Número de Expediente 1695/04
N° | Origen | Tipo | Extracto |
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1695/04 | Senado De La Nación | Proyecto De Declaración | FALCO : PROYECTO DE DECLARACION MANIFESTANDO SATISFACCION POR LA INVESTIGACION DEL DR. EDUARDO RAPOPORT ACERCA DEL VALOR NUTRICIONAL DE LAS MALEZAS DE LA REGION PATAGONICA. |
Listado de Autores |
---|
Falco
, Luis
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
08-06-2004 | 23-06-2004 | 108/2004 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
08-06-2004 | 22-09-2004 |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
ORDEN DE GIRO: 1 |
09-06-2004 | 22-09-2004 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 01-11-2004
Resoluciones
SENADO |
---|
FECHA DE SANCION: 06-10-2004 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: |
NOTA: |
Órdenes del Día
NÚMERO | DE FECHA | ESTADO | ANEXO |
---|---|---|---|
1118/04 | 23-09-2004 | APROBADA | Sin Anexo |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-1695/04)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación,
DECLARA:
Su satisfacción por el proyecto de investigación que lleva adelante el
doctor Eduardo Rapoport acerca del valor nutricional de las malezas de
la región patagónica, que se realiza bajo la órbita del laboratorio
Ecotono, ubicado en la ciudad de San Carlos de Bariloche y dependiente
de la Universidad Nacional del Comahue.
Luis A. Falcó.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
Según cifras de las Naciones Unidas, 38 países están afectados por la
falta de alimentación; 840 millones de personas sufren desnutrición y a
cada segundo un niño menor de 10 años muere de hambre. Ninguno de los
programas de asistencia implementados por los países y las ONGs
internacionales han podido atemperar los estragos del hambre y la
desnutrición. Por el contrario, esta situación se agrava día a día y
las soluciones concretas y definitivas no aparecen.
El doctor Eduardo Rapoport, investigador preocupado por este mal
global, lleva más de 14 años investigando el valor nutricional de las
malezas que habitan nuestra región patagónica. Hablamos de malezas que
se encuentran en los bosques, baldíos, terrenos y que, de aprobarse su
valor nutricional, podrían contribuir a paliar gran parte del problema
de alimentación en todo el planeta.
Durante estos 14 años, investigando en el laboratorio Ecotono,
dependiente de la Universidad Nacional del Comahue y situado en San
Carlos de Bariloche, Rapoport logró identificar más de 160 malezas
comestibles que la gente no consume por temor a intoxicarse y no han
sido incluidas dentro de los hábitos alimentarios. Por ejemplo la
queridilla (Quenopodium album) ; la quinoa blanca ( Chonopodium album)
que tiene cuatro veces más vitamina C que el tomate, el doble de
vitamina A que la espinaca y tres veces más calcio que la leche; tallos
pelados de cardo (Cardus acanthoides); diente de león (Taraxacum
officinale) seis veces más rico en nutrientes que la lechuga; trébol o
brotes de caña de colihue .
En la actualidad el proyecto Ecotono apuesta al área de la enseñanza y
realizó un plan piloto en la provincia de Chubut instruyendo sobre el
tema a personal docente sobre las malezas comestibles, que se
encuentran compiladas en cuatro manuales publicados por el laboratorio.
Rapoport sostiene que hay 5 grados de agresividad de las malezas,
siendo el grado 5 el más agresivo. De las malezas grado 1 el 30% es
comestible; de las grado 2 el 40% y este porcentaje va ascendiendo
hasta llegar al 90% en las de grado 5. Esto quiere decir que, a mayor
agresividad de la maleza, mayor probabilidad de que sea comestible y
según el investigador esto responde a que se trata de vegetales que
acompañaron al hombre desde el Paleolítico, cuando aún la vida humana
era nómade. La hipótesis que funda esta postura es que muchas de estas
malezas agresivas han seguido al ser humano a lo largo de su evolución.
Según los fundamentos del Dr. Rapoport los nómades llegaban a un
determinado lugar, se instalaban en cavernas, instalaban sus toldos o
construían sus chozas. Mientras los hombres se dedicaban a cazar, las
mujeres y los niños se ocupaban de recolectar. Al llegar al campamento
a esas plantas les sacaban las hojas y las semillas, cayendo estas
últimas al suelo. Con el tiempo esas semillas, por selección artificial
se han ido adaptando al pisoteo del ser humano. Luego, estos grupos
humanos, se iban de ese sitio buscando otros donde habitar; pasado un
ciclo de tiempo, que podía durar años, se encontraban con que allí
habían crecido las malezas que habían comido.
Cuando se trata de malezas, las plantas que se cortan vuelven a crecer
solas, sin necesidad de cuidados, riegos artificiales ni tratos
especiales, simplemente crecen y en algunos casos se pueden realizar
hasta 3 cosechas por año.
Los resultados de relevamientos llevados a cabo en la investigación
dicen que, en promedio, en la región Patagónica hay 1300 kilos de
malezas comestibles por hectárea y en algunas zonas se estima que puede
haber hasta 7000 kilos por hectárea. Un relevamiento paralelo en zonas
templadas arrojó cifras similares.
Ante la evidencia de un esfuerzo mancomunado y sostenido en el tiempo
como es el que lleva adelante el Dr. Eduardo Rapoport es que considero
indispensable poner el esfuerzo en apoyar este tipo de emprendimientos
que tienen como objetivo único ayudar a la humanidad a proveerse de la
necesidad básica y fundamental del alimento.
En lo relatado con anterioridad sobran razones para solicitar a mis
pares que me acompañen con el voto positivo en el presente proyecto.
Luis A. Falcó.-
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-1695/04)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación,
DECLARA:
Su satisfacción por el proyecto de investigación que lleva adelante el
doctor Eduardo Rapoport acerca del valor nutricional de las malezas de
la región patagónica, que se realiza bajo la órbita del laboratorio
Ecotono, ubicado en la ciudad de San Carlos de Bariloche y dependiente
de la Universidad Nacional del Comahue.
Luis A. Falcó.-
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
Según cifras de las Naciones Unidas, 38 países están afectados por la
falta de alimentación; 840 millones de personas sufren desnutrición y a
cada segundo un niño menor de 10 años muere de hambre. Ninguno de los
programas de asistencia implementados por los países y las ONGs
internacionales han podido atemperar los estragos del hambre y la
desnutrición. Por el contrario, esta situación se agrava día a día y
las soluciones concretas y definitivas no aparecen.
El doctor Eduardo Rapoport, investigador preocupado por este mal
global, lleva más de 14 años investigando el valor nutricional de las
malezas que habitan nuestra región patagónica. Hablamos de malezas que
se encuentran en los bosques, baldíos, terrenos y que, de aprobarse su
valor nutricional, podrían contribuir a paliar gran parte del problema
de alimentación en todo el planeta.
Durante estos 14 años, investigando en el laboratorio Ecotono,
dependiente de la Universidad Nacional del Comahue y situado en San
Carlos de Bariloche, Rapoport logró identificar más de 160 malezas
comestibles que la gente no consume por temor a intoxicarse y no han
sido incluidas dentro de los hábitos alimentarios. Por ejemplo la
queridilla (Quenopodium album) ; la quinoa blanca ( Chonopodium album)
que tiene cuatro veces más vitamina C que el tomate, el doble de
vitamina A que la espinaca y tres veces más calcio que la leche; tallos
pelados de cardo (Cardus acanthoides); diente de león (Taraxacum
officinale) seis veces más rico en nutrientes que la lechuga; trébol o
brotes de caña de colihue .
En la actualidad el proyecto Ecotono apuesta al área de la enseñanza y
realizó un plan piloto en la provincia de Chubut instruyendo sobre el
tema a personal docente sobre las malezas comestibles, que se
encuentran compiladas en cuatro manuales publicados por el laboratorio.
Rapoport sostiene que hay 5 grados de agresividad de las malezas,
siendo el grado 5 el más agresivo. De las malezas grado 1 el 30% es
comestible; de las grado 2 el 40% y este porcentaje va ascendiendo
hasta llegar al 90% en las de grado 5. Esto quiere decir que, a mayor
agresividad de la maleza, mayor probabilidad de que sea comestible y
según el investigador esto responde a que se trata de vegetales que
acompañaron al hombre desde el Paleolítico, cuando aún la vida humana
era nómade. La hipótesis que funda esta postura es que muchas de estas
malezas agresivas han seguido al ser humano a lo largo de su evolución.
Según los fundamentos del Dr. Rapoport los nómades llegaban a un
determinado lugar, se instalaban en cavernas, instalaban sus toldos o
construían sus chozas. Mientras los hombres se dedicaban a cazar, las
mujeres y los niños se ocupaban de recolectar. Al llegar al campamento
a esas plantas les sacaban las hojas y las semillas, cayendo estas
últimas al suelo. Con el tiempo esas semillas, por selección artificial
se han ido adaptando al pisoteo del ser humano. Luego, estos grupos
humanos, se iban de ese sitio buscando otros donde habitar; pasado un
ciclo de tiempo, que podía durar años, se encontraban con que allí
habían crecido las malezas que habían comido.
Cuando se trata de malezas, las plantas que se cortan vuelven a crecer
solas, sin necesidad de cuidados, riegos artificiales ni tratos
especiales, simplemente crecen y en algunos casos se pueden realizar
hasta 3 cosechas por año.
Los resultados de relevamientos llevados a cabo en la investigación
dicen que, en promedio, en la región Patagónica hay 1300 kilos de
malezas comestibles por hectárea y en algunas zonas se estima que puede
haber hasta 7000 kilos por hectárea. Un relevamiento paralelo en zonas
templadas arrojó cifras similares.
Ante la evidencia de un esfuerzo mancomunado y sostenido en el tiempo
como es el que lleva adelante el Dr. Eduardo Rapoport es que considero
indispensable poner el esfuerzo en apoyar este tipo de emprendimientos
que tienen como objetivo único ayudar a la humanidad a proveerse de la
necesidad básica y fundamental del alimento.
En lo relatado con anterioridad sobran razones para solicitar a mis
pares que me acompañen con el voto positivo en el presente proyecto.
Luis A. Falcó.-