Número de Expediente 1706/04

Origen Tipo Extracto
1706/04 Senado De La Nación Proyecto De Declaración PRADES Y LESCANO : PROYECTO DE DECLARACION ADHIRIENDO AL DIA MUNDIAL CONTRA EL TRABAJO INFANTIL .
Listado de Autores
Prades , Carlos Alfonso
Lescano , Marcela Fabiana

Fechas en Dir. Mesa de Entradas

MESA DE ENTRADAS DADO CUENTA Nº DE D.A.E.
08-06-2004 23-06-2004 109/2004 Tipo: NORMAL

Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones

DIR. GRAL. de COMISIONES INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS
08-06-2004 SIN FECHA

Giros del Expediente a Comisiones

COMISIÓN FECHA DE INGRESO FECHA DE EGRESO
DE POBLACIÓN Y DESARROLLO HUMANO
ORDEN DE GIRO: 1
09-06-2004 28-02-2006

EL EXPEDIENTE CADUCO EL 28-02-2006

ENVIADO AL ARCHIVO : 13-09-2006

En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones

(S-1706/04)

PROYECTO DE DECLARACIÓN

El Senado de la Nación

DECLARA

Su adhesión al Día Mundial contra el Trabajo Infantil, a celebrarse el
día 12 de Junio del corriente año y remarca que el trabajo infantil es
una de las peores formas de explotación y abuso que pone en peligro la
salud, seguridad y educación de los más chicos, al mismo tiempo que
atenta contra su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social.

Carlos A. Prades.- Marcela F. Lescano.-

FUNDAMENTOS

Señor Presidente:

El 12 de junio de cada año se celebra el DÍA MUNDIAL CONTRA EL TRABAJO
INFANTIL. En esta fecha, miles de jóvenes de todo el mundo se unen en
solidaridad con los millones de niños para los que el ámbito laboral es
la única vida que conocen.

De acuerdo con las estimaciones más recientes de la OIT (Organización
Internacional del Trabajo), actualmente, la cifra de niños de 5 a 17
años de edad que trabajan en el mundo supera los 246 millones. Más de
100 millones de niños no acuden a la escuela y la mayoría de los
menores que trabajan carecen de tiempo para jugar. Son millones de
niños en todo el mundo a los que se les impide, todos los días,
desarrollar plenamente su potencial. ¿Qué sucede en nuestro país? De
acuerdo a datos proporcionados por el Ministerio de Trabajo, más de
1.500.000 chicos trabajan en la Argentina.

¿En qué consiste el "Trabajo Infantil"?

El trabajo infantil es una de las peores formas de explotación y abuso.
Pone en peligro la salud, seguridad y educación de los más chicos, al
mismo tiempo que atenta contra su desarrollo físico, mental,
espiritual, moral y social.

Existen tantas formas diferentes de trabajo infantil como de
actividades económicas. Algunos niños deben afrontar prolongadas
jornadas de arduo trabajo en fábricas ruidosas y peligrosas. Otros
desarrollan su labor en campos de labranza, de sol a sol. Los hay que
son víctimas del tráfico de personas y absorbidos por la industria del
sexo, mientras que otros trabajan en régimen de servidumbre para
liquidar una deuda que nunca quedará saldada. Algunos sufren graves
lesiones, discapacidad física e incluso fallecen antes de alcanzar la
edad adulta como resultado de su trabajo. Para otros, las cicatrices
psicológicas de lo soportado les acompañarán de por vida.

Es de esta manera que el trabajo infantil actúa como un mecanismo de
reproducción social de la pobreza, porque el chico que no estudia y no
se desarrolla en plenitud llegará al futuro extenuado, sin brazos para
defender a sus hijos, que también encallarán en el empleo precoz. El
trabajo infantil puede dar lugar al analfabetismo absoluto o al
analfabetismo funcional, provocar la deserción escolar, fomentar el
ausentismo a clases o la impuntualidad en la asistencia a éstas y
contribuir a la repetición de grado y a una baja calidad del
aprendizaje. Asimismo, el trabajo infantil es una importante fuente de
peligro para la integridad y el desarrollo físico, psíquico y social
del niño, deteriora muchas veces su salud y puede ser
riesgoso para su vida. El niño que trabaja habitualmente para
subsistir, cuando lo hace en malas condiciones o no concurre a la
escuela o no prosigue sus estudios, está hipotecando su futuro.

Posiblemente, el grupo más vulnerable de niños que trabajan en el mundo
en la actualidad sea además el menos visible. Se trata de los niños que
llevan a cabo sus tareas alejados del ojo público. Al trabajar en la
intimidad de los hogares de otras personas, disponen de un acceso
limitado a la educación y carecen de tiempo para jugar. Con una
remuneración escasa o nula, e incluso menos derechos o mecanismos de
protección recogidos en la legislación, se trata de un grupo altamente
vulnerable que pasa casi plenamente desapercibido.

Este año la Organización Internacional del Trabajo en el Día Mundial
contra el Trabajo Infantil se dedica a poner de relieve la grave
situación de los niños que trabajan en el servicio doméstico, los
"NIÑOS INVISIBLES".

¿En qué consiste el trabajo infantil doméstico?

En casi todos los hogares de los distintos países del mundo, los niños
colaboran con diversos quehaceres domésticos. Esta actividad puede
constituir una experiencia positiva mediante la que aprenden el modo de
efectuar tareas sencillas y de adquirir destrezas básicas. De este
modo, sienten que contribuyen al bienestar de la familia, un aporte que
suele ser fomentado y valorado.

El trabajo infantil doméstico es una cosa muy diferente. Alude a las
situaciones en las que niños llevan a cabo tareas domésticas, no en su
propio hogar, sino en el de un tercero o "empleador", en condiciones de
explotación. Los niños dedicados al servicio doméstico trabajan a
puerta cerrada, en la intimidad de las residencias de otras personas.
Además de ocultar la magnitud del problema, esta falta de visibilidad
eleva enormemente las posibilidades de explotación y abuso. No
obstante, en muchos países del mundo, los niños ejercen de criados,
cuidadores de otros niños, cocineros, jardineros y encargados de la
limpieza, y esta situación se acepta como un hecho normal de la vida
diaria.

Estudios recientes indican que, en todo el mundo, hay más niñas menores
de 16 años empleadas en el servicio doméstico que en cualquier otra
forma de trabajo.

Víctimas de la explotación

Casi sin excepción, los niños que trabajan en el servicio doméstico son
víctimas de la explotación. Este abuso puede adoptar varias formas
diferentes:

§ se les explota económicamente al obligarles a afrontar jornadas
laborales prolongadas a cambio de sueldos bajos. En ocasiones, no se
les paga nada por su trabajo y, a menudo, no se les concede tiempo
libre;

§ puesto que, en general, su situación no es reconocida por las leyes
locales, carecen de protección jurídica y pueden ser sometidos a
condiciones de trabajo arduas y peligrosas, por ejemplo, como las que
caracterizan al manejo de sustancias tóxicas como los materiales de
limpieza, etc.;

§ a los menores dedicados al servicio doméstico se les priva de los
derechos que les corresponden como niños con arreglo a la legislación
internacional, incluido el derecho a jugar, a la salud, a ser
protegidos contra el acoso y el abuso sexual, a recibir visitas de su
familia y a visitar a ésta, a mantener contacto con amigos, a un
alojamiento decente y a la protección frente a abusos físicos o
mentales. A menudo, los niños que se incorporan al servicio doméstico
abandonan a su familia a una edad muy temprana para trabajar en los
hogares de terceros, y son considerados casi como "posesiones" de la
familia empleadora. Trabajan aislados y son objeto de abusos verbales,
físicos, emocionales y, en algunos casos, sexuales. Se les impide
acceder a la educación y la formación, por lo que se arruina además su
futuro a largo plazo.

El trabajo infantil no es lo mismo que algunas tareas encomendadas a
los niños. No es una experiencia laboral útil ni un aprendizaje
combinado con la escolarización, que mejore las perspectivas presentes
y futuras de los niños. EL TRABAJO INFANTIL - EN SUS PEORES FORMAS - ES
SENCILLAMENTE UN ABUSO DE PODER. Son adultos que explotan a personas
jóvenes, ingenuas, inocentes, débiles, vulnerables e inseguras para su
exclusivo beneficio personal.

El trabajo infantil en la economía informal urbana

Aunque la economía informal suele describirse como invisible, los niños
y niñas que trabajan en las calles de las ciudades del mundo son
probablemente la cara más visible del trabajo infantil. Realizan
diversas actividades, entre ellas, ventas de alimentos y de pequeños
artículos de consumo, limpieza de calzado, lavado de parabrisas,
reparación de neumáticos, recolección de residuos, cartones y trapos,
mendicidad, transporte de objetos, etc. Deben hacer frente a los
peligros que entraña el propio trabajo y, aún más importante, el
entorno donde lo realizan, por ejemplo, el tránsito, el humo de los
escapes, la exposición a los elementos, la inseguridad, el acoso y la
violencia.
Convenio N° 182 de la OIT:

El 1° de junio de 1999 la Conferencia General de la OIT adoptó el
Convenio N° 182 de la OIT, en el cual quedan determinadas las Peores
Formas de Trabajo Infantil. Nuestro país aprobó dicho convenio mediante
la Ley 25.255, promulgada por el Decreto N° 609/00. La ratificación
(sin reserva) se instrumentó el 6 de febrero de 2001 y entró en vigor
el 6 de febrero de 2002. El Convenio define las peores formas de
trabajo infantil y pide a todos los gobiernos que las prohiban. Este
Convenio considera como peores formas de trabajo infantil a:

a) Todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la
esclavitud, como la venta y el tráfico de niños, la servidumbre por
deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio de
niños para utilizarlos en conflictos armados.
b) La utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la
prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas.
c) La utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la
realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el
tráfico de estupefacientes.
d) El trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se
lleva a cabo, dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños.
Las formas de trabajo mencionadas en los primeros tres incisos se
encuentran en nuestro país encuadradas como figuras delictivas, con lo
cual ya se encuentran prohibidas. Sin embargo, el inciso d) considera
como peores formas de trabajo infantil, al que por su naturaleza o por
las condiciones en que se lleva a cabo daña la salud, la seguridad o la
moralidad de los niños y niñas. Resulta difícil detectar un trabajo
realizado por un niño o niña que no implique algunos de los estados
mencionados, por lo que debemos entender que todas las formas de
trabajo infantil constituyen una "peor forma".

Todo miembro que ratifique el presente Convenio deberá adoptar medidas
inmediatas y eficaces para conseguir la prohibición de las peores
formas de trabajo infantil y su acción inmediata para su eliminación.
Es decir, que al ratificar un convenio de la OIT, los países quedan
obligados con arreglo al derecho internacional a dar curso a sus
disposiciones por medio de la legislación y la práctica nacionales.

En la práctica nacional se puede observar que no se cumple en su
totalidad lo ratificado en la OIT. Según un convenio firmado por el
Ministerio de Trabajo, la Comisión Nacional para la Erradicación del
Trabajo Infantil y el Consejo Federal del Trabajo, tendría que haber
una comisión especializada en cada provincia. Sólo hay 12 y funcionan a
medias o no funcionan.

Las provincias que se encuentran en falta son Formosa, Chaco, Santiago
del Estero, Córdoba, Santa Fe, San Luis, San Juan, Neuquén, Chubut,
Santa Cruz y Tierra del Fuego, que aún no formaron su comisión para la
erradicación del trabajo infantil.

Pero hay por otro lado, una cuestión de fondo que no debemos pasar por
alto: La principal causa del trabajo infantil es la pobreza y su
consecuencia natural: la inestabilidad familiar. Las familias que la
afrontan se ven obligadas muchas veces a recurrir al trabajo de todos
sus miembros, inclusive a los de escasa edad. En el país hay más de un
millón y medio de chicos que trabajan para poder comer. Por lo tanto,
no se puede salir a condenar el trabajo infantil cuando los padres no
tienen trabajo y sus hijos no tienen para comer.

Mientras resolvemos esta situación, que no es transitoria sino que
requerirá de un largo y arduo proceso que implica nada más y nada menos
que lograr la estabilidad económica y social de nuestro país, debemos
crear la legislación correspondiente que proteja a los niños que se
encuentran en la obligación de trabajar de los abusos a los que puedan
quedar expuestos.

Esto no significa que aprobamos el trabajo infantil, esto no significa
ir en contra de los parámetros que indica la OIT o el UNICEF y que
ratificamos como Nación al firmarlos, esto quiere decir, que estemos o
no de acuerdo, los niños que se encuentren en la necesidad de trabajar
lo harán exista o no una prohibición. Es en ese punto donde como
legisladores tenemos la obligación de intervenir y crear los
instrumentos legales pertinentes porque es justamente en esa
intersección que se generan situaciones de riesgo y explotación para
los niños.

Es por lo expuesto, que como Presidente de la Comisión de Trabajo y
Previsión Social invito a mis pares no sólo a acompañar con su voto
afirmativo este proyecto de declaración sino también a trabajar a favor
de un instrumento legal que proteja a nuestros niños trabajadores hasta
que finalmente puedan volver a ser lo que deben ser: simplemente NIÑOS.

Carlos A. Prades.- Marcela F. Lescano.-