Número de Expediente 1167/04
N° | Origen | Tipo | Extracto |
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1167/04 | Senado De La Nación | Proyecto De Resolución | GIUSTINIANI : PROYECTO DE RESOLUCION ADHIRIENDO A LA CONMEMORACION DEL DIA DEL TRABAJADOR .- |
Listado de Autores |
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Giustiniani
, Rubén Héctor
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
30-04-2004 | 05-05-2004 | 73/2004 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
03-05-2004 | 16-06-2004 |
Giros del Expediente a Comisiones
COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
---|---|---|
ORDEN DE GIRO: 1 |
03-05-2004 | 16-06-2004 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 02-08-2004
Resoluciones
SENADO |
---|
FECHA DE SANCION: 07-07-2004 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: |
NOTA: |
Órdenes del Día
NÚMERO | DE FECHA | ESTADO | ANEXO |
---|---|---|---|
574/04 | 23-06-2004 | APROBADA | Sin Anexo |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-1167/04)
PROYECTO DE RESOLUCION
El Senado de la Nación
RESUELVE
Adherir a la Conmemoración del Día Internacional del Trabajador el 1º
de Mayo. Asimismo, rendir homenaje a todos aquellos que lucharon por la
defensa de sus derechos, la libertad, la justicia y la democracia.
Rubén Giustiniani.-
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El 7 de octubre de 1884, durante su cuarto Congreso una pequeña
organización gremial aprobó una moción presentada por Gabriel Edmonston
por la que se resolvía que " la duración legal de la jornada de trabajo
desde el 1 de mayo de 1886 será de ocho horas" y recomendaba a las
organizaciones sindicales que trataran de hacer promulgar leyes de
acuerdo con esta resolución.
El 1 de mayo de 1886 no menos de 190.000 trabajadores hicieron huelga
en los Estados Unidos por una jornada más corta, en tanto que otros
150.000 obtenían satisfacción a sus demandas en ese sentido con la
simple amenaza de paro. A fines de ese mismo mes sectores patronales
accedieron en acordar esa jornada legal a otros 50.000 obreros y antes
de que terminara el año, un total de 250.000 trabajadores gozaría de
esa conquista. En algunos lugares hubo represión policial y en
Milwaukee, nueve muertos.
Las luchas se sucedieron hasta que el Congreso de la Internacional
Socialista, reunido en París el 14 de julio de 1889, resolvió, que "se
organizara una gran manifestación internacional con fecha fija de
manera que, en todos los países y ciudades a la vez, el mismo día
convenido, los trabajadores intimen a los poderes públicos a reducir
legalmente a ocho horas la jornada de trabajo. Visto que una
manifestación semejante ya había sido decidida por la Federación del
Trabajo Norteamericana (A.F.L.) para el 1° de mayo de 1890, en su
congreso de 1888 en Saint Louis, se adopta esa fecha para la
manifestación internacional.
Han pasado más de 100 años desde aquellos días y hoy más que nunca
resulta necesario revalorizar el sentido histórico de la lucha de
aquellos hombres. Si analizamos la situación actual, encontramos que
las transformaciones económicas y sociales que fueron la impronta de
los años ochenta y noventa en nuestro país, han tenido un devastador
impacto en la vida de la familia de los argentinos.
La nueva cartografía social Argentina, revela una creciente
polarización entre los "ganadores" y "perdedores" del modelo económico,
imagen que contribuyó a echar por tierra el poderoso mito integrador
del progreso indefinido, estrechamente asociado a la idea histórica de
una clase media fuerte y culturalmente homogénea, única en América
Latina, y a la idea de la movilidad social ascendente. En términos
sociales, el resultado de este proceso de mutación estructural muestra
una alta concentración de la riqueza y de las oportunidades de vida en
los sectores altos; una fractura cada vez mayor en el interior de las
clases medias; un notorio empobrecimiento de las clases trabajadoras y,
por último, un superlativo incremento de los excluidos.
Las sucesivas flexibilizaciones terminaron con el trabajo estable. La
inestabilidad se convirtió en la regla que rige el mercado de trabajo.
Se incorporaron las diversas modalidades de empleo temporario y
contratos precarios, se redujeron los aportes patronales y la seguridad
social, y modificaron las normas sobre accidentes y enfermedades
laborales.
La pequeña y mediana empresa de la ciudad y del campo, los pequeños
comerciantes, las economías regionales resultaron destruidos.
Consecuentemente, el aumento de la desocupación, la subocupación, el
corrimiento de trabajadores hacia la consolidación del sector informal,
determinaron un brutal deterioro de los niveles de ingresos de la
población. Así, la pobreza y la marginalidad en amplios sectores de la
población creció a niveles inéditos.
La fuerza de trabajo conceptualizada por Marx como la "mercancía
maravillosa", por ser la única capaz de crear valor, pasó a ser una
"mercancía descartable".
La magnitud de los desequilibrios acumulados en el mercado laboral
determina que los escenarios de mediano y largo plazo más probables, se
encuentran entre la existencia de elevados niveles de desempleo abierto
o amplios sectores en situación de precariedad laboral y de ingreso. La
desocupación, la pobreza, la expulsión y la marginalidad, adquieren una
densidad y un peso no cuantificado por las encuestas ni por las
estadísticas oficiales.
Para construir un país para todos, hay que cambiar la realidad, y para
cambiarla, debemos cambiar la mentalidad, jerarquizando el valor del
trabajo que integra el concepto de la dignidad humana y de la
integración social.
La reflexión que debemos hacer en cada 1° de Mayo, reivindicando
aquella jornada histórica tiene tres aspectos fundamentales. El primero
es que nada se consigue sin la lucha. Todas las conquistas sociales que
vinieron después de aquella gran gesta que a fin del siglo XVIII fue la
revolución Francesa que permitieron a los ciudadanos acceder a los
derechos políticos, fueron logradas con luchas, sacrificio, y con
sangre derramada por los trabajadores.
El segundo aspecto que tenemos que rescatar es la organización. Sin
organización no hay ninguna posibilidad de conseguir ningún logro
perdurable. Por eso los trabajadores conscientes de esto se organizaron
a través de todos los tiempos, en asociaciones gremiales que fueron el
baluarte en donde se capacitaron, donde se organizaron y donde lucharon
por conseguir mejores condiciones laborales.
El tercer y último aspecto es el programa. Los trabajadores eran
conscientes de que a partir de su independencia debían coordinar muchas
veces sus acciones con los distintos sectores políticos. Fue el
Congreso de la Internacional Socialista de París, un año antes, en
1889, que planteó la necesidad de que un 1° de Mayo se coordinen todas
las acciones gremiales y se conmemore la lucha de los trabajadores en
todo el mundo. De ese Congreso de París, surgió esta iniciativa, que el
1° de Mayo de 1890 se echó a andar y, hasta hoy, se ha hecho
continuadamente, en épocas de apertura democrática y en épocas de
dictadura militar.
Nunca los trabajadores dejaron de conmemorar esta fecha como un día de
lucha, como un día para pensar como construir una sociedad distinta,
con igualdad de oportunidades y, como lo dijo Alfredo Palacios "con
justicia social".
Por las razones expuestas es que solicito al señor presidente, la
aprobación del presente proyecto.
Rubén Giustiniani.-
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-1167/04)
PROYECTO DE RESOLUCION
El Senado de la Nación
RESUELVE
Adherir a la Conmemoración del Día Internacional del Trabajador el 1º
de Mayo. Asimismo, rendir homenaje a todos aquellos que lucharon por la
defensa de sus derechos, la libertad, la justicia y la democracia.
Rubén Giustiniani.-
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El 7 de octubre de 1884, durante su cuarto Congreso una pequeña
organización gremial aprobó una moción presentada por Gabriel Edmonston
por la que se resolvía que " la duración legal de la jornada de trabajo
desde el 1 de mayo de 1886 será de ocho horas" y recomendaba a las
organizaciones sindicales que trataran de hacer promulgar leyes de
acuerdo con esta resolución.
El 1 de mayo de 1886 no menos de 190.000 trabajadores hicieron huelga
en los Estados Unidos por una jornada más corta, en tanto que otros
150.000 obtenían satisfacción a sus demandas en ese sentido con la
simple amenaza de paro. A fines de ese mismo mes sectores patronales
accedieron en acordar esa jornada legal a otros 50.000 obreros y antes
de que terminara el año, un total de 250.000 trabajadores gozaría de
esa conquista. En algunos lugares hubo represión policial y en
Milwaukee, nueve muertos.
Las luchas se sucedieron hasta que el Congreso de la Internacional
Socialista, reunido en París el 14 de julio de 1889, resolvió, que "se
organizara una gran manifestación internacional con fecha fija de
manera que, en todos los países y ciudades a la vez, el mismo día
convenido, los trabajadores intimen a los poderes públicos a reducir
legalmente a ocho horas la jornada de trabajo. Visto que una
manifestación semejante ya había sido decidida por la Federación del
Trabajo Norteamericana (A.F.L.) para el 1° de mayo de 1890, en su
congreso de 1888 en Saint Louis, se adopta esa fecha para la
manifestación internacional.
Han pasado más de 100 años desde aquellos días y hoy más que nunca
resulta necesario revalorizar el sentido histórico de la lucha de
aquellos hombres. Si analizamos la situación actual, encontramos que
las transformaciones económicas y sociales que fueron la impronta de
los años ochenta y noventa en nuestro país, han tenido un devastador
impacto en la vida de la familia de los argentinos.
La nueva cartografía social Argentina, revela una creciente
polarización entre los "ganadores" y "perdedores" del modelo económico,
imagen que contribuyó a echar por tierra el poderoso mito integrador
del progreso indefinido, estrechamente asociado a la idea histórica de
una clase media fuerte y culturalmente homogénea, única en América
Latina, y a la idea de la movilidad social ascendente. En términos
sociales, el resultado de este proceso de mutación estructural muestra
una alta concentración de la riqueza y de las oportunidades de vida en
los sectores altos; una fractura cada vez mayor en el interior de las
clases medias; un notorio empobrecimiento de las clases trabajadoras y,
por último, un superlativo incremento de los excluidos.
Las sucesivas flexibilizaciones terminaron con el trabajo estable. La
inestabilidad se convirtió en la regla que rige el mercado de trabajo.
Se incorporaron las diversas modalidades de empleo temporario y
contratos precarios, se redujeron los aportes patronales y la seguridad
social, y modificaron las normas sobre accidentes y enfermedades
laborales.
La pequeña y mediana empresa de la ciudad y del campo, los pequeños
comerciantes, las economías regionales resultaron destruidos.
Consecuentemente, el aumento de la desocupación, la subocupación, el
corrimiento de trabajadores hacia la consolidación del sector informal,
determinaron un brutal deterioro de los niveles de ingresos de la
población. Así, la pobreza y la marginalidad en amplios sectores de la
población creció a niveles inéditos.
La fuerza de trabajo conceptualizada por Marx como la "mercancía
maravillosa", por ser la única capaz de crear valor, pasó a ser una
"mercancía descartable".
La magnitud de los desequilibrios acumulados en el mercado laboral
determina que los escenarios de mediano y largo plazo más probables, se
encuentran entre la existencia de elevados niveles de desempleo abierto
o amplios sectores en situación de precariedad laboral y de ingreso. La
desocupación, la pobreza, la expulsión y la marginalidad, adquieren una
densidad y un peso no cuantificado por las encuestas ni por las
estadísticas oficiales.
Para construir un país para todos, hay que cambiar la realidad, y para
cambiarla, debemos cambiar la mentalidad, jerarquizando el valor del
trabajo que integra el concepto de la dignidad humana y de la
integración social.
La reflexión que debemos hacer en cada 1° de Mayo, reivindicando
aquella jornada histórica tiene tres aspectos fundamentales. El primero
es que nada se consigue sin la lucha. Todas las conquistas sociales que
vinieron después de aquella gran gesta que a fin del siglo XVIII fue la
revolución Francesa que permitieron a los ciudadanos acceder a los
derechos políticos, fueron logradas con luchas, sacrificio, y con
sangre derramada por los trabajadores.
El segundo aspecto que tenemos que rescatar es la organización. Sin
organización no hay ninguna posibilidad de conseguir ningún logro
perdurable. Por eso los trabajadores conscientes de esto se organizaron
a través de todos los tiempos, en asociaciones gremiales que fueron el
baluarte en donde se capacitaron, donde se organizaron y donde lucharon
por conseguir mejores condiciones laborales.
El tercer y último aspecto es el programa. Los trabajadores eran
conscientes de que a partir de su independencia debían coordinar muchas
veces sus acciones con los distintos sectores políticos. Fue el
Congreso de la Internacional Socialista de París, un año antes, en
1889, que planteó la necesidad de que un 1° de Mayo se coordinen todas
las acciones gremiales y se conmemore la lucha de los trabajadores en
todo el mundo. De ese Congreso de París, surgió esta iniciativa, que el
1° de Mayo de 1890 se echó a andar y, hasta hoy, se ha hecho
continuadamente, en épocas de apertura democrática y en épocas de
dictadura militar.
Nunca los trabajadores dejaron de conmemorar esta fecha como un día de
lucha, como un día para pensar como construir una sociedad distinta,
con igualdad de oportunidades y, como lo dijo Alfredo Palacios "con
justicia social".
Por las razones expuestas es que solicito al señor presidente, la
aprobación del presente proyecto.
Rubén Giustiniani.-