado
y por lo que solicito a mis Pares, la aprobación de este proyecto.-
Sonia Escudero.-