04 de diciembre de 2009

"EL DESAFÍO DE LA POLÍTICA ES RECUPERAR MAYOR DIGNIDAD"

En reportaje con Parlamentario.com, el Senador Nacional formoseño radical Luis Naidenoff cuestiona con dureza la reforma política sancionada por el oficialismo. Considera que la norma fue impuesta por el Gobierno ya que no contempla varias demandas de los partidos de la oposición.

"El desafío de la política es recuperar mayor dignidad"

El Senador Nacional formoseño radical Luis Naidenoff cuestiona con dureza la reforma política sancionada por el oficialismo. Considera que la norma fue impuesta por el Gobierno ya que no contempla varias demandas de los partidos de la oposición.

El Legislador es autor de un proyecto que prevé presupuestos mínimos para una reforma política y electoral de alcance nacional. Exhorta a la dirigencia política y, especialmente, a los gobernadores para consensuar un nuevo acuerdo que posibilite cambiar "verdaderamente" el sistema electoral. Pide que se elimine la Ley de Lemas y la reelección indefinida que todavía persisten en dos provincias: Formosa y Santa Cruz.

El joven Senador ejercerá ahora la vicepresidencia del bloque.Tiene un perfil que trasciende los muros del Parlamento y en esta nueva etapa de la UCR su rol seguramente será significativo. A continuación los tramos más importantes del diálogo con Parlamentario.

- ¿Cuáles son las observaciones que le hace usted a la reforma electoral y no política aprobada por el kirchnerismo?

- Primera gran observación... Efectivamente, esto no es una reforma política, esto es una reforma electoral y es una reforma que deja mucho que desear, porque estamos modificando cuestiones trascendentales que tienen que ver con la propia vida de los partidos políticos, porque reformamos la ley orgánica de los partidos políticos, la ley de financiamiento de los partidos políticos, el régimen electoral¿ Y es una reforma que en definitiva es impuesta por el Gobierno, y que ha merecido el rechazo unánime de todo el arco opositor de la Cámara de Diputados. Me parece que reformar la política es otra cosa: es atreverse a mucho más. Reformar la política es asumir que un país establezca reglas de juego con consensos, y que tengan que ver con la mejora de la calidad institucional. Este es un país que realmente no se maneja con política de Estado, un oficialismo que no se maneja con política de Estado, sino impuesto por la propia coyuntura.

- ¿A su criterio cómo sería una reforma política?

- Podemos compartir la filosofía del proyecto convertido en ley, esto es, la necesidad de avanzar en una democracia que torne potente y competitivos a los partidos políticos, terminar con muchos sellos, fundamentalmente con un sistema de elecciones internas primarias abiertas y obligatorias; pero una verdadera reforma política es la que te puede permitir incluir una cláusula con valores y principios republicanos. Nosotros no podemos hablar de una reforma política y dejar de lado el tratamiento para erradicar institutos perversos como es la reelección indefinida o la Ley de Lemas de muchas provincias. Porque reformar la política merece eso: reformar la política, toda, en sentido integral. Y hoy andamos en las provincias, o en muchos municipios del país, con esta especie de monarcas electivos que están abulonados a las bancas o a las sillas, prácticamente a perpetuidad. Entonces, en la medida que sostengamos esto y que son normas que van a contrapelo de lo que dispone el artículo 5 de la Constitución Nacional, me parece que nosotros nos quedamos atrás. Reformar la política es terminar con el estatuto que le decía, de la Ley de Lemas¿ Me dirá, bueno, pero las provincias son autónomas para fijar sus sistemas o su sistema electoral...

- Usted está hablando del caso específico de Formosa, su provincia.

- Yo estoy hablando del caso de Formosa, de Santa Cruz -con reelecciones indefinidas- estoy hablando de Misiones, con la ley de Lemas. No solamente la provincia de Formosa¿ Estoy hablando que siempre decíamos, y fundamentalmente el propio Poder Ejecutivo a través de la Presidenta, que se necesita reformar la política para lograr mejor calidad institucional en la Argentina. Y reformar la política es abordar estos temas trascendentes y acá no lo hemos hecho. Esta es una ley producto de la coyuntura, producto del apuro, del atropello de quien, en su afán de poder, ha construído un proyecto con el sólo propósito de tratar de garantizar supuestamente un manejo del aparato y de la participación de ciertos sectores sociales para lograr el acompañamiento de la gente. Pero nos quedamos a mitad de camino. Porque nosotros hubiéramos avanzado en un federalismo de concertación. En un gran acuerdo para discutir en comisión, porqué es necesario establecer estos valores y principios republicanos. Nosotros tendríamos que haber terminado con las candidaturas testimoniales, y la ley no la aborda. No puede ser que ante el rechazo social que provocaron las candidaturas testimoniales, no se tuviera en cuenta.

- Está también la polémica sobre las bancas¿

- El tema de las bancas, que en realidad deberían pertenecer a los partidos políticos, porque los partidos -lo reconoce la propia Constitución- son organizaciones fundamentales, instituciones fundamentales en la vida de nuestro país. Y se accede a un espacio en función de un partido. Y hoy vemos como se anda por la vida como libres pensadores, algunos creen que las bancas son de las personas, cuando son de los propios partidos.

- ¿Cómo se explica que desde la UCR critiquen esta ley, mientras que los partidos chicos sostienen que esta norma lo que hace es reflotar el bipartidismo?

- Porque esto demuestra que nosotros pretendíamos otra cosa. Nosotros queríamos abordar una reforma política integral, una reforma para todos los tiempos, una reforma que otorgue previsibilidad, competitividad a los partidos políticos, plena participación ciudadana, pero fundamentalmente una reforma que no desvirtúe el sufragio. Una reforma en la que, por ejemplo, se establezca un sistema de primarias abiertas, obligatorias y simultáneas, pero que el afiliado a un partido elija los candidatos del partido y no como ahora que se puede dar que los oficialismos de muchas provincias pueden darse el lujo o el manejo del aparato de elegir a quien les conviene. Una reforma integral implica que el afiliado a un partido vote a su partido y los ciudadanos independientes votan entre todas las opciones. Pero en este caso van a concurrir a votar afiliados de diferentes partidos a una misma elección. Entonces, yo creo que acá hay aspectos de la ley que dejan mucho que desear y que, justamente, no tuvo una discusión amplia porque no hubo debate, no hubo discusión. Porque hubo imposición.

- ¿Está de acuerdo con el piso electoral? Porque ha sido muy criticado también.

- No, a ver¿ El piso electoral, el porcentaje de 1,5% en las elecciones primarias para participar en una elección general, me parece que está bien. Yo creo que reformar la política es otra cosa y acá no estamos reformando la política. Acá estamos avanzando en una reforma electoral parcializada. Reformar la política es animarse o atreverse a más. En la medida que nosotros no logremos generar estos grandes cambios que nos hacen falta, porque sino tenemos electores de primera y electores de segunda en este país

- En algunas provincias funcionan la Ley de Lemas, ¿cómo se hace para reformar eso desde el Congreso Nacional?

- En primer lugar, a través de acuerdos que posibiliten entre la Nación y las provincias discutir una cláusula que establezca principios republicanos para terminar con institutos que distorsionen la voluntad electoral. Es decir, terminar con reelecciones indefinidas y con la propia Ley de Lemas. A través del federalismo de concertación, que es un instituto que está reconocido inclusive por la propia Corte Suprema y que ha posibilitado al país avanzar en función de acuerdos, de pactos, y ese federalismo de concertación es el que nos ha posibilitado contar con determinadas leyes que tienen que ver desde la propia ley de este federalismo en el marco de mecanismo de concertación o redistribución de recursos y este es el federalismo que nosotros queríamos imponer en esta reforma, discutiendo estas cosas. Es decir, nada impide que las provincias, en función de sus representantes naturales, logren un acuerdo político para reformar la política, como se logró a través de grandes acuerdos. Con el acuerdo de Olivos se generó la reforma del 94, que fue producto no solamente del acuerdo de fuerzas políticas, sino que convergieron en la Constituyente del 94 y generó una Constitución progresista, con institutos absolutamente modernos, como por ejemplo el reconocimiento de la preexistencia étnica y cultural de los pueblos originarios, el reconocimiento de esta Ciudad como autónoma, la elección del jefe de Gobierno por vía directa, el institución del jefe de Gabinete de Ministros, la Defensoría del Pueblo con rango constitucional, la protección de los usuarios y consumidores a través del artículo 42 de la Constitución, el habeas corpus, el habeas data. Eso es reformar la política, es avanzar mucho más, es solucionar los aspectos de la gente.

- Parece que el acuerdo político es visto como pacto o negociado oscuro¿

- Pero no es así, porque acordar políticas públicas es acordar políticas en beneficio de la gente. Desde la izquierda, la centroizquierda, sectores del centro y del PJ disidente, han rechazando esta reforma. ¿Por qué? Porque es una reforma producto de la imposición, porque no se han aceptado modificaciones sustanciales que fueron propuestas por la propia oposición. Me parece a mí que la reforma que pretendíamos, y por eso acudimos al diálogo, a la convocatoria del diálogo, del propio Gobierno que terminó en una simple foto, allá por la 9 de Julio, en la celebración del 9 de Julio en Tucumán cuando la Presidenta convoca al diálogo, justamente era para abordar una reforma política, era con el acompañamiento de las fuerzas políticas, para mejorar la política. Y fue una simple foto que le sirvió al Gobierno para llevarse puestas todas las instituciones.

- Además del acuerdo que sugiere entre las provincias para reformar sus leyes internas, ¿está también la Coparticipación Federal?

- Me parece a mí que acá hay que lograr un proceso que garantice el recupero de la dignidad de la política. Hoy estamos ante un Gobierno unitario fiscal muy marcado, con un señor que está sentado en Olivos y gobierna la caja, disciplina gobernadores e intendentes; pero si alguien disciplina es porque alguien se deja disciplinar. Entonces, me parece a mí, que cada uno tiene que asumir su rol. Y creo que sí es necesario avanzar en una nueva ley de Coparticipación, o en un acuerdo fiscal que garantice equilibrio y equidad con el Gobierno central que se queda con recursos que en realidad le pertenecen a las provincias. Lo que está haciendo falta es que los gobernadores se pongan los pantalones largos. Y no solamente los gobernadores, sino quienes representan a las provincias. Me parece que el desafío de la política es eso, recuperar mayor dignidad.

- ¿Para gran parte de la sociedad la reforma pasó desapercibida?

- Porque faltó discusión pública, porque la reforma electoral fue una discusión de partidos y en el ámbito legislativo. Fue una discusión cerrada. No pasamos por un proceso de audiencias públicas para escuchar a los jueces de la Cámara Nacional Electoral, no escuchamos a las organizaciones no gubernamentales, ni a los partidos chicos. No se ha escuchado a los presidentes de los partidos políticos para ver qué piensan en relación de este tipo de reforma. No hemos escuchado a las experiencias de las provincias, por ejemplo, Ley de Lemas donde el cuarto oscuro convergen a veces 80 boletas. ¿Cómo hace el elector para sufragar?