Número de Expediente 1907/04
N° | Origen | Tipo | Extracto |
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1907/04 | Senado De La Nación | Proyecto De Declaración | FALCO : PROYECTO DE DECLARACION EXPRESANDO RECONOCIMIENTO A LA FIGURA DE HIPOLITO YRIGOYEN AL CUMPLIRSE EL 152 ANIVERSARIO DE SU NATALICIO . |
Listado de Autores |
---|
Falco
, Luis
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
24-06-2004 | 07-07-2004 | 122/2004 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
25-06-2004 | 26-08-2004 |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
ORDEN DE GIRO: 1 |
28-06-2004 | 26-08-2004 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 25-10-2004
Resoluciones
SENADO |
---|
FECHA DE SANCION: 15-09-2004 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: |
NOTA: |
Órdenes del Día
NÚMERO | DE FECHA | ESTADO | ANEXO |
---|---|---|---|
940/04 | 27-08-2004 | APROBADA | Sin Anexo |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-1907/04)
PROYECTO DE DECLARACIÓN
El Senado de la Nación,
DECLARA:
Su reconocimiento a la figura de Hipólito Yrigoyen al cumplirse el 152
aniversario de su nacimiento el 13 de julio de 2004.
Luis A. Falcó.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El año pasado recordé la figura de Don Hipólito Yrigoyen al cumplirse
un nuevo aniversario de su muerte (expediente S-1178-03); en esta
oportunidad quisiera volver a exaltar su valores humanos, políticos y
republicanos, pero desde la conmemoración de una fecha más feliz como
la de su natalicio.
Quien fuera el primer presidente de la Nación elegido popularmente por
la ley de voto universal, secreto y obligatorio, nació el 13 de julio
de 1852.
Hijo de un comerciante vasco francés, Martín Yrigoyen Dodagaray y de
Marcelina Alem Ponce, de origen porteño, Juan Hipólito del Corazón de
Jesús Yrigoyen, vio la luz por vez primera en la Ciudad de Buenos Aires
y fue bautizado cuatro años después, el 19 de octubre de 1856, en la
Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad.
Fue durante ese año cuando, acusado de colaborar con el depuesto
régimen rosista, fusilaron a su abuelo materno Leandro Antonio Alem,
padre de Leandro N. Alem. Durante su infancia, Hipólito Yrigoyen, vivió
en la casa familiar ubicada entre las actuales calles Alsina y Matheu y
comenzó la primaria en una escuela del barrio de Balvanera. A los 9
años ingresó al Colegio San José de los Hermanos Bayoneses pero siguió
sus estudios en el Colegio de América del Sud donde era profesor su
tío, Leandro Alem.
Pronto debió interrumpir sus estudios para ayudar a su padre en el
trabajo. De allí en adelante siempre desempeñaría alguna actividad
laboral. Al principio fue dependiente de un pequeño comercio hasta que
consiguió un mejor puesto en la empresa de tranvías. A los 15 años
empezó a trabajar en el estudio jurídico que su tío compartía con
Aristóbulo del Valle. Dos años después, cuando terminó el Bachillerato,
inició la militancia política junto a su tío en el Partido Autonomista.
El primer empleo público de Yrigoyen se concretó bajo la presidencia de
Domingo F. Sarmiento quien lo designó Oficial Primero Supernumerario de
la Contaduría General en la Oficina de Balances de Importación. Al
cumplir 20 años fue designado Comisario de la Seccional Nº14.
Dos años después, comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de
Buenos Aires (UBA). Fue el rector, Vicente Fidel López quien lo
exceptuó del examen de ingreso. Ese año coincidió con su participación
como Capitán de Guardias Nacionales del Regimiento de Caballería San
Martín Extramuros -comandado por Alem- en la defensa de la Capital
durante la Revolución Mitrista.
En marzo de 1878 terminó la carrera de Abogacía pero no rindió la tesis
final. El 31 de ese mismo mes fue electo Diputado provincial por la
Sección Electoral Nº 6 con un mandato de dos años. Durante su gestión
en la Legislatura de Buenos Aires integró la Comisión de Presupuesto.
Desde allí propuso el restablecimiento del Cuerpo de Bomberos de la
Provincia, la creación del Partido de General Rodríguez, mejoras para
la institución policial y la ley de defensa de la ganadería que
planteaba la vacunación obligatoria del ganado ovino contra la sarna.
A diferencia de Alem que, en 1880 renunció a su banca en la Legislatura
en oposición a la Federalización de la ciudad de Buenos Aires. Yrigoyen
aceptó del Gobierno nacional el cargo de Administrador General de
Patentes y Sellos. Desempeñó ese cargo hasta que fue electo diputado de
la Nación.
En 1881 se opuso a un aumento de la dieta -o salario- de los diputados
y, además, se recibió de abogado.
Mientras era diputado de la Nación (1880-1882), fue designado profesor
de Historia Argentina, Instrucción Cívica y Filosofía en la Escuela
Normal de Maestros de la Provincia de Buenos Aires. Ejerció esos cargos
docentes durante casi veinticinco años hasta que fue echado por el
presidente Manuel Quintana debido a su participación en el Revolución
de 1905.
Sarmiento, ex-presidente y por entonces Superintendente Nacional de
Educación de la Capital, lo designó presidente del Consejo Escolar de
Balvanera. Cinco años después donó su sueldo de 150 pesos para que
fuera repartido en partes iguales entre el Hospital de Niños y el Asilo
de Niños Desvalidos.
Durante la década de 1880 se dedicó con énfasis a la actividad rural.
Primero se consagró a la cría de ovinos junto a su padre. Después, con
un crédito del Banco de la Provincia, arrendó dos estancias en el
Partido de 9 de Julio destinándolas al engorde de ganado vacuno.
A los 36 años muere su padre; en aquel momento el joven Yrigoyen se
dedicaba casi exclusivamente a la producción agropecuaria. Incluso
había comprado campos en San Luis, Córdoba y Bahía Blanca. Los
historiadores calculan que llegó a tener más de 25 leguas (una legua
igual a 5 kilómetros) de tierra de las que obtenía los recursos
necesarios para sus campañas políticas.
En 1890, ya en épocas de la denominada Revolución del Parque, cuando se
iniciaba la lucha revolucionaria en defensa de la fuerza del sufragio,
Yrigoyen tenía 38 años. Al cumplir los 40 se convirtió en la figura
señera de la lucha por los comicios libres y entabló pelea sin cuartel
contra lo que él y los miembros de la flamante Unión Cívica Radical
denominaron "Régimen".
Esta batalla no se detuvo hasta la victoria coronada por la sanción de
la Ley Sáenz Peña en 1912 que le franqueó la llegada a la presidencia
de la Nación haciendo de la Constitución Nacional su fuente inspiradora
y programa de acción.
Alcanzado el triunfo electoral una multitud acompañó su traslado a la
Casa Rosada, desenganchó los caballos del carruaje que lo transportaba
y lo llevó a pulso. Por primera vez en la historia gobernaba de la mano
de su pueblo un presidente radical que, en su primer mensaje a la
Asamblea Legislativa dijo: "No he venido a castigar ni a perseguir,
sino a reparar".
Desde entonces se dedicó a gobernar según lo que había pregonado desde
el llano hasta 1922. Reelegido en 1928, fue derrocado por oscuras
fuerzas opositoras el 6 de septiembre de 1930 clausurando el primer
período de democracia abierta que tuvo la República Argentina.
Hombre sencillo, hosco, humilde y temple profundo, Don Hipólito marcó a
fuego más de 40 años de nuestra historia. Su mensaje de reparación
institucional y social llega hasta nuestros días intacto en el marco de
la democracia que el ayudó a fundar.
Por estas razones y al cumplirse el 152 aniversario de su nacimiento,
quería recordarlo con el respeto político que merece este prohombre de
la historia cívica nacional.
Solicitándole a mis pares que acompañen esta iniciativa con su voto
afirmativo la someto a su consideración.
Luis A. Falcó.
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-1907/04)
PROYECTO DE DECLARACIÓN
El Senado de la Nación,
DECLARA:
Su reconocimiento a la figura de Hipólito Yrigoyen al cumplirse el 152
aniversario de su nacimiento el 13 de julio de 2004.
Luis A. Falcó.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El año pasado recordé la figura de Don Hipólito Yrigoyen al cumplirse
un nuevo aniversario de su muerte (expediente S-1178-03); en esta
oportunidad quisiera volver a exaltar su valores humanos, políticos y
republicanos, pero desde la conmemoración de una fecha más feliz como
la de su natalicio.
Quien fuera el primer presidente de la Nación elegido popularmente por
la ley de voto universal, secreto y obligatorio, nació el 13 de julio
de 1852.
Hijo de un comerciante vasco francés, Martín Yrigoyen Dodagaray y de
Marcelina Alem Ponce, de origen porteño, Juan Hipólito del Corazón de
Jesús Yrigoyen, vio la luz por vez primera en la Ciudad de Buenos Aires
y fue bautizado cuatro años después, el 19 de octubre de 1856, en la
Iglesia de Nuestra Señora de la Piedad.
Fue durante ese año cuando, acusado de colaborar con el depuesto
régimen rosista, fusilaron a su abuelo materno Leandro Antonio Alem,
padre de Leandro N. Alem. Durante su infancia, Hipólito Yrigoyen, vivió
en la casa familiar ubicada entre las actuales calles Alsina y Matheu y
comenzó la primaria en una escuela del barrio de Balvanera. A los 9
años ingresó al Colegio San José de los Hermanos Bayoneses pero siguió
sus estudios en el Colegio de América del Sud donde era profesor su
tío, Leandro Alem.
Pronto debió interrumpir sus estudios para ayudar a su padre en el
trabajo. De allí en adelante siempre desempeñaría alguna actividad
laboral. Al principio fue dependiente de un pequeño comercio hasta que
consiguió un mejor puesto en la empresa de tranvías. A los 15 años
empezó a trabajar en el estudio jurídico que su tío compartía con
Aristóbulo del Valle. Dos años después, cuando terminó el Bachillerato,
inició la militancia política junto a su tío en el Partido Autonomista.
El primer empleo público de Yrigoyen se concretó bajo la presidencia de
Domingo F. Sarmiento quien lo designó Oficial Primero Supernumerario de
la Contaduría General en la Oficina de Balances de Importación. Al
cumplir 20 años fue designado Comisario de la Seccional Nº14.
Dos años después, comenzó a estudiar Derecho en la Universidad de
Buenos Aires (UBA). Fue el rector, Vicente Fidel López quien lo
exceptuó del examen de ingreso. Ese año coincidió con su participación
como Capitán de Guardias Nacionales del Regimiento de Caballería San
Martín Extramuros -comandado por Alem- en la defensa de la Capital
durante la Revolución Mitrista.
En marzo de 1878 terminó la carrera de Abogacía pero no rindió la tesis
final. El 31 de ese mismo mes fue electo Diputado provincial por la
Sección Electoral Nº 6 con un mandato de dos años. Durante su gestión
en la Legislatura de Buenos Aires integró la Comisión de Presupuesto.
Desde allí propuso el restablecimiento del Cuerpo de Bomberos de la
Provincia, la creación del Partido de General Rodríguez, mejoras para
la institución policial y la ley de defensa de la ganadería que
planteaba la vacunación obligatoria del ganado ovino contra la sarna.
A diferencia de Alem que, en 1880 renunció a su banca en la Legislatura
en oposición a la Federalización de la ciudad de Buenos Aires. Yrigoyen
aceptó del Gobierno nacional el cargo de Administrador General de
Patentes y Sellos. Desempeñó ese cargo hasta que fue electo diputado de
la Nación.
En 1881 se opuso a un aumento de la dieta -o salario- de los diputados
y, además, se recibió de abogado.
Mientras era diputado de la Nación (1880-1882), fue designado profesor
de Historia Argentina, Instrucción Cívica y Filosofía en la Escuela
Normal de Maestros de la Provincia de Buenos Aires. Ejerció esos cargos
docentes durante casi veinticinco años hasta que fue echado por el
presidente Manuel Quintana debido a su participación en el Revolución
de 1905.
Sarmiento, ex-presidente y por entonces Superintendente Nacional de
Educación de la Capital, lo designó presidente del Consejo Escolar de
Balvanera. Cinco años después donó su sueldo de 150 pesos para que
fuera repartido en partes iguales entre el Hospital de Niños y el Asilo
de Niños Desvalidos.
Durante la década de 1880 se dedicó con énfasis a la actividad rural.
Primero se consagró a la cría de ovinos junto a su padre. Después, con
un crédito del Banco de la Provincia, arrendó dos estancias en el
Partido de 9 de Julio destinándolas al engorde de ganado vacuno.
A los 36 años muere su padre; en aquel momento el joven Yrigoyen se
dedicaba casi exclusivamente a la producción agropecuaria. Incluso
había comprado campos en San Luis, Córdoba y Bahía Blanca. Los
historiadores calculan que llegó a tener más de 25 leguas (una legua
igual a 5 kilómetros) de tierra de las que obtenía los recursos
necesarios para sus campañas políticas.
En 1890, ya en épocas de la denominada Revolución del Parque, cuando se
iniciaba la lucha revolucionaria en defensa de la fuerza del sufragio,
Yrigoyen tenía 38 años. Al cumplir los 40 se convirtió en la figura
señera de la lucha por los comicios libres y entabló pelea sin cuartel
contra lo que él y los miembros de la flamante Unión Cívica Radical
denominaron "Régimen".
Esta batalla no se detuvo hasta la victoria coronada por la sanción de
la Ley Sáenz Peña en 1912 que le franqueó la llegada a la presidencia
de la Nación haciendo de la Constitución Nacional su fuente inspiradora
y programa de acción.
Alcanzado el triunfo electoral una multitud acompañó su traslado a la
Casa Rosada, desenganchó los caballos del carruaje que lo transportaba
y lo llevó a pulso. Por primera vez en la historia gobernaba de la mano
de su pueblo un presidente radical que, en su primer mensaje a la
Asamblea Legislativa dijo: "No he venido a castigar ni a perseguir,
sino a reparar".
Desde entonces se dedicó a gobernar según lo que había pregonado desde
el llano hasta 1922. Reelegido en 1928, fue derrocado por oscuras
fuerzas opositoras el 6 de septiembre de 1930 clausurando el primer
período de democracia abierta que tuvo la República Argentina.
Hombre sencillo, hosco, humilde y temple profundo, Don Hipólito marcó a
fuego más de 40 años de nuestra historia. Su mensaje de reparación
institucional y social llega hasta nuestros días intacto en el marco de
la democracia que el ayudó a fundar.
Por estas razones y al cumplirse el 152 aniversario de su nacimiento,
quería recordarlo con el respeto político que merece este prohombre de
la historia cívica nacional.
Solicitándole a mis pares que acompañen esta iniciativa con su voto
afirmativo la someto a su consideración.
Luis A. Falcó.