Número de Expediente 3267/05
| N° | Origen | Tipo | Extracto |
|---|---|---|---|
| 3267/05 | Senado De La Nación | Proyecto De Comunicación | MASSONI : PROYECTO DE COMUNICACION SOLICITANDO INFORMES SOBRE EL IMPACTO DEL MONOCULTIVO DE SOJA EN TERRITORIO NACIONAL .- |
| Listado de Autores |
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Massoni
, Norberto
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Fechas en Dir. Mesa de Entradas
| MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
|---|---|---|
| 03-10-2005 | 02-11-2005 | 160/2005 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
| DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
|---|---|
| 06-10-2005 | 14-11-2005 |
Giros del Expediente a Comisiones
| COMISIÓN | FECHA DE INGRESO | FECHA DE EGRESO |
|---|---|---|
| DE AGRICULTURA, GANADERÍA Y PESCA
ORDEN DE GIRO: 1 |
07-10-2005 | 14-11-2005 |
ENVIADO AL ARCHIVO : 12-12-2005
Resoluciones
| SENADO |
|---|
| FECHA DE SANCION: 01-12-2005 |
| SANCION: Com.Art106 |
| COMENTARIO: |
| NOTA:DESPACHO 438/05 |
PRESIDENCIA/OFICIALES VARIOS
| ORIGEN | TIPO | NUMERO | FECHA | AR |
|---|---|---|---|---|
| PE | RP | 920/06 | 27-02-2007 |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-3267/05)
PROYECTO DE COMUNICACION
El Senado de la Nación,
Se dirige al Poder Ejecutivo nacional a fin de solicitarle que, por medio de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación y/o el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, remita un pormenorizado informe sobre los estudios realizados y las medidas que se prevé implementar, en relación con el impacto derivado de la implementación sistemática del monocultivo de soja en territorio nacional, en particular respecto de los siguientes puntos:
- Consecuencias derivadas del monocultivo de la especie modificada genéticamente.
- Impacto ambiental producido por la aplicación sistemática de herbicidas, en particular el denominado Round up.
- Consecuencias sociales y económicas producidas por la aplicación del sistema.
- Trastornos de salud derivados de su implementación en planes alimentarios.
- Medidas a implementar para la recuperación del suelo.
Norberto Massoni.-
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Es de público conocimiento que durante la última década en la Argentina se han sembrado, año tras año, bastante más de una decena de millones de hectáreas de soja, transgénica en más de un 95%, habiendo serias dificultades para saber si la común sigue existiendo.
De tal forma que en aras de la convertibilidad, las privatizaciones, la desindustrialización forzosa, la devastación de la nación aplicada desde 1976, pero en particular en el largo ciclo de 1989 a 2001, la nación argentina ha mutado de ser el granero del mundo, para transformarse en una republiqueta sojera, productora de forrajes, para que otros países con políticas de desarrollo en serio, críen su ganado y no tengan que importarlo de países como el nuestro.
La propagación de la soja no vino sola; junto con su explosión desde 1994 hasta nuestros días, su avance vino acompañado de la destrucción de otras producciones de alimentos, como el tambo, la ganadería, la apicultura, montes frutales, cultivos de sorgo, batata, arveja, lenteja y los cinturones verdes hortícolas productores de frutas y verduras, expulsados de la producción por el doble proceso de la imposibilidad de competir económicamente con una soja subsidiada por todo el modelo económico y por las fumigaciones aéreas de herbicida y plaguicidas que destruyen los cultivos de los pequeños productores. Como producto de esta situación la Argentina ya no produce alimentos, sino mayoritariamente forrajes de exportación, 'commodities' que generan divisas para pagar deuda externa.
Se llega a extremos claramente irracionales desde el punto de vista agronómico, como es el caso de desmontar montes frutales, forestales, incluso áreas de recreo para sembrar soja transgénica.
La diversidad de la producción agrícola argentina que la hiciera merecedora del calificativo de granero del mundo está mutando por obra y gracia de la política de las relaciones carnales, y del neoliberalismo, hacia el monocultivo de soja transgénica de uso forrajero. Durante el largo ciclo de la rotación agrícola ganadera que caracterizaba nuestra producción, la Argentina producía la mas variada cantidad de alimentos en el orden nacional así como fuertes producciones regionales u hortícolas que la autoabastecían prácticamente de todo tipo de alimentos. Éramos soberanos desde el punto de vista de la producción de alimentos en tanto y en cuanto producíamos todo o casi todo lo que nuestro ecosistema agrícola (el tercero mejor dotado del planeta) podía producir, pero también éramos soberanos porque nuestros chacareros eran dueños de la simiente para sembrar de un año a otro tal cual lo han hecho históricamente los campesinos, es decir el productor guardaba una parte de la semilla para la siembra de la temporada siguiente. Ahora la semilla es propiedad del semillero multinacional que lo tiene patentado y exige que se lo compre año a año, destruyendo la soberanía nacional sobre la producción de alimentos.
Y este no es un hecho menor, a partir de la política de 1991 de desrregulación llevada adelante por Domingo Cavallo, el INTA que había desarrollado una correcta política de variedades y cultivares agrícolas durante décadas para las distintas áreas de cultivo argentinos, se vio obligado a entregar su colección de germoplasma a los semilleros multinacionales que se apropiaron desde entonces de los secretos de la producción nacional
Esta política desarrollada por la autoridad de agricultura de entonces -el Ing. Felipe Solá- destruyó la soberanía alimentaria argentina iniciando un proceso que está llegando a su cúspide transformando a nuestro país en una colonia desde el punto de vista alimentario.
Este proceso fue privando a los agricultores de semillas de germoplasma nacional estabilizados por las condiciones ecológicas de nuestras regiones, llegándose al extremo actual donde han desaparecido cultivares y variedades de trigo pan, trigo candeal, maíz, arveja, lenteja, tomate, sorgo, lino, girasol, papa, batata, etc., sembradas durante décadas y desarrolladas en el país por el INTA o la Secretaría de Agricultura en otros tiempos, transformando al antiguo granero del mundo en lo que es hoy.
Si bien la soja tradicional (no transgénica) venía expandiéndose en forma continuada desde mediados de los sesenta, es a partir de 1994 con la autorización por parte de la autoridad agropecuaria (Cavallo-Solá) del cultivo de la Soja RR (soja transgénica con agregado de genes para Resistencia al herbicida Round-up), que el cultivo de soja crece exponencialmente llegando a ocupar más de la mitad de la producción total de 'granos' argentinos.
Inicialmente la multinacional Monsanto (la empresa norteamericana que desarrollara el 2-4-5-T, el famoso Agente Naranja, durante la guerra de Viet Nam -un poderoso arboricida) permitía la libre reproducción de semilla de soja transgénica a los productores de un año para otro, pues parecía que su negocio era la venta del herbicida Round-up, imprescindible para el sistema de siembra de la misma. Sin embargo en una clara maniobra monopólica cuando el cultivo estuvo lo suficientemente extendido, la desaparición de las semillas de los cultivos de reemplazo avanzada y la dependencia del productor era total, Monsanto patentó la soja RR obligando a los productores a comprar semilla año tras año. Una reciente resolución de la Secretaría de Agricultura, del actual gobierno, acaba de refrendar dicha obligación para los productores, impidiendo la libre reproducción y siembra de la soja RR y demás cultivos transgénicos.
Si bien la transgenia es un grave problema en sí, lo más grave del cultivo de la soja RR, es su sistema de cultivo y la poco conocida acción del monocultivo continuado de soja sobre la fertilidad y la estructura de los suelos donde se la cultiva.
El sistema de cultivo de la soja RR, el cual la hace 'tan rentable' en los términos de agricultura minera e inmediatista se basa en su resistencia al herbicida Round-up (Glifosato). Esto permite que la soja RR pueda crecer bajo las pulverizaciones de Round-up, de tal forma que esta soja es implantada mediante un sistema denominado siembra directa.
Es decir no se rotura el suelo, sino que sobre los rastrojos del cultivo anterior, previa aplicación de herbicida, se siembra soja RR, mediante un equipo de siembra de alta potencia apto para sembrar sin roturar. A posteriori se aplica Round-up más los plaguicidas necesarios en sucesivas aplicaciones mediante fumigaciones aéreas o con equipos especiales.
Cuando se iniciara este sistema de cultivo, sus defensores destacaban el no laboreo del suelo, el menor uso de agroquímicos y de costo de labores que implicaba como grandes beneficios.
Pasados ya más de diez años, la situación ha producido una desertificación biológica de los suelos argentinos y a vistas de la reciente inundación inusitada de la cuenca del Río Salado en Santa Fe, parecería que se está desarrollando un inmenso proceso de devastación, erosión y desertificación estructural de los suelos sometidos al sistema de siembra directa y cultivo de soja RR.
La no roturación del suelo, que pudo ser vista en un principio como una práctica benéfica, terminó -en el marco de este sistema y del ecosistema de los suelos que afecta- produciendo compactación, acumulación excesiva de residuos orgánicos que no pueden ser mineralizados, disminución de la temperatura del suelo (lo cual trae aparejado la disminución de la fijación de nitrógeno por la soja y por ende la necesidad de fertilizarla con Nitrógeno). También produce modificaciones en la microflora y microfauna del suelo (el uso continuo de herbicida destruye la vida bacteriana del suelo permitiendo la proliferación de hongos que modifican la química de la mineralización de la materia orgánica, destruyendo la fertilidad natural de nuestros suelos). La macrofauna del ecosistema de cultivo es brutalmente afectada por este sistema de contaminación química continua del suelo:
las gaviotas y otras aves desaparecen por la ausencia de roturación, lo mismo que las liebres por envenenamiento y ausencia de rastrojo verde, las perdices ponen huevos estériles, las lombrices (de fundamental acción benéfica para el suelo) son destruidas por el uso masivo de agroquímicos, habiéndose observado efectos dañinos hasta en ñandúes y siendo de público conocimiento la desaparición masiva de pájaros, cuises, mariposas y otros integrantes habituales del ecosistema en los lugares de aplicación masiva de este sistema de destrucción de los componentes del ecosistema y su transformación en un sustento inerte de una producción minera semiindustrial. Este sistema devasta la biodiversidad del ecosistema agrícola.
Pero el uso continuado de herbicidas e insecticidas, produce también la aparición de súper-malezas resistentes a dicho herbicida, lo cual obliga a aumentar las dosis del mismo y cuando esto ya no es posible, a utilizar otros herbicidas como 2-4-D, Atrazina, Paraquat, Diquat y otros productos, los cuales son mayoritariamente cancerígenos, altamente tóxicos y contaminantes del suelo y las napas de agua.
El sistema de producción en la Argentina está tan fuera de control que las pulverizaciones aéreas con estos productos de altísima peligrosidad -la mayoría de ellos prohibidos (o fuertemente restringidos) en sus países de origen- han destruido los cultivos hortícolas, los cinturones verdes que rodeaban ciudades y pueblos, las producciones apícolas, los montes frutales y forestales, produciendo pueblos fantasmas, la emigración masiva de pequeños productores a las villas de emergencia de las grandes ciudades y una inaudita concentración de la tierra.
El cultivo de la soja RR se difunde masivamente pues es susbsidiada de hecho por las políticas generadas desde el poder económico dominante. La alta tasa de rentabilidad bruta de la soja RR, está vinculada al altísimo precio del gas oil, desde que Repsol decidió no producirlo más en el país sino importarlo, lo cual encarece cualquier cultivo que pudiendo competir con la soja, no se realice por siembra directa. El alto costo de la maquinaria para hacer siembra directa obliga a trabajar en grandes extensiones obligando a la concentración de la tierra, ya fuera por venta, arriendo o abandono. Pero implicando siempre el desarrollo de un sistema de producción sin agricultores.
El otro elemento es el bajo costo relativo del Round-up en el mercado de herbicidas, teniendo en cuenta que el propio Monsanto realiza ventas en negro para abaratarlo y que ahora hay un Round up de origen chino más barato que el de Monsanto. Cabe señalar que en los EE.UU., lugar de origen de la soja RR, la misma ocupa solo el 40% de la producción de soja y que el estado regula su expansión mediante el precio del herbicida y de la semilla.
Asimismo, es dable considerar que la soja posee un alto contenido de fitoestrógenos (isoflavonas) que equivalen a consumir dos pastillas anticonceptivas por día, lo que está produciendo graves alteraciones en el desarrollo de la sexualidad de los jóvenes alimentados con 'soja solidaria' adelantando el inicio de la menstruación y la diferenciación sexual en las niñas y produciendo rasgos feminoides en los varones. Pudiendo afectar la capacidad reproductiva de la población en el futuro. La soja afecta gravemente el metabolismo del Calcio y la vitamina D, produciendo raquitismo en niños alimentados por ella, así como osteoporosis en adultos. También produce una grave deficiencia de Zinc.
En las poblaciones de Oriente de donde la soja es originaria, la misma no es consumida en forma directa, ni en forma frecuente, sino que es fermentada largo tiempo transformada en subproductos y consumida dos o tres veces al año.
Al mismo tiempo desde China se reporta que zonas que han estado sometidas al monocultivo de soja (no transgénica) han resultado afectadas por una desertificación casi irrecuperable.
Queda entonces el interrogante respecto de nuestro destino como nación soberana, pensado en el doble efecto de la desertificación creciente de nuestros suelos y en los efectos que sobre la salud reproductiva de la población puede producir la ingesta de soja.
Por lo expuesto, solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto.
Norberto Massoni.-



