Número de Expediente 32/03
N° | Origen | Tipo | Extracto |
---|---|---|---|
32/03 | Senado De La Nación | Proyecto De Declaración | MARTIN Y OTRAS : PROYECTO DE DECLARACION ADHIRIENDO AL DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER . |
Listado de Autores |
---|
Martin
, Floriana Nélida
|
Caparrós
, Mabel Luisa
|
Oviedo
, Mercedes Margarita
|
Fechas en Dir. Mesa de Entradas
MESA DE ENTRADAS | DADO CUENTA | Nº DE D.A.E. |
---|---|---|
04-03-2003 | 06-03-2003 | 3/2003 Tipo: NORMAL |
Fecha de Ingreso a Dir. Gral. de Comisiones
DIR. GRAL. de COMISIONES | INGRESO DEL DICTAMEN A LA MESA DE ENTRADAS |
---|---|
SIN FECHA | SIN FECHA |
ENVIADO AL ARCHIVO : 27-03-2003
Resoluciones
SENADO |
---|
FECHA DE SANCION: 06-03-2003 |
SANCION: APROBO |
COMENTARIO: SOBRE TABLAS |
NOTA:proyecto unificado con los S. 3572, 3604, 3605/02, 5, 42, 59, 68, 97 y 105/03.- |
En proceso de carga
Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-0032/03)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación
DECLARA
Su adhesión a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, momento
propicio para renovar los compromisos sustentados en nuestra Constitución
Nacional y en la Carta de las Naciones Unidas, sobre la igualdad irrestricta
de hombres y mujeres en todo el mundo.
Nélida Martín - Mercedes Margarita Oviedo - Mabel L. Caparrós.-
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:
El día 8 de marzo el mundo entero celebrará el Día Internacional de la
Mujer. Es un momento propicio para que hombres y mujeres de todas la
latitudes, reflexionemos sobre el rol de las mujeres en los procesos de
transformación, armonía social y mejoramiento de las condiciones de vida de
la población.
Para ello es necesario ejercitar la memoria y recorrer el camino que
culminó, en 1977 en el reconocimiento oficial por Naciones Unidas, de tan
significativo día.
Fue un 8 de marzo de 1908, cuando miles de operarias se lanzaron a la calles
de New York en reclamo de igualdad salarial, disminución de la jornada de
trabajo a diez horas y un tiempo de lactancia para sus hijos. Ese día
trágico, en una fábrica textil de dicha ciudad, mueren mas de un centenar
de operarias a causa de un incendio, del que no pudieron escapar ello en
razón de la actitud de los dueños de la empresa, los que cerraron las
puertas del edificio, para evitar que las empleadas se plegaran a la huelga.
Desde ese penoso episodio, muchas cosas se lograron, pero a pesar de las
conquistas alcanzadas en el último siglo, quedan todavía muchas sendas por
recorrer.
Sigue siendo doloroso, pensar en la situación por la que atraviesan millones
de mujeres, en todo el orbe. En nuestro país las cosas no han sido
distintas: un estudio reciente de la Universidad de Ciencias Empresariales y
Sociales, informa que las mujeres para acceder al mismo salario que el
hombre en los cargos de conducción, requiere cuatro años más de
capacitación.
Pero intentemos otras reflexiones. Si bien el siglo XX fue testigo del
desarrollo de grandes conflictos, al finalizar el milenio pensábamos que el
mundo se encaminaba hacia una etapa de paz y prosperidad. Sin embargo, las
noticias diarias nos dejan leer que una vez mas, estábamos equivocados, ya
que prosiguen los conflictos étnicos, raciales, religiosos y ahora
explícitamente, económicos. En este marco de fuerzas, de acciones y
reacciones, la violencia y la beligerancia se han instalado en la escena,
pincelando un mundo de dolor y desesperanza. Independiente del tamaño u
origen, cualquiera sea la causa, ninguna guerra es diferente; el resultado
final es letal en todos los casos, provoca víctimas ajenas al conflicto y
golpea con feroz dureza a todos aquellos que están indefensos o mal
preparados para poder defenderse solos. Las poblaciones civiles son el
blanco principal en estos conflictos y son las mujeres, las que terminan
haciéndose cargo de los resultados mas terribles de esas contiendas.
Las mujeres conocen como nadie, el precio que se paga como resultado de los
conflictos y por eso estimo que están mejor preparadas para resolver o
prevenir estas situaciones. La historia es el mejor testigo del accionar
de las mujeres. Siempre que la sociedad mostró un colapso, las mujeres
encontraron como asegurar la vida de todos los días, para que la vida misma
pudiera proseguir. Ejemplo mas que suficiente, es el de la mujer argentina,
que hoy se ha convertido en el sostén inconfundible e irremplazable de la
familia, incluidos los propios hombres.
En la Carta de las Naciones Unidas anidan dos principios sustanciales: "...
preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra..." y "
...la igualdad de derechos de hombres y mujeres...". Dos desafíos que
deberán tener respuesta al unísono o se fracasará en ambos. Decía Kofi
Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, "...Cuando se considera el
impacto y las implicaciones de la guerra y de la paz las mujeres piensan
primero en sus hijos y en el futuro de ellos, antes que en si mismas..."
Quiero traer a colación aquí la sabiduría de un proverbio árabe que dice "
...Cuando educas a un hombre, educas a una persona; cuando educas a una
mujer educas la familia, educas al pueblo...". Las mujeres están organizando
un nuevo mundo, organizan comités de ayuda a huérfanos, alfabetizan, curan,
crean ONGs, trabajan en misiones religiosas e integran contingentes de
Naciones Unidas, para el mantenimiento de la paz en todo el mundo. No es
casual que Naciones Unidas, incorpore cada vez mas mujeres para la
construcción de la paz mundial.
Es bien sabido que no es posible ninguna paz duradera sin desarrollo, y
que este no es posible, a menos que las mujeres se puedan integrar
plenamente a la sociedad, sin ningún tipo de discriminación ni exclusiones.
Esto significa algunas cosas : significa que deben removerse desde las
raíces, las barreras que impiden a las mujeres involucrarse de lleno en
todos los procesos de toma de decisiones; significa, también, profundizar
las políticas orientadas a la protección de la mujer y de su familia y
significa, además, asegurar a las mujeres el pleno goce de los derechos
humanos y políticos, en todos los rincones del planeta.
El transcurso de los tiempos nos muestra mujeres valiosas, las que en
distintas latitudes, se convirtieron en objeto de homenaje continuo por su
fe, su fortaleza y su lucha por una vida mejor, en un mundo donde las
familias que ellas fundan, son golpeadas por la discriminación, el
analfabetismo, el hambre y la injusticia. La historia del mundo está llena
de mujeres que se convirtieron en ejemplo, con su trabajo, su audacia, su
capacidad y también su vida, para que éste fuera diferente.
En ese marco de mujeres valiosas, muchas fueron argentinas, nacidas en
nuestras tierras de verdes y marrones, de hielos y torrentes, de flores y
espinas. Mujeres que batallan día a día por su país, mujeres que con
fortaleza encaran los problemas que a todos nos aquejan, mujeres del
silencio cotidiano empujando a sus hijos para un futuro mejor, mujeres que
lloran y ríen. Mujeres que son profundamente nuestras.
En esta historia de mujeres nuestras, valga recordar en este día a María
Teresa Fernández de Gaudino, quien fuera la primera mujer catedrática de
Argentina y de América Latina, sabedora como pocas de la discriminación para
acceder al puesto, por el solo hecho de ser mujer; Amalia Celia Figueredo
de Pietra, primera aviadora de la Argentina y de Sudamérica; a Cecilia
Grierson, primera médica de la Argentina, fundadora, entre otras cosas de la
primera escuela de Enfermería; a Petrona Rosende de Sierra, que aunque
uruguaya, es considerada la primera periodista argentina; a Alicia Moreau de
Justo, luchadora incansable por los derechos humanos y la reivindicación
del género femenino, una de las primeras mujeres que se integraron a la
lucha política en el país; a María Eva Duarte de Perón, la inolvidable
Evita, luchadora infatigable de los derechos de los que no tienen derechos.
Eva sabía de qué hablaba cuando luchaba por dar una vivienda digna al que
trabajaba, o peleaba para que se le reconociera el trabajo a quien lo
realizara; sabía que estaba haciendo, cuando un niño conocía el mar o tenia
un juguete; sabía lo que quería, cuando logró lo que por mas de 50 años
nadie pudo lograr: la sanción de la ley por la que la mujer argentina tuvo
derecho al voto, voto que ingresará en la urna por primera vez, desde su
lecho de muerte en las elecciones del 11 de noviembre de 1951.
Estoy convencida de que es posible la transformación de la sociedad en la
que vivimos con su realidad de pobreza, exclusión, marginalidad y violencia,
por otra de convivencia, con igualdad dentro de la diversidad, a través de
un compromiso honesto, en la búsqueda de la calidad democrática. Para ello
se torna imprescindible la participación y liderazgo de las mujeres,
batalladoras legítimas en alcanzar la vigencia plena de los derechos de
todas.
Es por lo expuesto y por mucho más que no se ha dicho, que solicito la
aprobación de este proyecto de Declaración, ya que de esa forma
responderemos a las exigencias que nos formula, la vida, la historia y
nuestra propia conciencia.
Nélida Martín - Mercedes Margarita Oviedo - Mabel L. Caparrós.-
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-0032/03)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación
DECLARA
Su adhesión a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, momento
propicio para renovar los compromisos sustentados en nuestra Constitución
Nacional y en la Carta de las Naciones Unidas, sobre la igualdad irrestricta
de hombres y mujeres en todo el mundo.
Nélida Martín - Mercedes Margarita Oviedo - Mabel L. Caparrós.-
FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:
El día 8 de marzo el mundo entero celebrará el Día Internacional de la
Mujer. Es un momento propicio para que hombres y mujeres de todas la
latitudes, reflexionemos sobre el rol de las mujeres en los procesos de
transformación, armonía social y mejoramiento de las condiciones de vida de
la población.
Para ello es necesario ejercitar la memoria y recorrer el camino que
culminó, en 1977 en el reconocimiento oficial por Naciones Unidas, de tan
significativo día.
Fue un 8 de marzo de 1908, cuando miles de operarias se lanzaron a la calles
de New York en reclamo de igualdad salarial, disminución de la jornada de
trabajo a diez horas y un tiempo de lactancia para sus hijos. Ese día
trágico, en una fábrica textil de dicha ciudad, mueren mas de un centenar
de operarias a causa de un incendio, del que no pudieron escapar ello en
razón de la actitud de los dueños de la empresa, los que cerraron las
puertas del edificio, para evitar que las empleadas se plegaran a la huelga.
Desde ese penoso episodio, muchas cosas se lograron, pero a pesar de las
conquistas alcanzadas en el último siglo, quedan todavía muchas sendas por
recorrer.
Sigue siendo doloroso, pensar en la situación por la que atraviesan millones
de mujeres, en todo el orbe. En nuestro país las cosas no han sido
distintas: un estudio reciente de la Universidad de Ciencias Empresariales y
Sociales, informa que las mujeres para acceder al mismo salario que el
hombre en los cargos de conducción, requiere cuatro años más de
capacitación.
Pero intentemos otras reflexiones. Si bien el siglo XX fue testigo del
desarrollo de grandes conflictos, al finalizar el milenio pensábamos que el
mundo se encaminaba hacia una etapa de paz y prosperidad. Sin embargo, las
noticias diarias nos dejan leer que una vez mas, estábamos equivocados, ya
que prosiguen los conflictos étnicos, raciales, religiosos y ahora
explícitamente, económicos. En este marco de fuerzas, de acciones y
reacciones, la violencia y la beligerancia se han instalado en la escena,
pincelando un mundo de dolor y desesperanza. Independiente del tamaño u
origen, cualquiera sea la causa, ninguna guerra es diferente; el resultado
final es letal en todos los casos, provoca víctimas ajenas al conflicto y
golpea con feroz dureza a todos aquellos que están indefensos o mal
preparados para poder defenderse solos. Las poblaciones civiles son el
blanco principal en estos conflictos y son las mujeres, las que terminan
haciéndose cargo de los resultados mas terribles de esas contiendas.
Las mujeres conocen como nadie, el precio que se paga como resultado de los
conflictos y por eso estimo que están mejor preparadas para resolver o
prevenir estas situaciones. La historia es el mejor testigo del accionar
de las mujeres. Siempre que la sociedad mostró un colapso, las mujeres
encontraron como asegurar la vida de todos los días, para que la vida misma
pudiera proseguir. Ejemplo mas que suficiente, es el de la mujer argentina,
que hoy se ha convertido en el sostén inconfundible e irremplazable de la
familia, incluidos los propios hombres.
En la Carta de las Naciones Unidas anidan dos principios sustanciales: "...
preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra..." y "
...la igualdad de derechos de hombres y mujeres...". Dos desafíos que
deberán tener respuesta al unísono o se fracasará en ambos. Decía Kofi
Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, "...Cuando se considera el
impacto y las implicaciones de la guerra y de la paz las mujeres piensan
primero en sus hijos y en el futuro de ellos, antes que en si mismas..."
Quiero traer a colación aquí la sabiduría de un proverbio árabe que dice "
...Cuando educas a un hombre, educas a una persona; cuando educas a una
mujer educas la familia, educas al pueblo...". Las mujeres están organizando
un nuevo mundo, organizan comités de ayuda a huérfanos, alfabetizan, curan,
crean ONGs, trabajan en misiones religiosas e integran contingentes de
Naciones Unidas, para el mantenimiento de la paz en todo el mundo. No es
casual que Naciones Unidas, incorpore cada vez mas mujeres para la
construcción de la paz mundial.
Es bien sabido que no es posible ninguna paz duradera sin desarrollo, y
que este no es posible, a menos que las mujeres se puedan integrar
plenamente a la sociedad, sin ningún tipo de discriminación ni exclusiones.
Esto significa algunas cosas : significa que deben removerse desde las
raíces, las barreras que impiden a las mujeres involucrarse de lleno en
todos los procesos de toma de decisiones; significa, también, profundizar
las políticas orientadas a la protección de la mujer y de su familia y
significa, además, asegurar a las mujeres el pleno goce de los derechos
humanos y políticos, en todos los rincones del planeta.
El transcurso de los tiempos nos muestra mujeres valiosas, las que en
distintas latitudes, se convirtieron en objeto de homenaje continuo por su
fe, su fortaleza y su lucha por una vida mejor, en un mundo donde las
familias que ellas fundan, son golpeadas por la discriminación, el
analfabetismo, el hambre y la injusticia. La historia del mundo está llena
de mujeres que se convirtieron en ejemplo, con su trabajo, su audacia, su
capacidad y también su vida, para que éste fuera diferente.
En ese marco de mujeres valiosas, muchas fueron argentinas, nacidas en
nuestras tierras de verdes y marrones, de hielos y torrentes, de flores y
espinas. Mujeres que batallan día a día por su país, mujeres que con
fortaleza encaran los problemas que a todos nos aquejan, mujeres del
silencio cotidiano empujando a sus hijos para un futuro mejor, mujeres que
lloran y ríen. Mujeres que son profundamente nuestras.
En esta historia de mujeres nuestras, valga recordar en este día a María
Teresa Fernández de Gaudino, quien fuera la primera mujer catedrática de
Argentina y de América Latina, sabedora como pocas de la discriminación para
acceder al puesto, por el solo hecho de ser mujer; Amalia Celia Figueredo
de Pietra, primera aviadora de la Argentina y de Sudamérica; a Cecilia
Grierson, primera médica de la Argentina, fundadora, entre otras cosas de la
primera escuela de Enfermería; a Petrona Rosende de Sierra, que aunque
uruguaya, es considerada la primera periodista argentina; a Alicia Moreau de
Justo, luchadora incansable por los derechos humanos y la reivindicación
del género femenino, una de las primeras mujeres que se integraron a la
lucha política en el país; a María Eva Duarte de Perón, la inolvidable
Evita, luchadora infatigable de los derechos de los que no tienen derechos.
Eva sabía de qué hablaba cuando luchaba por dar una vivienda digna al que
trabajaba, o peleaba para que se le reconociera el trabajo a quien lo
realizara; sabía que estaba haciendo, cuando un niño conocía el mar o tenia
un juguete; sabía lo que quería, cuando logró lo que por mas de 50 años
nadie pudo lograr: la sanción de la ley por la que la mujer argentina tuvo
derecho al voto, voto que ingresará en la urna por primera vez, desde su
lecho de muerte en las elecciones del 11 de noviembre de 1951.
Estoy convencida de que es posible la transformación de la sociedad en la
que vivimos con su realidad de pobreza, exclusión, marginalidad y violencia,
por otra de convivencia, con igualdad dentro de la diversidad, a través de
un compromiso honesto, en la búsqueda de la calidad democrática. Para ello
se torna imprescindible la participación y liderazgo de las mujeres,
batalladoras legítimas en alcanzar la vigencia plena de los derechos de
todas.
Es por lo expuesto y por mucho más que no se ha dicho, que solicito la
aprobación de este proyecto de Declaración, ya que de esa forma
responderemos a las exigencias que nos formula, la vida, la historia y
nuestra propia conciencia.
Nélida Martín - Mercedes Margarita Oviedo - Mabel L. Caparrós.-