Número de Expediente 1826/04

Origen Tipo Extracto
1826/04 Senado De La Nación Proyecto De Resolución GIUSTINIANI Y OTROS : PROYECTO DE RESOLUCION RINDIENDO HOMENAJE A LA BANDERA NACIONAL Y A LA FIGURA DE MANUEL BELGRANO .
Listado de Autores
Giustiniani , Rubén Héctor
Losada , Mario Aníbal
Rossi , Carlos Alberto
Avelin de Ginestar , Nancy

Fechas en Dir. Mesa de Entradas

MESA DE ENTRADAS DADO CUENTA Nº DE D.A.E.
17-06-2004 23-06-2004 116/2004 Tipo: NORMAL

Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones

DIR. GRAL. de COMISIONES INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS
18-06-2004 SIN FECHA

Giros del Expediente a Comisiones

COMISIÓN FECHA DE INGRESO FECHA DE EGRESO

ORDEN DE GIRO: 1
18-06-2004 23-06-2004

EL EXPEDIENTE CADUCO EL 28-02-2006

Resoluciones

SENADO
FECHA DE SANCION: 23-06-2004
SANCION: APROBO
COMENTARIO: SOBRE TABLAS
NOTA:
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones

(S-1826/04)

PROYECTO DE RESOLUCION

El Senado de la Nación

RESUELVE

Rendir homenaje a la bandera nacional, y a la figura de Manuel Belgrano, su
creador, al conmemorarse el 20 de junio próximo los ciento ochenta y cuatro
años de su fallecimiento.

Rubén Giustiniani.- Mario A. Losada.- Carlos A. Rossi.- Nancy Avelín.-



FUNDAMENTOS

Sr. Presidente:

El 20 de junio de 1820 fallece Manuel Belgrano, fecha que los argentinos
hemos adoptado para recordar la creación de nuestro símbolo patrio, la
bandera que éste creara e hiciera enarbolar por primera vez en las barrancas
del Paraná el 27 de febrero de 1812.

Muchos han sido los hombres y mujeres que dejaron una honda huella en
nuestra historia y de los que somos deudores por nuestra identidad, por
nuestra cultura y por nuestras instituciones. Por las circunstancias
políticas en las que les tocó vivir y actuar, y fundamentalmente por sus
grandes merecimientos y patriotismo, algunos de ellos lograron una
trascendencia tal, que quedaron al abrigo de las disidencias en los juicios
y diferencias de partidos, de las que no pudieron librarse muchos de sus
contemporáneos. Uno de ellos fue Manuel Belgrano, figura que resume los
valores de la dignidad de los hombres que ponen al servicio del pueblo y de
la patria, heroica y apasionadamente, su fuerza, su virtud y su
inteligencia.

Manuel Belgrano, actor decisivo en las jornadas de la Revolución de Mayo,
sacrificado ejemplo de pureza cívica y valentía militar fue el creador de la
bandera, síntesis emblemática de la nacionalidad argentina. Decía Joaquín V.
González: "Las naciones condensan en un signo visible esa idea de la unidad,
del amor y del deber cívico; éste es un sentimiento tan antiguo como la
humanidad, y desde sus comienzos ella ha corrido a los combates, y ha caído
o se ha dignificado en su nombre. Ese signo es la bandera, cuyos pliegues
parecen destinados a envolver los héroes que caen a su sombra" (La Tradición
Nacional, Ed. Hachette, Buenos Aires, 1957, p.21).

La primera bandera surgió en la historia con el primer pueblo que debió unir
a sus hombres para defender su suelo, y su veneración se inició con la
celebración de la primera victoria. Escribe Carlos Ferro: "Así nace el culto
de la patria y la veneración de sus símbolos representativos. Es un
sentimiento inmanente a la naturaleza humana¿ La bandera es el más palpable
de esos símbolos, el primero asociado con la idea de patria¿" (La Bandera
Argentina. Inspiradora de los pabellones centroamericanos, Ministerio de
Cultura y Educación, Buenos Aires, 1970, página 13). Por eso mismo ha podido
decir el jurisconsulto y pedagogo eminente que fue José León Suárez: "¿Tened
presente que ella (la patria) se simboliza en la bandera argentina y que,
por tanto, esa enseña ampara y encarna, idealmente, nuestro territorio,
nuestros habitantes, nuestras aguas y pastos, nuestras brisas y pamperos,
nuestros recuerdos y esperanzas, en una palabra, la integridad moral y
material de la comunidad que vive en los límites de nuestro suelo" (Patria
en El Argentino, antología de Eloy Fernández Alonso, 9ª Edición, Kapelusz,
1927, página 297).

Nuestra bandera, asociada para siempre al nombre de su ilustre creador,
nació durante una revolución, la revolución de la libertad, de la
independencia, y fue concebida heroicamente en la víspera de una batalla.
Por eso nosotros, los argentinos, la sentimos como el signo de nuestra
historia, pero también de nuestras libertades, de nuestros derechos, de
nuestra dignidad como Nación y de nuestra solidaria lealtad con todos los
pueblos de la América latina. Con razón ha podido decir el historiador y
fundador del Museo Histórico Nacional, Adolfo P. Carranza: "Nuestra bandera
ha sido auxiliadora y generosa a todos las rumbos en que, fuera de las
fronteras, se precisaba combatir; una llegó hasta el corazón de Bolivia, en
manos de su propio autor; otra flameó en las alturas, en manos de un genio
más alto aún que el eterno pedestal de su gloria; la última de ellas en el
Perú cumplió ha profecía del Himno Nacional conmoviendo la tumba de los
incas, y su sombra vigilaba la presencia airosa y viril de los pocos de sus
hijos que asistieron a la jornada de Ayacucho" (Nuestra bandera, en
"Cultura", antología de Mario E. Quiroga, 2ª edición, Librería Mentruyt,
Buenos Aires, 1934, página 101).

La bandera argentina fue, desde sus primeras jornadas, un testimonio de
afirmación nacional y patriótica del nuevo Estado. Belgrano, su creador
convencido de la necesidad de enarbolar una bandera propia tomando los
colores de la escarapela decretada a su iniciativa por el gobierno de Buenos
Aires, la izó en Rosario, sobre las barrancas del río Paraná, el 27 de
febrero de 1812. Dice Bartolomé Mitre: "Declarada la escarapela azul y
blanca con la denominación de nacional, quiso creerse autorizado para
enarbolar una bandera con los mismos colores, lo que importaba lo mismo que
anunciar la aparición de una nueva nación" (Historia de Belgrano y de la
independencia argentina, EUDEBA, Buenos Aires, 1968, tomo II, página 32).

El Triunvirato integrado por Manuel de Sarratea, Juan José Paso y Feliciano
Chiclana, con Bernardino Rivadavia como secretario, acordó el 18 de febrero
de 1812, a solicitud de Belgrano, que se reconozca el uso de la escarapela
de las Provincias del Río de La Plata y que deberá componerse de dos
colores, celeste y blanco.

A partir de aquello, pudo decir Manuel Belgrano: "Siendo preciso enarbolar
bandera, y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme los
colores de la escarapela nacional".

La bandera, como el escudo y el himno nacional, manifiesta la voluntad de
reivindicar la herencia indígena y la votación de integración con los otros
pueblos sudamericanos. Dice Fernández Latour: "La iconización del sol
flamígero, de factura claramente americana no es, por cierto, ajena a la
revalorización cívica del culto andino a INTI. Pero su verdadero sentido
aplicable tanto a las representaciones del astro naciente como aquellas en
que se lo figura pleno, es sin duda el que surge de la magistral
interpretación de Bartolomé Mitre, publicada en "La Nación" el 28 de mayo de
1900, en el contexto de un artículo titulado El sol en la bandera argentina.
Dice Mitre: "¿El sol de la bandera argentina no es el sol radiante, símbolo
clásico de la antigüedad, sino el sol flamígero o sea el sol incásico, que
según las ideas predominantes la época, adoptaban los símbolos genuinamente
americanos, pretendiendo hasta restaurar el antiguo imperio peruano, cuando
era el sol de una nueva época que asomaba como una nueva aurora nacional,
según se simboliza en el sol naciente que corona sus armas" (op. y loc.
cit.).

Un ilustre rosarino, Calixto Lassaga, estudioso de la historia de Rosario,
de la bandera y de la vida de Manuel Belgrano, fue integrante de la comisión
que se constituyó para determinar el lugar preciso donde se izó por primera
vez la enseña nacional, donde hoy se levanta majestuoso el monumento,
orgullo de los argentinos. Pero además interpretó cabalmente el mensaje de
Belgrano y su preocupación por la educación. Belgrano fue toda su vida
promotor de la educación. Lo hizo como funcionario, como general y como
particular, sin ningún otro propósito que la educación misma, para la
promoción de los sectores populares. Así lo entendió Lassaga al proponer que
la celebración del Día de la Bandera no sea el 27 de febrero, porque no hay
actividad escolar y sí el 20 de junio coincidente con la desaparición física
de Belgrano. Para que ese día se honre en todas las escuelas no sólo al
creador de la bandera, al del consulado, al vocal del primer gobierno libre,
y al jefe abnegado y heroico de las expediciones militares al Paraguay y al
Alto Perú, vencedor en Tucumán y Salta; sino también al hombre que renunció
a su sueldo y donó sus recompensas para creas escuelas. Este verdadero
promotor de la educación atacó a la ignorancia como "fuente de corrupción y
destructora de las tiernas inteligencias infantiles".

Hoy, en momentos difíciles, más que nunca vale recordar ejemplos de quienes
tuvieron el valor de mirar lejos y desinteresadamente para hacer parir un
nuevo y mejor tiempo humano "para nosotros, para nuestra posteridad y para
todos los hombres del mundo..."

Por todo lo expuesto, Sr. Presidente solicito la aprobación del presente
proyecto.

Rubén Giustiniani.- Mario A. Losada.- Carlos A. Rossi.- Nancy Avelín.-