Número de Expediente 3755/07

Origen Tipo Extracto
3755/07 Senado De La Nación Proyecto De Declaración VERANI : PROYECTO DE DECLARACION DECLARANDO DE INTERES PARLAMENTARIO LOS FESTEJOS DEL CENTENARIO DE LA INAUGURACION DEL TEATRO MAIPO , EL 7 DE MAYO .
Listado de Autores
Verani , Pablo

Fechas en Dir. Mesa de Entradas

MESA DE ENTRADAS DADO CUENTA Nº DE D.A.E.
14-02-2008 27-02-2008 166/2007 Tipo: NORMAL

Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones

DIR. GRAL. de COMISIONES INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS
19-02-2008 SIN FECHA

Giros del Expediente a Comisiones

COMISIÓN FECHA DE INGRESO FECHA DE EGRESO
DE EDUCACIÓN Y CULTURA
ORDEN DE GIRO: 1
13-03-2008 28-02-2009

ORDEN DE GIRO: 1
19-02-2008 12-03-2008

EL EXPEDIENTE CADUCO EL 28-02-2009

ENVIADO AL ARCHIVO : 09-11-2009

En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones

(S-3755/07)

PROYECTO DE DECLARACIÓN

El Senado de la Nación

DECLARA:

De interés parlamentario los festejos que se llevarán a cabo el 7 de mayo de 2008 en de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con motivo de celebrarse el primer centenario de la inauguración del Teatro Maipo.

Pablo Verani.

FUNDAMENTOS
Señor presidente:


El Teatro Maipo es sinónimo de luces y de alegría. La tradicional sala le dio claridad a la no menos mítica esquina de Buenos Aires de Corrientes y Esmeralda, y es testigo del recorrido del siglo XX desde varios puntos de vista: el de la música, el de la política, el de las canciones, el de las ¿audacias¿ y el de la belleza encarnada en la mujer.

El Maipo es una muestra del claroscuro porteño ¿el furor jubiloso e instantáneo y la melancolía agazapada y omnipresente¿ y es la más elocuente manifestación de un tiempo del decir y del sentir popular que se niega a desparecer: el de ayer, como espacio para la clásica revista porteña y para el monólogo afilado; el de hoy, como sitio para que ganen lugar otros géneros teatrales. Lo cierto es que el Maipo no muere nunca, como no muere el deseo y la pasión con los que el público aclama a las estrellas que pasan por su escenario.

La historia del Maipo es larga y su destino teatral ha estado y sigue estando ligado siempre al mismo predio original en el que fue edificado. Se dice que ya en épocas de la Colonia había allí ¿en lo que actualmente es Esmeralda 445¿ un espacio para representaciones teatrales.

Desde mayo de 1908 ocupó ese sitio el Teatro Scala, que nació para competir con el Royal Theatre situado a la vuelta, en Corrientes 835. El Scala fue lujoso y caro. Se hablaba y se cantaba en francés y en los cuadros destellaban mujeres de gran belleza, de rostros desconocidos para los asiduos espectadores a un género que aún no podría denominarse revisteril.
En octubre de 1915, casi sin transformaciones edilicias, el Scala pasó a llamarse Esmeralda, como la calle donde está emplazado. El nuevo propietario decidió contratar al grupo francés de Charles Lebrey y procurar una concurrencia más familiar, con lo cual desapareció el tradicional coro de piernas a la vista.

El cine, que crecía aceleradamente por aquellos años, en éste como en los otros teatros de la ciudad alternaba con los números musicales y con las representaciones teatrales. Cuenta el recuerdo que el dúo Carlos Gardel-José Razzano, por un lado, y la española Gloria Guzmán, por otro, hicieron furor entre los concurrentes. El color porteño fue ganando espacio en el escenario del futuro Maipo y allí Gardel estrenó el tango ¿Lita¿, que con los años se denominó ¿Mi noche triste¿.

El 14 de agosto de 1922 el teatro pasó a llamarse Maipo, como hasta hoy.

El 21 de noviembre de 1928 se produjo el primero de los dos grandes incendios que afectaron al Teatro Maipo. Ardieron el escenario y los camarines, pero se salvó la sala gracias a la acción del bombero de turno, que arrojó el telón metálico. No hubo víctimas fatales y al espectáculo del fuego le siguió otro, en las terrazas aledañas sobre la calle Esmeralda y en la puerta del vecino cine-teatro Real: la habitual multitud que circulaba por Esmeralda y Corrientes corrió hacia el edificio en llamas y pudo ver chicas casi ¿en cueros¿ y figuras populares vestidas con levitas y perramus.

Sólo cinco meses después la compañía pudo retornar a su escenario natural. Entre tanto, durante las reparaciones del Maipo el elenco brindó sus funciones en la sala del Porteño y aprovechó para hacer su habitual visita a Montevideo.

El 27 de abril de 1929 el Maipo reanudó sus actividades con todas sus galas. El frente, el vestíbulo y la sala habían sido remodelados a nuevo. El estilo arquitectónico y decorativo daba respuesta a la difusión de la modernidad en una Argentina que se franqueaba a la novedad europea, abiertamente encontrada con el neoclasicismo que mostraban ufanos los teatros y los cines de avanzada.

Bien se dice que todos los teatros tienen su fantasma. Innumerables anécdotas, transmitidas de generación en generación, dan cuenta de esas historias llenas de misterio y de terror algunas veces y otras, las más, de diversión y de picardía, pero siempre provocadas por esas leves criaturas empeñadas en permanecer en los teatros, agitando sorpresivamente las bambalinas, susurrando y mascullando por los palcos ó moviendo cosas de lugar en los camarines, aún después de haber dejado el mundo de los vivos. El Maipo no iba a ser menos. Y cuenta en su haber no ya con uno, sino con dos fantasmas propios que a través de los años vienen haciendo travesuras.


El 6 de septiembre de 1943, el teatro sufrió el segundo incendio, que obligó a cerrar sus puertas por más de dos meses.
En diciembre del mismo año se lo publicitaba como el "único teatro con refrigeración" y se estrenaba una revista con el intencionado título de "Para frescura, la nuestra". Para ese entonces, ya Luis César Amadori era el dueño de la sala y bajo su dirección comenzó la etapa más brillante del Maipo.

Recuperar en estas líneas todos los nombres que contribuyeron a su fulgor es prácticamente imposible, pues seguramente se pecaría por omisión. Pero basta decir que Tita Merello, Adolfo Stray, Nélida Roca y Niní Marshall son parte de una nómina impresionante, que culmina en la década del setenta con los nombres de Nélida Lobato, Tato Bores, Carlos Perciavalle, Moria Casán y Antonio Gasalla.

El resto, hasta hoy, es historia conocida.

Actualmente, se encuentra en plena tarea de investigación y de redacción el libro de los 100 años del Teatro Maipo, próximo a editarse. La recorrida incluirá un viaje por los distintos géneros teatrales, revelará historias, detalles y anécdotas poco conocidas o jamás contadas que sucedieron sobre y fuera de su mágico escenario, nos hará conocer noticias sobre los primeros espectáculos, casi circenses, y nos mostrará las manifestaciones más representativas de la revista porteña y de otros géneros que supo albergar el mítico Maipo.

El próximo 7 de mayo el teatro Maipo cumplirá cien años y no sólo la sala presentará cambios importantes, sino que además un espectáculo creado por Claudio Segovia buscará posibilitar a los espectadores ingresar en ese mundo glamoroso que siempre caracterizó a este espacio, durante años uno de los bastiones fundamentales de la revista.

Lino Patalano, dueño de la sala junto a Julio Bocca, y también director artístico, no para de programar actividades para celebrar el centenario del Maipo

Como dato de color podemos adelantar que a la araña central, denominada ¿Las Nélidas¿ en homenaje a Nélida Roca y a Nélida Lobato, se agregan ahora cuatro más, cuyos nombres son ¿Niní¿ (por Niní Marshall), ¿Tita¿ (por Tita Merello), ¿Sofía¿ (por Sofía Bozán) y ¿Lola¿ (en honor a Lola Membrives, quien estrenó en el Maipo la obra Bodas de sangre).

El Maipo es referencia ineludible del último siglo de cultura y de historia popular argentina. Por eso los festejos vinculados a su centenario me impulsan a presentar el presente proyecto de declaración y a solicitar a los señores senadores su aprobación.

Pablo Verani.