Número de Expediente 1844/04
N° | Origen | Tipo | Extracto |
---|---|---|---|
1844/04 | Senado De La Nación | Proyecto De Declaración | BAR : PROYECTO DE DECLARACION REPUDIANDO EL ASESINATO DEL ALCALDE DE LA LOCALIDAD DE AYO AYO , BOLIVIA . |
Listado de Autores |
---|
Bar
, Graciela Yolanda
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
18-06-2004 | 23-06-2004 | 118/2004 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
22-06-2004 | 24-09-2004 |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
DE RELACIONES EXTERIORES Y CULTO
ORDEN DE GIRO: 1 |
22-06-2004 | 24-09-2004 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 10-01-2005
Resoluciones
SENADO |
---|
FECHA DE SANCION: 20-10-2004 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: |
NOTA:SE AP. UN PD. CONJ. S. 1831/04 |
Órdenes del Día
NÚMERO | DE FECHA | ESTADO | ANEXO |
---|---|---|---|
1167/04 | 27-09-2004 | APROBADA | Sin Anexo |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-1844/04)
PROYECTO DE DECLARACIÓN
El Senado de la Nación
DECLARA:
Su repudio por los hechos ocurridos el pasado martes 15 de junio del
corriente, en el poblado aymara de Ayo Ayo, Bolivia, donde fue brutalmente
asesinado el alcalde Benjamín Altamirano.
Graciela Y. Bar
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente
En un poblado aymara de Bolivia, denominado Ayo Ayo que dista 87 kilómetros
de la ciudad de LA Paz, se ha suscitado un acontecimiento de violencia
comunitaria que merece ser evaluado detenidamente y repudiado por la
sociedad en su conjunto.
El alcalde de dicho pueblo, Benjamín Altamirano, de 45 años de edad, miembro
de la populista de derecha Nueva Fuerza Republicana (NFR), acusado de
cometer actos de "corrupción y mal manejo de fondos municipales" durante su
gestión, arribó a la capital boliviana para comparecer ante un tribunal que
declaró procedente un recurso de amparo constitucional presentado contra sus
detractores.
Este fallo enardeció a los pobladores, quienes secuestraron al alcalde
Altamirano en el centro de La Paz y pidieron su renuncia por los cargos de
corrupción que se le formulaban.
Ante la resistencia a tal pedido los pobladores aborígenes de la zona
procedieron a llevarlo a la plaza principal donde lo asesinaron y luego
quemaron ante los ojos de todos los habitantes.
Los primeros informes policiales señalan que Altamirano fue asesinado en un
acto de "justicia comunitaria", propia de los pueblos aborígenes del
altiplano, en cuyas localidades no existen puestos policiales y es frecuente
la aplicación de la llamada "justicia comunitaria", cuya pena máxima es la
de muerte, que se aplica en forma pública.
El linchamiento es una tradición en la cultura penal aymara y quechua. En el
curso de los últimos tres años estas poblaciones del andino y subandino
bolivianos han dado muerte así a una docena de ladrones, sin darles juicio
sumario.
El ministro de Gobierno (Interior), Alfonso Ferrufino, reconoció el
miércoles ante una comisión legislativa que el estado "ha perdido autoridad
hace bastante tiempo" en varias regiones del altiplano. El comandante de la
Policía, general Jairo Zanabria, reconoció que los agentes del orden
tuvieron que abandonar diez poblados altiplánicos por esa actitud hostil de
los campesinos, pero aseguró que ordenará el retorno de los efectivos.
Cerca de Ayo Ayo, en el poblado peruano de Ilave, una espiral de violencia
muy similar había provocado el linchamiento del alcalde Cirilo Robles por
pobladores de origen aymara de esa localidad. Al igual que ocurre en
Bolivia, el gobierno de Alejandro Toledo enfrenta una serie de demandas
sociales que desataron violentas protestas en distintos puntos del país.
Cada comunidad tiene el derecho de sostener su idiosincrasia, sus creencias
y sus religiones, si y solo si, ellas no se contradicen con las leyes
nacionales e internacionales vigentes.
Puede haber muchas razones por las cuales las pobladores sientan la
necesidad de ejercer justicia por mano propia, pero ello no es aceptable
desde el punto de vista de la civilización y la convivencia comunitaria.
Nada justifica la escalada de violencia que viven nuestros hermanos
bolivianos y peruanos; ningún crimen debe quedar impune y la población
mundial debe expresar su desacuerdo con las distintas formas de violencia
que experimentan los seres humanos.
Por todo lo expuesto se repudia los hechos acaecidos el 15 de junio del
corriente año, en la localidad de Ayo Ayo, República de Bolivia, y se
solicita la aprobación del presente proyecto.
Graciela Y. Bar
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-1844/04)
PROYECTO DE DECLARACIÓN
El Senado de la Nación
DECLARA:
Su repudio por los hechos ocurridos el pasado martes 15 de junio del
corriente, en el poblado aymara de Ayo Ayo, Bolivia, donde fue brutalmente
asesinado el alcalde Benjamín Altamirano.
Graciela Y. Bar
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente
En un poblado aymara de Bolivia, denominado Ayo Ayo que dista 87 kilómetros
de la ciudad de LA Paz, se ha suscitado un acontecimiento de violencia
comunitaria que merece ser evaluado detenidamente y repudiado por la
sociedad en su conjunto.
El alcalde de dicho pueblo, Benjamín Altamirano, de 45 años de edad, miembro
de la populista de derecha Nueva Fuerza Republicana (NFR), acusado de
cometer actos de "corrupción y mal manejo de fondos municipales" durante su
gestión, arribó a la capital boliviana para comparecer ante un tribunal que
declaró procedente un recurso de amparo constitucional presentado contra sus
detractores.
Este fallo enardeció a los pobladores, quienes secuestraron al alcalde
Altamirano en el centro de La Paz y pidieron su renuncia por los cargos de
corrupción que se le formulaban.
Ante la resistencia a tal pedido los pobladores aborígenes de la zona
procedieron a llevarlo a la plaza principal donde lo asesinaron y luego
quemaron ante los ojos de todos los habitantes.
Los primeros informes policiales señalan que Altamirano fue asesinado en un
acto de "justicia comunitaria", propia de los pueblos aborígenes del
altiplano, en cuyas localidades no existen puestos policiales y es frecuente
la aplicación de la llamada "justicia comunitaria", cuya pena máxima es la
de muerte, que se aplica en forma pública.
El linchamiento es una tradición en la cultura penal aymara y quechua. En el
curso de los últimos tres años estas poblaciones del andino y subandino
bolivianos han dado muerte así a una docena de ladrones, sin darles juicio
sumario.
El ministro de Gobierno (Interior), Alfonso Ferrufino, reconoció el
miércoles ante una comisión legislativa que el estado "ha perdido autoridad
hace bastante tiempo" en varias regiones del altiplano. El comandante de la
Policía, general Jairo Zanabria, reconoció que los agentes del orden
tuvieron que abandonar diez poblados altiplánicos por esa actitud hostil de
los campesinos, pero aseguró que ordenará el retorno de los efectivos.
Cerca de Ayo Ayo, en el poblado peruano de Ilave, una espiral de violencia
muy similar había provocado el linchamiento del alcalde Cirilo Robles por
pobladores de origen aymara de esa localidad. Al igual que ocurre en
Bolivia, el gobierno de Alejandro Toledo enfrenta una serie de demandas
sociales que desataron violentas protestas en distintos puntos del país.
Cada comunidad tiene el derecho de sostener su idiosincrasia, sus creencias
y sus religiones, si y solo si, ellas no se contradicen con las leyes
nacionales e internacionales vigentes.
Puede haber muchas razones por las cuales las pobladores sientan la
necesidad de ejercer justicia por mano propia, pero ello no es aceptable
desde el punto de vista de la civilización y la convivencia comunitaria.
Nada justifica la escalada de violencia que viven nuestros hermanos
bolivianos y peruanos; ningún crimen debe quedar impune y la población
mundial debe expresar su desacuerdo con las distintas formas de violencia
que experimentan los seres humanos.
Por todo lo expuesto se repudia los hechos acaecidos el 15 de junio del
corriente año, en la localidad de Ayo Ayo, República de Bolivia, y se
solicita la aprobación del presente proyecto.
Graciela Y. Bar