Número de Expediente 1864/04
N° | Origen | Tipo | Extracto |
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1864/04 | Senado De La Nación | Proyecto De Resolución | GOMEZ DIEZ : PROYECTO DE RESOLUCION RINDIENDO HOMENAJE AL GRAL . MARTIN MIGUEL DE GUEMES CON MOTIVO DE UN NUEVO ANIVERSARIO DE SU MUERTE . |
Listado de Autores |
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Gómez Diez
, Ricardo
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
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22-06-2004 | 23-06-2004 | 119/2004 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
23-06-2004 | SIN FECHA |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
ORDEN DE GIRO: 1 |
23-06-2004 | 23-06-2004 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 05-07-2004
Resoluciones
SENADO |
---|
FECHA DE SANCION: 23-06-2004 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: SOBRE TABLAS |
NOTA: |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-1864/04)
PROYECTO DE RESOLUCIÓN
El Senado de la Nación
Resuelve
Rendir homenaje al General Martín Miguel de Güemes, soldado heroico de
la patria, con motivo de haberse conmemorado el 17 de junio de 2004 el
183º aniversario de su muerte en defensa de nuestra independencia.
Ricardo Gómez Diez
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
El 17 de junio de 1821 moría en la Provincia de Salta el Gral. Martín
Miguel de Güemes, héroe de nuestra independencia.
El General Güemes dedicó su vida entera al servicio de la patria.
Apenas salido de la adolescencia participó en Buenos Aires de la lucha
contra el invasor inglés. Le cupo asimismo una destacadísima
intervención en la primer victoria de las armas de la patria: Suipacha.
Su actuación posterior, al frente de las milicias gauchas, tuvo
trascendencia continental, dado que resultó imprescindible para el
desarrollo de las actividades militares de San Martín y Bolívar.
La historia oficial de nuestro país ha relegado a Güemes al papel de
"Centinela de la Frontera Norte". Por honroso que este título pueda
parecer, es injusto e insuficiente. En primer lugar, cabe consignar que
el de "Frontera Norte" es un concepto posterior. La extensa región
donde desarrollaron sus actividades las huestes de Güemes no era, en
modo alguno, frontera de nada. Se ubicaba casi en el exacto centro
geográfico del Virreinato del Río de la Plata. Por otro lado, también
se desarrollaba una importantísima actividad militar patriota,
combinada con la llevada adelante por Güemes, en el Alto Perú - hoy
Bolivia -, es decir, bastante más al norte. Allí actuó gloriosamente,
entre otros, el General Juan Antonio Alvarez de Arenales, vencedor de
La Florida, quien después secundaría gloriosamente al General San
Martín.
El territorio que hoy ocupan las Provincias de Jujuy y Salta era de
paso obligado para cualquier fuerza realista que intentase llegar desde
el Perú - centro del poderío español en el continente - hasta la
Capital del Virreinato del Río de la Plata: los realistas hicieron
entre los años 1815 y 1821 numerosos intentos para realizar ese camino
y sofocar la revolución. Nunca lo lograron porque lo detuvieron siempre
las milicias salto-jujeñas.
La tarea de Güemes no era, entonces, la de un "centinela" de una
"Frontera Norte" que no existía como tal. Güemes fue elevado al rango
de General a instancias del propio San Martín, y su accionar se
encuadró definidamente dentro del plan continental de la independencia
sudamericana.
Para dar un solo ejemplo del rol que cupo a las milicias de Güemes,
podemos reseñar una de las invasiones realistas que detuvieron: la del
año 1817.
La invasión fue comandada por el Mariscal La Serna. Tanto él como sus
oficiales llegaban de Europa tras haber vencido nada menos que a las
fuerzas napoleónicas. En oficio a Pezuela, Virrey del Perú, La Serna
expuso decididamente que su plan era invadir Buenos Aires, partiendo
desde el Alto Perú.
En esos días, el General San Martín partía hacia Chile cruzando la
cordillera de los Andes. Todos los esfuerzos realizados por el país se
hacían en soporte de esa empresa. Del Ejército del Norte - al mando del
General Belgrano - que se hallaba estacionado en Tucumán, habían
partido previamente hacia Mendoza sus más brillantes oficiales -
Alvarado, Arenales, Necochea, entre otros - y regimientos enteros de la
tropa. La debilidad en que había quedado dicho ejército era evidente,
por lo que el General Belgrano, al conocer la noticia de que los
realistas se hallaban a las puertas de Jujuy, se vio obligado a emitir
un bando en que se ordenaba a la población estar preparada para un
éxodo.
Las fuerzas de La Serna ascendían a unos 5.500 hombres, y como hemos
dicho sus oficiales estaban brillantemente preparados para las
batallas de campo. Eran militares muy experimentados y venían de vencer
nada menos que a los ejércitos de Napoleón.
La suerte de la Patria - de toda la Patria - y la del propio plan
sanmartiniano, dependía entonces exclusivamente de la manera en que se
desempeñasen las milicias comandadas por Güemes.
No corresponde hacer aquí el detalle de todas las acciones de guerra
que se sucedieron en ocasión de esta invasión. Sólo cabe decir que la
invasión de 1817 fue el intento más importante llevado a cabo por el
ejército español para recuperar el territorio del Virreinato del Río de
la Plata, y que luego de seis meses de lucha las fuerzas realistas
tuvieron que retroceder derrotadas por la hábil guerra de recursos y de
guerrillas que jujeños y salteños le opusieron.
La reivindicación de la figura de Güemes como héroe de trascendencia
nacional y continental no es una expresión de localismo. Güemes,
soldado heroico de la Patria, es sólo la cabeza, el genio militar que
coordinó el accionar de todo un pueblo. La gesta de Güemes es el
símbolo y la culminación del esfuerzo supremo que para la causa de la
patria supieron realizar el pueblo jujeño - que fue el más afectado por
la guerra - el salteño y el de Tarija, hoy perteneciente a la hermana
República de Bolivia.
Las guerras de la Independencia fueron de nefastas consecuencias para
las Provincias de Salta y Jujuy. Estas Provincias respondieron
inmediatamente al llamado de la revolución, y fueron el único teatro de
operaciones de la guerra en el territorio que luego formaría parte de
nuestra República. Hasta el año 1814 fueron escenario del accionar de
los ejércitos de la patria en sus campañas al Alto Perú. Durante los
siete años siguientes se entregaron por completo a la lucha contra los
realistas, y de haber sido verdaderamente ricas pasaron a una situación
de extrema pobreza. Es un hecho histórico que en esta etapa sostuvieron
la lucha sin ninguna ayuda del resto del país. Los esfuerzos del
gobierno nacional se centraron en la preparación y aprovisionamiento
del Ejército de los Andes y luego en las guerras intestinas que ya
comenzaban a asolar el país.
La guerra sostenida por jujeños, salteños y tarijeños fue causa de un
colosal empobrecimiento de la región. Esos pueblos se vieron sujetos a
las pesadísimas contribuciones forzosas que demandaba el accionar
patriota y a las sucesivas represalias que tomaba el enemigo español.
Familias muy poderosas se arruinaron, el pueblo todo entregó sus hijos,
sin distinción de clases ni de posición social, y sufrió durante más
de una década las penurias de una guerra muy cruenta. La Provincia de
Salta - que hasta entonces comprendía a Jujuy y Tarija -perdió un
status geopolítico privilegiado como consecuencia del nuevo orden
continental que se impuso, y vio desaparecer sus mercados naturales: la
costa del Pacífico y el Alto Perú.
Por todo ello, la reivindicación de la gesta güemesiana es mucho más
que un acto de provincianismo en el sentido malo del término. Es la
reivindicación de un concepto de país. Es un acto de justicia y una
revisión necesaria de nuestra historia, porque implica reconocer la
trascendental gravitación del accionar de dos provincias del norte de
nuestro país en la construcción de la patria.
No vamos a caer en el facilismo de achacar el atraso que luego
experimentaría el Noroeste argentino a las guerras de la Independencia
como factor exclusivo. Sí es importante, sin embargo, comprender que el
conocimiento que tengamos de nuestra historia marca nuestra concepción
del país, y que del punto específico que aquí tratamos podemos extraer
valiosas reflexiones que son útiles para toda la Nación. Entre ellas,
cabe destacar la que nos muestra que el interés federal o nacional no
puede ir nunca en detrimento de los intereses provinciales o
regionales.
Salta y Jujuy supieron sostener en horas cruciales la gesta
emancipadora. No pudieron, en cambio, convertir ese esfuerzo heroico en
un acicate a su progreso. Para esto hubiesen necesitado que imperase a
nivel general una concepción de país mucho más descentralizada y
federal que la que venía imponiéndose desde los inicios de la guerra
independentista.
La reivindicación genuina del verdadero rango histórico que cabe
asignar a Güemes y sus milicias en la gesta emancipadora sudamericana
está todavía por realizarse, y deberá llevarse adelante en el plano
académico. En el plano político - que es el nuestro - cabe rendir un
merecido homenaje a este héroe nacional que dio su vida por la Patria,
que puso todo su genio militar, su fortuna, su prestigio y su carisma
al servicio de la independencia, y que supo ser a un tiempo un muy
riguroso y disciplinado guardián de la unión nacional y un celosísimo
defensor de la autonomía de la Provincia bajo su mando.
Ricardo Gómez Diez
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-1864/04)
PROYECTO DE RESOLUCIÓN
El Senado de la Nación
Resuelve
Rendir homenaje al General Martín Miguel de Güemes, soldado heroico de
la patria, con motivo de haberse conmemorado el 17 de junio de 2004 el
183º aniversario de su muerte en defensa de nuestra independencia.
Ricardo Gómez Diez
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
El 17 de junio de 1821 moría en la Provincia de Salta el Gral. Martín
Miguel de Güemes, héroe de nuestra independencia.
El General Güemes dedicó su vida entera al servicio de la patria.
Apenas salido de la adolescencia participó en Buenos Aires de la lucha
contra el invasor inglés. Le cupo asimismo una destacadísima
intervención en la primer victoria de las armas de la patria: Suipacha.
Su actuación posterior, al frente de las milicias gauchas, tuvo
trascendencia continental, dado que resultó imprescindible para el
desarrollo de las actividades militares de San Martín y Bolívar.
La historia oficial de nuestro país ha relegado a Güemes al papel de
"Centinela de la Frontera Norte". Por honroso que este título pueda
parecer, es injusto e insuficiente. En primer lugar, cabe consignar que
el de "Frontera Norte" es un concepto posterior. La extensa región
donde desarrollaron sus actividades las huestes de Güemes no era, en
modo alguno, frontera de nada. Se ubicaba casi en el exacto centro
geográfico del Virreinato del Río de la Plata. Por otro lado, también
se desarrollaba una importantísima actividad militar patriota,
combinada con la llevada adelante por Güemes, en el Alto Perú - hoy
Bolivia -, es decir, bastante más al norte. Allí actuó gloriosamente,
entre otros, el General Juan Antonio Alvarez de Arenales, vencedor de
La Florida, quien después secundaría gloriosamente al General San
Martín.
El territorio que hoy ocupan las Provincias de Jujuy y Salta era de
paso obligado para cualquier fuerza realista que intentase llegar desde
el Perú - centro del poderío español en el continente - hasta la
Capital del Virreinato del Río de la Plata: los realistas hicieron
entre los años 1815 y 1821 numerosos intentos para realizar ese camino
y sofocar la revolución. Nunca lo lograron porque lo detuvieron siempre
las milicias salto-jujeñas.
La tarea de Güemes no era, entonces, la de un "centinela" de una
"Frontera Norte" que no existía como tal. Güemes fue elevado al rango
de General a instancias del propio San Martín, y su accionar se
encuadró definidamente dentro del plan continental de la independencia
sudamericana.
Para dar un solo ejemplo del rol que cupo a las milicias de Güemes,
podemos reseñar una de las invasiones realistas que detuvieron: la del
año 1817.
La invasión fue comandada por el Mariscal La Serna. Tanto él como sus
oficiales llegaban de Europa tras haber vencido nada menos que a las
fuerzas napoleónicas. En oficio a Pezuela, Virrey del Perú, La Serna
expuso decididamente que su plan era invadir Buenos Aires, partiendo
desde el Alto Perú.
En esos días, el General San Martín partía hacia Chile cruzando la
cordillera de los Andes. Todos los esfuerzos realizados por el país se
hacían en soporte de esa empresa. Del Ejército del Norte - al mando del
General Belgrano - que se hallaba estacionado en Tucumán, habían
partido previamente hacia Mendoza sus más brillantes oficiales -
Alvarado, Arenales, Necochea, entre otros - y regimientos enteros de la
tropa. La debilidad en que había quedado dicho ejército era evidente,
por lo que el General Belgrano, al conocer la noticia de que los
realistas se hallaban a las puertas de Jujuy, se vio obligado a emitir
un bando en que se ordenaba a la población estar preparada para un
éxodo.
Las fuerzas de La Serna ascendían a unos 5.500 hombres, y como hemos
dicho sus oficiales estaban brillantemente preparados para las
batallas de campo. Eran militares muy experimentados y venían de vencer
nada menos que a los ejércitos de Napoleón.
La suerte de la Patria - de toda la Patria - y la del propio plan
sanmartiniano, dependía entonces exclusivamente de la manera en que se
desempeñasen las milicias comandadas por Güemes.
No corresponde hacer aquí el detalle de todas las acciones de guerra
que se sucedieron en ocasión de esta invasión. Sólo cabe decir que la
invasión de 1817 fue el intento más importante llevado a cabo por el
ejército español para recuperar el territorio del Virreinato del Río de
la Plata, y que luego de seis meses de lucha las fuerzas realistas
tuvieron que retroceder derrotadas por la hábil guerra de recursos y de
guerrillas que jujeños y salteños le opusieron.
La reivindicación de la figura de Güemes como héroe de trascendencia
nacional y continental no es una expresión de localismo. Güemes,
soldado heroico de la Patria, es sólo la cabeza, el genio militar que
coordinó el accionar de todo un pueblo. La gesta de Güemes es el
símbolo y la culminación del esfuerzo supremo que para la causa de la
patria supieron realizar el pueblo jujeño - que fue el más afectado por
la guerra - el salteño y el de Tarija, hoy perteneciente a la hermana
República de Bolivia.
Las guerras de la Independencia fueron de nefastas consecuencias para
las Provincias de Salta y Jujuy. Estas Provincias respondieron
inmediatamente al llamado de la revolución, y fueron el único teatro de
operaciones de la guerra en el territorio que luego formaría parte de
nuestra República. Hasta el año 1814 fueron escenario del accionar de
los ejércitos de la patria en sus campañas al Alto Perú. Durante los
siete años siguientes se entregaron por completo a la lucha contra los
realistas, y de haber sido verdaderamente ricas pasaron a una situación
de extrema pobreza. Es un hecho histórico que en esta etapa sostuvieron
la lucha sin ninguna ayuda del resto del país. Los esfuerzos del
gobierno nacional se centraron en la preparación y aprovisionamiento
del Ejército de los Andes y luego en las guerras intestinas que ya
comenzaban a asolar el país.
La guerra sostenida por jujeños, salteños y tarijeños fue causa de un
colosal empobrecimiento de la región. Esos pueblos se vieron sujetos a
las pesadísimas contribuciones forzosas que demandaba el accionar
patriota y a las sucesivas represalias que tomaba el enemigo español.
Familias muy poderosas se arruinaron, el pueblo todo entregó sus hijos,
sin distinción de clases ni de posición social, y sufrió durante más
de una década las penurias de una guerra muy cruenta. La Provincia de
Salta - que hasta entonces comprendía a Jujuy y Tarija -perdió un
status geopolítico privilegiado como consecuencia del nuevo orden
continental que se impuso, y vio desaparecer sus mercados naturales: la
costa del Pacífico y el Alto Perú.
Por todo ello, la reivindicación de la gesta güemesiana es mucho más
que un acto de provincianismo en el sentido malo del término. Es la
reivindicación de un concepto de país. Es un acto de justicia y una
revisión necesaria de nuestra historia, porque implica reconocer la
trascendental gravitación del accionar de dos provincias del norte de
nuestro país en la construcción de la patria.
No vamos a caer en el facilismo de achacar el atraso que luego
experimentaría el Noroeste argentino a las guerras de la Independencia
como factor exclusivo. Sí es importante, sin embargo, comprender que el
conocimiento que tengamos de nuestra historia marca nuestra concepción
del país, y que del punto específico que aquí tratamos podemos extraer
valiosas reflexiones que son útiles para toda la Nación. Entre ellas,
cabe destacar la que nos muestra que el interés federal o nacional no
puede ir nunca en detrimento de los intereses provinciales o
regionales.
Salta y Jujuy supieron sostener en horas cruciales la gesta
emancipadora. No pudieron, en cambio, convertir ese esfuerzo heroico en
un acicate a su progreso. Para esto hubiesen necesitado que imperase a
nivel general una concepción de país mucho más descentralizada y
federal que la que venía imponiéndose desde los inicios de la guerra
independentista.
La reivindicación genuina del verdadero rango histórico que cabe
asignar a Güemes y sus milicias en la gesta emancipadora sudamericana
está todavía por realizarse, y deberá llevarse adelante en el plano
académico. En el plano político - que es el nuestro - cabe rendir un
merecido homenaje a este héroe nacional que dio su vida por la Patria,
que puso todo su genio militar, su fortuna, su prestigio y su carisma
al servicio de la independencia, y que supo ser a un tiempo un muy
riguroso y disciplinado guardián de la unión nacional y un celosísimo
defensor de la autonomía de la Provincia bajo su mando.
Ricardo Gómez Diez