22 de julio de 2005

CAMBIOS POLÍTICOS INEVITABLES

Artìculo escrito por el senador Jorge M. Capitanich y publicado en diario Clarìn

El agotamiento del sistema de partidos políticos en nuestro país no pudo ser resuelto ni con la ley de financiamiento ni la ley de internas abiertas y simultáneas.

 

La ruptura es mucho más profunda. Se da en torno a ideas, actitudes y valores, y también a una metodología de construcción de poder político.

 

El desafío histórico del presidente Kirchner es superar la permanente tensión entre gobernabilidad y calidad institucional. Para garantizarlas hace falta poder político y el poder político en democracia se logra de una sola manera: mediante el voto popular.

 

No hay posibilidad de volver al pasado. O se construye un nuevo sistema de partidos políticos con legitimación popular o se estigmatiza el proceso político de crisis para siempre. El Partido Justicialista quedará reducido a una expresión de base territorial, sin conducción nacional, sin autoridades, sin representatividad nacional y con dirigentes desprestigiados en el orden nacional.

 

El presidente Kirchner ha trazado un nuevo sendero que es el Frente para la Victoria, con alcance nacional. Este constituye un partido de centroizquierda, con capacidad de transformación de nuestra realidad y con capacidad para gobernar. Probablemente surjan en el escenario político otras expresiones partidarias que permitan sostener parámetros de alternancia hacia el futuro con nuevas bases fundacionales.

 

El resultado electoral del 23 de octubre será netamente favorable al Gobierno. Con una cifra aproximada al 40% de los votos, tendrá mayoría propia en ambas cámaras del Congreso y una coalición fuerte en lo territorial. La oposición tendrá que esforzarse para maximizar su expresión unitaria por una base más federal y extensa en lo territorial. Los pedazos de los partidos fragmentados servirán de soporte para nuevas realidades políticas, pero no hay que rasgarse las vestiduras porque los cambios son inevitables.

Queda una última etapa para el Presidente y consiste en modificar los feudos provinciales por sistemas de alternancias políticas con mayor cultura política y calidad institucional.

 

Pero esto se logra solamente con una lucha más frontal contra la pobreza y contra las asimetrías en la distribución espacial del ingreso para que no existe más clientelismo y sí mejores instituciones de la democracia.