Número de Expediente 1869/04

Origen Tipo Extracto
1869/04 Senado De La Nación Proyecto De Declaración FALCO : PROYECTO DE DECLARACION EXPRESANDO RECONOCIMIENTO A LA FIGURA DE LEANDRO N. ALEM Y A SU LEGADO HISTORICO .
Listado de Autores
Falco , Luis

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MESA DE ENTRADAS DADO CUENTA Nº DE D.A.E.
22-06-2004 23-06-2004 120/2004 Tipo: NORMAL

Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones

DIR. GRAL. de COMISIONES INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS
23-06-2004 27-08-2004

Giros del Expediente a Comisiones

COMISIÓN FECHA DE INGRESO FECHA DE EGRESO

ORDEN DE GIRO: 1
23-06-2004 27-08-2004

ENVIADO AL ARCHIVO : 25-10-2004

Resoluciones

SENADO
FECHA DE SANCION: 15-09-2004
SANCION: APROBO
COMENTARIO:
NOTA:

Órdenes del Día

NÚMERO DE FECHA ESTADO ANEXO
950/04 30-08-2004 APROBADA Sin Anexo
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones

S-1869/04)

PROYECTO DE DECLARACIÓN

El Senado de la Nación,

DECLARA:

Su reconocimiento a la figura de Leandro N. Alem y a los valores
cívico-democráticos que legara a la Nación Argentina, al cumplirse el
108º aniversario de su muerte acaecida el 1 de julio de 1896.

Luis A. Falcó.-

FUNDAMENTOS

Señor presidente:

"Que se rompa pero que nos se doble" fue más que una frase emblemática,
fijaba una postura ante la vida, ante su vida y una postura ante el
pueblo y su partido. Establecía su correlato con la convicción de que
en "política hay que hacer lo que se debe y no lo que se puede".

Leandro Alem, nacido un 11 de marzo de 1842, fue militante de esas
"ideas fuerza" que establecieron no sólo el camino que debía seguir la
Unión Cívica Radical, sino también el significado de la política y lo
político. El significado de la lucha por el pueblo, por los
desposeídos, por la Nación.

Seguramente, la fortaleza y la lucha de su padre, en la convicción de
la causa federal bajo el dogma de Dorrego, arraigaron profundamente en
su personalidad y su propia lucha, forjando su fortaleza inquebrantable
ante los principios y el horizonte a seguir, a pesar de su humildad
material.

Desde joven se consagró a la lucha por los ideales que creyó auténticos
y justos. Participó así, como soldado federal en Cepeda y en el bando
porteño en Pavón y, durante el gobierno de Mitre, fue voluntario en la
Guerra de la Triple Alianza.

En 1868 comienza su trayectoria política en el Partido Autonomista, los
"crudos" de Alsina. Desde allí verá con aguda claridad el papel de la
ciudadanía y las fuerzas políticas en la vida del país.

A los 27 años, en 1869 se recibe de Abogado y ese mismo año se lo
designa Secretario de la Delegación Argentina ante la corte de Brasil.
Un año después es nombrado vicecónsul en Asunción del Paraguay.

Desde 1872 su carrera en cargos electivos tomará el impulso del cambio,
así como también se moldeará su visión del "Régimen" y de la "Causa"
popular. Ese año es elegido Diputado Provincial en Bs. As. y en 1874
Diputado Nacional por esa provincia.

Alejado de Alsina por el acuerdo con Mitre, conocido como el Acuerdo
Nacional Autonomista, funda el Partido Republicano acompañado por
Hipólito Yrigoyen y Roque Sáenz Peña, entre otros. Desde allí será
vuelto a elegir Diputado Provincial en 1879.

En esa época comienzan los debates por la capitalización de Bs. As.,
cuestión que había abierto heridas profundas en la política nacional,
determinando fuertes bandos opositores. Alem, tal como era su
tradición, seguiría defendiendo el dogma federalista, como Dorrego o
Artigas, oponiéndose férrea y profundamente al oficialismo. Ya
derrotada su posición, renuncia al cargo y se aleja de la política.

En 1880, Roca inaugura el período de consolidación del Estado Nacional;
pero el régimen político por el cual se lo alienta, provocará el fervor
militante en Alem para derrotar a la República restrictiva en ciernes.

Así, se consagró a la lucha contra el régimen y "la causa por el
pueblo", a quien le atribuía un papel central en la construcción de la
República y en el juego de la política. Escribirá: "La vida política de
un pueblo marca la condición con que este se encuentra, marca su nivel
moral, marca su temple y la energía de su carácter. El pueblo donde no
hay vida política es un pueblo corrompido y en decadencia, o es victima
de una brutal opresión".

Estas palabras acompañarían la manifestación popular, única en su
tiempo, en el Frontón de Buenos Aires, lugar de convocatoria a la
acción y la lucha contra el régimen y en pos de la organización de la
Revolución de 1890.

Alem tuvo ese poder, el de recrear un espacio propio de lo público, de
la deliberación, de la efectiva ciudadanía, de la participación, de la
esencia misma de la política.

Esa revalorización de la política se plasmaba constantemente en una
práctica concordante, que la tomaba como un medio eficaz para lograr la
felicidad de los hombres, el bienestar del pueblo y las instituciones
de la República, y no como medio para el bienestar de unos pocos, tal
como lo pensó y realizó la oligarquía "enseñoreada en el poder" (como
más tarde explicara Lebehnson).

Por ello en 1889 atrajo a los jóvenes en la Unión Cívica de la
Juventud, en donde se realza su figura convocante en tanto se reconoce
su autoridad ética y moral. En 1890, se deja paso a la Unión Cívica,
haciendo lugar a las figuras mayores de la política de la época.

Como Presidente de ésta, verá nacer y conducir en lo civil, la
emblemática Revolución de 1890 que dislocará las bases del Régimen.

Luego de la misma, ante el Acuerdo Mitre-Roca, Leandro y Bernardo de
Irigoyen lo rechazan de plano, fieles a los principios revolucionarios
y la reivindicación de un régimen abierto y con libertades políticas.
Emprenden así, el camino de la resistencia materializada en la creación
de la UCR. En el correr de ese año 1891, Alem es proclamado Senador de
la Nación por Capital Federal.

De ahí en más, el destierro y la persecución política marcarían su
lucha digna e incansable.

Tal vez por el significado de riesgo que la figura de Alem provoca en
le élite dominante. Quizá porque su figura era convocante y seguida por
un pueblo que no se resignaba y se despertaba ante el llamado de Alem,
tal vez porque ello significaba poner a la luz un país que empezaba a
ser construido para unos pocos que lo dominaban, por eso se lo desterró
en 1896 a Uruguay y se lo encarceló en 1893, desde donde igualmente en
1894, el pueblo de la Capital lo elegiría Senador, siendo puesto en
libertad ante la presión popular.

Para ese entonces su salud comienza a deteriorarse y un hecho marcará
profundamente su alma, la muerte de Aristóbulo del Valle, su amigo y
compañero inquebrantable de lucha,

Una noche, la del 1 de julio de 1896, los ojos del pueblo se yerguen y
humedecen ante la noticia de su muerte: Alem se había suicidado.
Moría sin riquezas materiales en la más tajante humildad. Todo el país
lo llora.

Más de 2000 personas esperaban fuera de su casa para acompañarlo al
cementerio, cuando su féretro fue llevado en manos de, entre otros, su
hijo, Hipólito Yrigoyen y Roque Sáenz Peña.

Se lo enterró en el Panteón de los Revolucionarios del 90. Más de
30.000 personas lo siguieron hasta allí y más de100.000 de la Buenos
Aires de aquel entonces presenciaron el cortejo.

Dejó su último pensamiento en lo que se conoce como su Testamento
Político. Allí legó a los radicales su voz de lucha, que debía regir el
camino recto hacia la Argentina esperada. Lo plasmó un grito de acción:
"¡Adelante los que quedan! (...) Todavía puede hacerse mucho". Sobre el
partido sostuvo: "Pertenece principalmente a las nuevas generaciones.
Ellas le dieron origen, ellas sabrán consumar la obra. Deben
consumarla!".

Así, el "que se rompa pero que no se doble", fundamentó una acción, un
camino, la búsqueda constante de las libertades y la causa contra el
régimen y por los desposeídos. Fue la causa por una democracia
auténtica, verdadera y sustantiva; una democracia por la que hoy, como
ayer lo hizo Alem, aún seguimos luchando.

Por estas razones y al cumplirse 108 años de su muerte lo seguimos
recordando con gratitud democrática.

Es por ello que solicito a los señores senadores que acompañen esta
iniciativa con su voto afirmativo para su aprobación.

Luis A. Falcó.-